Declaraciones testificales Donostia 1813-8-31

Declaraciones testificales Donostia 1813-11-2:

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3.1.- Declaraciones testificales 1813 (testigos 1-4) 1/4

3.2.- Declaraciones testificales 1813 (testigos 5-19) 2/4

3.3.- Declaraciones testificales 1813 (testigos 20-26) 3/4

3.4.- Declaraciones testificales 1813 (testigos 27-29) 4/4

3.5.- Testigos 30-75)

203 REVISTA VASCONGADA Información instruida en 1813 SOBRE LA CONDUCTA OBSERVADA EN EL ASALTO DE POR LAS TROPAS ALIADAS SAN SEBASTIAN Con verdadera insistencia han venido instándonos a que reprodujéramos la información instruída en 1813 por encargo del Excmo. Ayuntamiento, en orden a la conducta observada por las tropas aliadas en el asalto de esta Ciudad.

Justificadas encontramos las razones aducidas al efecto, y teniendo en cuenta que al publicarse por el Ayuntamiento, apareció la información incompleta y con omisiones que obedecían a motivos que no existen dado el especial carácter de esta Revista, comenzamos hoy la reproducción íntegra de esos documentos, contando para ello con la amabilidad del alcalde Sr. Uhagón, que nos ha autorizado a sacar las necesarias copias en el Archivo Municipal, y con la cooperación del culto e inteligente jefe de aquella oficina, D. Baldomero Anabitarte, que nos lla auxiliado eficazmente. He aquí, pues, la Información tal cual aparece en el expediente original :

COPIA AUTENTICA DE LAS INFORMACIONES RECIBIDAS ANTE LOS ALCALDES CONSTITUCIONALES DE ESTA CIUDAD Y VILLAS DEL PASAGE RENTERIA TOLOSA Y ZARAUZ EN VIRTUD DE DESPACHOS DEL JUEZ DE PRIMERA INSTANCIA SOBRE LA ATROZ CONDUCTA DE LAS TROPAS BRITANICAS Y POKTUGUESAS EN ESTA CIUDAD EL 31 DE AGOSTO DE 1813 Y DIAS SUCESIVOS DON PABLO ANTONIO DE ARIZPE JUEZ de primera instancia de esta M. N. y M. L. Provincia de Guipuzcoa

HAGO saber a los Señores Alcaldes de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de San Sebastian y a cualquier Escribano de Su Magestad, que ante mi se presentó una Peticion, cuyo tenor, y de SU provehido es el siguiente

Peticion Señor Juez de primera instancia. Vicente de Azpiazu Iturbe en nombre y virtud de D. Antonio Arruabarrena Procurador Síndico del Ayuntamiento Constitucional de la ciudad de San Sebastian, y comisionado especial suyo segun resulta del testimonio que en debida forma presento y juro, y parezco ante V. S. como mejor proceda en derecho y digo : Que conviene a dicho Ayuntamiento recibir una informucion de testigos al tenor del interrogatorio siguiente

1.o Que conducta observaron las tropas aliadas con los vecinos de San Sebastian el dia del asalto, en su noche y dias sucesivos

2.o Quantas y quales personas han sido muertas y heridas

3.o Quando se notó por primera vez el incendio, y quien lo causó esto es, si fueron los enemigos, o los aliados los que incendiaron

4.o A que casas se vio dar fuego, por quienes, en que dia, de quemodo v con que combustibles

5.o Si alguno de !os aliados impidieron en alguna casa el apagar el fueqo

6.o Si se cometieron dentro de la Ciudad y á su salida algunas violencias y robos a los tres, quatro y ocho dias y despues de la rendicion del castillo

7.o Si los Franceses tiraron sobre la ciudad algunas bombas granadas, o proyectiles incendiarios desde que se retiraron al castillo

8.o Si es cierto han sido castigados algunos Individuos de las tropas aliadas por los sucesos cometidos en la Plaza de S. Sebastián

9.o Quantas casas son las que se han libertado del incendio, y en que parage de la Ciudad

POR TANTO pido á V. S. se sirva mandar recivir la informacion que ofrezco con los testigos que se presentarán; y como estos han de ser vecinos de esta Ciudad, que se hallan dispersos en varios Pueblos inmediatos, mande tambien expedir los Despachos necesarios con insercion del Interrogatorio dirigidos á los Alcaldes de esta Provincia, ó dando comision a qualquier Escribano de Su Magestad pira que sean examinados a su tenor los testigos residentes en sus respectivas jurisdicciones pues asi procede de justicia que pido juro &.a=

Otro si digo que conviene al Ayuntamiento recoger originalmente las Informaciones que se recivieren v suplico a V. S. se sirva mandar que evaquadas se me entreguen los Despachos con las diligencias originales, pues tambien procede de Justicia, que pido ut Supra.=Liz.do Eguiluz.=Antonio Arruabarrena.=Vicente de Azpiazu Iturbe.

