El Mariscal D. Miguel de Alava a San Sebastián
Cuartel general de Lesaca, 6 de agosto de 1813
“Muy señores míos. Siento que la indisposición que padezco no me permita el escribir a V. S. con la extensión que deseaba, así sólo me limitaré a decirles recibí ayer el oficio que V. S. S. me remiten para el señor duque de Ciudad Rodrigo y la carta del Sr. Yun.
He creído conveniente no dar curso a dicha instancia: primero porque está fundada bajo un supuesto falso, pues que los ingleses no pueden haber tirado bombas respecto no tener mortero alguno y si han tirado alguna granada habrá sido meramente a la muralla y no haber podido causar daño alguno a la ciudad.
Así se ha practicado en badajoz y Ciudad Rodrigo y así se practica siempre por el Lord en cuantas plazas españolas y portuguesas ha sitiado hasta aquí *
*(nota al margen de otra letra “menos en San Sebastián que todo, todo (sic) lo vimos”)
y no hay razón alguna que haya podido hacer variar a S. E. de esta conducta tratándose de una ciudad tan benemérita como esa y cuyo mérito lo sabe también como yo.
El fuego que ha destruído las casas que se hallan frente a la Brecha fue puesto por los enemigos con el fin de defenderla como se acostumbra en tales casos, según lo exigen las reglas del arte en tales ocasiones; así que no puede imputarse a los ingleses este desgraciado acontecimiento.
En cuanto a la conducta que podrán observar las tropas en el momento del asalto pueden V. S. S. vivir seguros que S. E. tomará y habrá tomado cuantas determinaciones sean posibles con el fin de evitar cualesquiera desorden, pero ni S. E. ni el primer general del mundo pueden asegurar esto si el asalto es de noche, ni tampoco si siendo de día hay mucha resistencia en la Brecha. Cuantos saben lo que es una plaza tomada por asalto y cuantos han sido testigos de semejante operación, están convencidos de esta verdad sin que hasta ahora se haya hallado un remedio para este mal, en cuantos ejércitos tiene la Europa.
Si V. S. S. van a hacer caso de hablillas y de dichos de gentes que no tienen mando ni influjo alguno con quien puede tenerlo, tendrán V. S. S. mucho que hacer con sólo oir tales cuentos *
*(nota al margen de otra mano “No han sido cuentos ni hablillas, y si no ya se ha visto el resultado.”)
Estos son los dichos de gentes que nada saben y que no deben llamar la atención de V. S. S. bien persuadidos de que el Lord Wellington en que se dan las manos todas las calidades militares, no pierde medio ni circunstancia alguna en favor de la plaza de San Sebastián y de sus desgraciados habitantes.*
*(al margen: “cierto que así se ha verificado.”)
Vivan V. S. S. persuadidos de esta verdad, así como del verdadero interés que les profesa su afmo. servidor y compatriota que S. M. B.
Miguel de Alaba.
(A. M. Sec. Neg. 5, Ser. III, Lib. 2, Exp. 4).
Historia de la reconstrucción de San Sebastián. Miguel Artola. 1963. (pág 76)
Representación de San Sebastián al duque de Wellington
Pasaje 4 de agosto 1813
“Exmo. Sr. Los infraescritos vecinos de la ciudad de San Sebastián que habiendo pedido salir de ella de formalizarse el sitio, han fijado su residencia en esta villa, se ven precisados a llamar la atención de V. E. sobre la suerte deporable de su patria y de los desgraciados habitantes que no habiendo podido fugarse gimen bajo el yugo del enemigo.
La ciudad de San Sebastián que siempre se ha distinguido en fidelidad y amor a sus soberanos, fue de las primeras que manifestó el horror que causó la perfidia con que fue engañado nuestro adorado rey Fernando.
Son bien notorias en toda la nación las demostraciones de desprecio con que recibió al rey intruso, cuando éste por julio de 1808 afligió con su presencia a la ciudad, así como las prisiones que han sufrido muchos de los vecinos por su adhesión a la gloriosa causa que sostiene la España y las graves contribuciones y malos tratamientos con que ha siso oprimido todo el vecindario por no haber podido disimular jamás sus sentimientos patrióticos y su odio al ilegítimo gobierno.
Un vecindario tan recomendable por los motivos insinuados se halla en el día sin agua y entregado a los horrores de hambre, a continuas vejaciones y ultrajes de la guarnición y estrechado a ocupar las dos tercias partes de sus recinto, por hallarse la otra bajo el fuego continuo de las bombas y granadas que por el ejército sitiador se han tirado sobre los edificios en los días que ha sido batida en brecha la plaza y han abrasado y destruído las casas de la calle inmediata a la muralla batida.
Los exponentes no pueden mirar con infiferencia la situación lamentable de sus hermanos y pesa muy poco la pérdida de sus propiedades abrasadas en comparación de la idea que forman de la futura suerte de aquellos infelices, pues que el rigor usado hasta aquí, agregado a algunas voces que han llegado a su noticia:
(Los soldados ingleses y portugueses decían públicamente en los campamentos y caseríos en que estaban alojados, que si entraban por asalto en San Sebastán, pasarían a cuchillo a todos los habitantes y arrasarían la ciudad),
les hace temer que al tiempo del asalto peligren las vidas de los habitantes.
En este conflicto creen propio de sus deber implorar la justificación y notoria clemencia de V. E. a fin de que si en sus profundos planes entra el activar desde luego el sitio de San Sebastán como desean los exponentes, se digne dar las convenientes órdenes para que no se tiren sobre el casco del pueblo bombas y granadas y que al tiempo del asalto se trate a los habitantes con la humanidad y dulzura que forman el carácter de V. E. y el de las valerosas tropas que sitian la plaza.
Los exponentes, noticiosos de la bondad y justicia de V. E. se entregan a las más lisonjeras esperanzas sobre la favorable acogida que a esta humilde súplica prestará V. E. a quien rinden con este motivo el justo tributo de su admiración y profundo respeto.
Pasajes, 4 de agosto de 1813. Firmaron 21 vecinos.
(A. M. Sec. E, Neg. 5, Ser. III, lib. 2, exp.4. Canga Argüelles. Documentos… II, 167)
Historia de la reconstrucción de San Sebastián. Miguel Artola 1963. Edición del Ayuntamiento de San Sebastián. SS 342-1963. Nº registro 3177-63. Página 75.
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