Recivase la Informacion que solicita esta parte librandose los Despachos con remision á los Alcaldes Constitucionales de los pueblos que designase al tiempo de la notoriedad de esta providencia; y en quanto al otrosi como lo pide. Lo proveyo asi el Señor Juez de primera instancia de esta Provincia en Tolosa á veinte y cinco de octubre de mil ochocientos y trece.=Arizpe.=Ante mi Manuel Joaquin de Furundarena Por ende mando se guarde y cumpla lo preinserto. Fecho en esta villa de Tolosa a veinte y cinco de octubre de mil ochocientos y trece. Arizpe.=Por mandado de Su Señoria: Manuel Joaquin de Furundarena Presentic. de testigos

Guardese y cumplase el Despacho precedente, y en su consecuencia se manda que los testigos sean comparecidos y depongan ante uno de los dos Señores Alcaides por tener que atender siempre alguno de ellos a varios puntos del servicio Nacional. Lo mandaron asi y firmaron los Señores Alcaldes de esta Ciudad de San Sebastian a veinte y nueve de octubre de mil ochocientos y trece.=D. Juan Jose Vicente de Michelena.=Pedro Gregorio de Iturbe.=Ante mi Jose Elias de Legarda

En la ciudad de San áSebastian dos de Noviembre de mil ochocientos y trece D. Antonio Arruebarrena Procurador Sindico de la misma para la justificacion que tiene solicitada presentó ante el Señor Alcalde Constitucional de esta Ciudad D. Pedro Gregorio de Iturbe por testigos á D. Jose Maria de Estibaus, D. Pedro Ignacio de Olañeta, D. Miguel Ignacio de Espilla Presbitero, D. Antonio Maria de Goñi y D. Rafael Miguel de Bengoechea vecinos de la misma ciudad, de quienes, y de cada uno de ellos separadamente recivio su merced por testimonio de mi el infraescrito Escribano Numeral, juramento en la forma que previeneel derecho, y baxo de el prometieron todos decir verdad, y quanto sepan en lo que fuesen preguntados; y en su consecuencia firmó el Señor Alcalde, y en fe de ello yo el Escribano Pedro Gregorio de Iturbe.=Ante mi: Jose Elias de Legarda

En la ciudad de San Sebastian á cinco de Noviembre de mil ochocientos y trece el mismo Señor Procurador Sindico presentó por testigos ante el Señor Alcalde D. Pedro Gregorio de Iturbe a D. Jose Manuel de Baracearte, D. Manuel Angel de Irarramendi, D. José Ramon de Echanique Presbitero, D. Miguel de Arregui, Martin de Echave y Juan Antonio de Zubeldia de quienes y de cada uno de ellos reclvió su merced juramento conforme a derecho baxo del qual prometieron tratar la Verdad y decir quanto supiesen en lo que fueren preguntados; firmó el Señor Alcalde y en fe de todo yo el Escribano Pedro Gregorio de Iturbe.=Ante mi: Jose Elias de Legarda En San Sebastian a diez de Noviembre de mil ochocientos y trece presentacion del mismo Sindico recivió el citado Señor Alcalde juramento conforme a derecho de D. Pedro Jose de Belderrain, D. Juan Angel de Errazquin, D. Fernando Antonio de Irigoyen, D. Gabriel de Serres, D. Domingo de Echave, D. Jose Vicente de Soto, D. Juan Jose Garnier Remon y D. Juan Bautista de Azpilcueta vecinos de esta ciudad quienes en su virtud ofrecieron decir la verdad y quanto supiesen en lo que fueren preguntados; firmó su merced y en fe de todo yo el Escribano Pedro Gregorio de Iturbe. =Ante mi : Jose Elias de Legarda

En San Sebastian a trece de Noviembre de mil ochocientos y trece de presentacion del mismo Sindico recivió dicho Señor Alcalde juramento de D. Jose Francisco de Echanique, Jose Ignacio Aguirresarobe, Jose Antonio Zornoza, Jose Antonio Aguirrebarrena, Domingo Agui

rre, José Domingo Chipito, D. Miguel Borne, Martin San Martin, don Joaquin María de Jauregui y D. Jose Maria de Ezeiza vecinos de esta Ciudad quienes en su virtud prometieron decir la verdad y quanto su-

piesen en lo que se les preguntase; firmó su merced y en fe de todo yo

el Escribano Pedro Gregorio de Iturbe.=Ante mi: Jose Elias de

Leparda

En San Sebastian á quince de Noviembre de mil ochocientos y

trece de presentacion del mismo Sindico recivió dicho Señor Alcalde

juramento en forma de derecho de D. Juan Antonio de Zabala, D. José

Ignacio de Sagasti, el Dr. D. Leon Luis de Gainza Presbitero, D. Bar-

tolomé de Olozaga, Fermin Artola, D. Tomas de Brevilla, el señor

D. Domingo Hilario de Ibaceta, D. Jose Antonio de Eleicegui y Nico-

las de Sarasoi vecinos de esta Ciudad quienes habiendo jurado separa-

damente ofrecieron decir la verdad y quanto supiesen en lo que se les

preguntase; firmó el Sr. Alcalde y en fe de todo yo el Escribano Pedro

Gregorio de Iturbe.=Ante mi: Jose Elias de Legarda

En San Sebastian a diez y ocho de Noviembre de mil ochocientos

y trece del mismo Sindico recivió dicho Señor Alcalde juramento en

REVISTA VASCONGADA

207

forma de derecho de Vicente Ibarguren, D. Santiago Zatarain, Vicente

Lecuona, D. Jose Vicente Echegaray, Jose Ignacio Ausan, Jose Joa-

quin de Zupiria, D. Estevan Recalde, D. Manuel Biquendi, Joaquin

Arritegui y D. Jose M.a Bigas Presbitero vecinos de esta ciudad quie-

nes habiendo jurado separadamente ofrecieron decir la verdad y quanto

supiesen en lo que se les preguntase firmo el Señor Alcalde y en fe de

todo yo el Escribano Pedro Gregorio de Iturbe.=Ante mi: Jose

Elias de Legarda

D. JOSE MARIA DE ECTIBAUS oficial encargado de la Admi-

nistracion de correos de esta Plaza testigo presentado y jurado siendo

examinado al tenor del interrogatorio declaró como sigue

AL PRIMERO diso que se hallava dentro de la Ciudad al tiempo del

asalto y por tanto vió que a luego que entraron las tropas aliadas em-

pezaron a derribar las Puertas de las casas que estaban cerradas tirando

a un tiempo seis ocho ó mas tiros á las cerraduras haciendolas saltar

de este modo y en seguida subiendo á las habitaciones mortificaban a

todo aquel que no descubriese quanto dinero se les figuraba á ellos po-

dia haber escondido pues antes de echar mano de quanto contenia una

casa se apoderaban de las personas para obligarles á que diesen dinero.

Algunos infelices que dieron poco por que no tenian mas fueron mal-

tratados a culatazos pinchadas con las puntas de las bayonetas sin ha-

cerles graves heridas reciviendo este trato de aquellos soldados que se

presentaban con aire mas sereno y pacifico pues que otros mas coléri-

cos é inhumanos saludaron con balazos a los que les abrieron las Puer-

tas haciendo lo mismo con los que hallaron en las habitaciones siendo

uno de los muertos de este modo Bernardo Campos que cuidaba en la

Plaza nueva de una casa correspondiente a D. Manuel de Arambarri

que estaba á cargo del deponente habiendo á la muger de dicho Cam-

pos atravesado el brazo de un bayonetazo: que al mismo testigo un

soldado Portugues le disparó un tiro á quema ropa porque tardo un

corto momento en subir desde inedia escalera á su habitacion a donde

le gritaban ocho ó diez que le tenian cercado subiese a dar dinero :

que algunos Oficiales le sacaron de pronto de este peligro pero luego

le dexaron y apenas notaron los soldados la salida de los oficiales vol-

vieron á romper la Puerta en cuyo apuro Salió al Balcon a implorar

el auxilio de un oficial y estando hablando con uno que pasaba por la

calle le dispararon otro tiro desde el Balcon de enfrente que era la mis-

ma casa donde fue muerto el citado Campos cuya muger huyó herida

st.o 1.o

208

EUSKAL-ERRIA

y desde entonces quedaron dueños de la casa algunos soldados Ingle-

ses y Portugueses que á la vista del cadaver de Campos muerto por

ellos mismos estaban sentados en la Sala despachando algunas Botellas

de aguardiente y disparando tiros desde el Balcon á donde se les anto-

jaba. Que lo mismo que experimentó el testigo sucedia en todas las

Vecindades con mas ó menos barbarie. Que al anochecer de este dia

treinta y uno de Agosto tubo que abandonar la casa y refugiarse á una

con su madre hermanas y otras varias familias á otra donde llevaron

para su custodia á un oficial joven Hannoveriano sugeto de excelentes

sentimientos el qual á pesar de su firmeza estubo á pique de ser muer-

to por unos Portugueses en la casa del testigo. Que desde que cayeron

las sombras de la noche por momentos fue en aumento el desenfreno

de los soldados quienes con la continuacion de hacer mal y beber mu-

cho se transformaron en brutos feroces. En conseqüencia la noche fue

horrorosa: no se oian mas que gritos y exclamaciones dolorosas de

Varias personas acongojadas que sufrian las mayores crueldades. Que

notó en su vecindad por la parte del Patio que despues de haber sido

robada maltratada y violada el ama de la Panaderia llamada Francisca

de Bengoechea continuaban a las dos y inedia de la mañana azotando

á la criada muger casada de quarenta y cinco años para que descubriese

el dinero escondido o secreto que no habia: que en todas las demas

casas de la Plaza y sus alrededores se oian lastimosos ayes, lloros y

chillidos de mugeres que imploraban el auxilio de los vecinos inme-

diatos á quienes llamaban con sus nombres para que las libertasen de

las manos de los Soldados que las hacian sufrir un martirio continuo

hasta el extremo de violarlas golpeandolas enseguida y herido y dado

muerte a algunas despues de Zaciar su brutal lascivia como lo hicieron

con una muchacha en casa del comerciante Ezeiza y en el Zaguan de

la casa de cardon con tres jovenes que fueron arrojadas a la Bodega

despues de violadas y en ella han sido consumidas por las llamas. Que

la mañana siguiente primero de Septiembre la mayor parte del Vecin-

dario despavorida y fuera de si con las muertes, heridas, saqueo y ul-

trages que habian sufrido la noche anterior, pidió licencia para salir

por medio de los Alcaldes y conseguida salió el deponente con su fa-

milia a eso del medio dia y con el casi todos los vecinos, todos aturdi-

dos, alelados, muchos descalzos, otros medio desnudos, muchisimos

y aun mugeres herida y golpeados, algunas madres a quienes faltaba

su hijo é hijos á quienes faltaban sus Padres. Que al testigo y mas Ve-

REVISTA VASCONGADA

209

cines ha asombrado mucho mas este mal trato de los que ellos llama-

ban sus libertadores y los esperaban como a tales, al ver el distinto y

diferente que han dado a sus enemigos los Franceses á quienes no solo

se les vió dar Quartel cogidos en las calles con las armas en la mano

sino ser recividos por los Ingleses y Portugueses entre los brazos y con

las mayores demostraciones de fraternidad y benevolencia

Al segundo dice que las personas muertas y heridas que han llegado a su

noticia son á saber las muertas D. Domingo de Goyicoechea Presbitero

Beneficiado muerto de un balazo por haber salido á la Ventana á vic-

torear a las tropas aliadas, D. Jose Miguel Magra hombre muy anciano

fue tirado de un balcon, Jose Larrañaga asesinado teniendo en sus bra-

zos a un hijo suyo de tierna edad despues de haberle quitado seis onzas

de oro y bebido una pipa de aguardiente : Felipe Plazaola, el maestro

ensamblador, Martin Altuna por que quiso estorvar el mal trato que es-

tavan dando á una hija suia, un Niño queespiro sobre este mismo su-

geto hijo de un Pescador de la caca de enfrente y se refugió á la de Al-

tuna con su Madre: Jose Jeanom, Bernardo Campos, Vicente Oyanarte,

D.a Xaviera Artola, la criada de Lafont, la muger del Practicante de

cirujia D. Manuel Biquendi : las personas heridas de que es noticioso

son Pedro Cipitria, Juan Navarro y D. Felipe Ventura de Moro que

han muerto a resultas y ultimamente el veinte y seis de este ha muerto

tambien á resulta de una herida Ignacio Galarza: que otros muchos

mueren todos los dias á resulta de los golpes sustos y maltrato que reci-

vieron y de la miseria en que han quedado de que podria informar bien

el Medico titular D. Jose Domingo Zubicoeta y las Viudas de Juan Na-

varro y Jose Larrañaga que han quedado con quatro hijos cadauna.

Al tercero dixo que no se notó fuego en ninguna parte de la Ciudad has-

ta el anochecer del dia en que entraron las tropas aliadas y entonces

hacia la calle Mayor de donde vio el deponente venian las chispas: que

á las tres de la mañana de primero de Septiembre llegó a casa del de-

clarante Ventura de Ezenarro vecina de esta ciudad a acogerse en ella

la qual le dijo que dexaba ardiendo su casa y preguntado por donde

tomó fuego le respondió que los Ingleses la tardeada del dia anterior

habian incendiado la casi de la Viuda de Echeverria llamada de Soto y

que siendo la de la Ventura la tercera se habia comunicado alli el fue-

go el qual era imposible atajar por el mal trato que daban los Ingleses

y portugueses a quantas personas cogian y por el gran riesgo a que se

exponia qualquiera por tanto balazo como disparaban sin direccion

210

EUSKAL-ERRIA

tino ni necesidad y que ella se libro casi por milagro. Que despues es-

tuvo el testigo con D.a Bárbara Urbieta habitante en la casa contigua a

la primeraincendiada y tambien con D. Joaquin Soto quienes le ase-

guraron que vieron a los aliados pegar fuego a dicha casa de Soto: que

le consta tambien que los Ingleses pusieron fuego á la casa Número 6

de la Plaza nueva conocida con el nombre de la Naypera aplicando el

fuego por el almacen de atras de la casa que esta situada en la calle de

Juan de Bilbao donde habia algunos retazos de carton y por aquella

casa se comunicó el fuego á toda una cera de la Plaza nueva y de di

cha calle de Juan de Bilbao

Al quarto dixo, que se remite a lo que ha contextado al capítulo prece-

dente añadiendo, que segun tiene entendido incendiaron los aliados de

varios modos; pero el medio más general era el de unos cucuruchos de

carton que los llenaban de un liquido de color de azufre, los que apli-

cados, ya en los Almacenes, ya en las Escaleras, ó en qualquiera de

las habitaciones, despedian una llama de color azul, que se propagaba

con una celeridad increible

Al quinto dixo, que ignora su contenido

Al sexto dixo, que á los infelices habitantes que salieron de la ciudad el

primero y dos de Septiembre, le registraban fuera de la Plaza en todas

partes, hasta llegar al convento del Antiguo, y aun mas allá : que al

declarante le registraron varias veces, y muy cerca del convento del

Antiguo quitaron á D. Juan Antonio de Arruebarrena ocho onzas de

oro que en una bolsita de tabaco llevava, habiendo perdido todo lo

demás: que el saqueo duró siete dias continuos, entrando á robar á la

Plaza los soldados de todos los campamentos inmediatos, los asistentes

y criados de los oficiales, y hasta los maleteros de las Brigadas sin que

se pusiese orden en ninguno de estos dias, al mismo tiempo que si

algunos vecinos lograban sacar algun fardo que otro, eran despojados á

la salida de la Plaza por los soldados. Que hallandose a los tres dias

despues del asalto en el atrio de la Parroquia extramural del Anti-

guo en compañia del Vicario D. Martin de Echeverria, vio en manos

de un soldado Portugues, el copon de la Parroquia de San Vicente, y

un Viril, y el resto de la custodia despedazada, y como en la Parro-

quia de San Vicente y en dicho copon se encerraban las Sagradas for-

mas para comulgar á los sanos y subministrar el Biatico a los enfer-

mos, infierase lo que harian de su sagrado contenido

Al septimo dixo, que los Franceses desde que se retiraron al castillo no

211

REVISTA VASCONGADA

dispararon sobre el cuerpo de la ciudad, ni el primer dia, ni los siguien-

tes granada, bomba, ni otra cosa que pudiese incendiar

Al octavo dixo, que no ha visto imponer A los aliados que entraron en

esta Plaza por los excesos cometidos en ella, ni oido se haya impuesto

otro castigo que el de unos azotes que dieron a un Ingles en la Plaza

viexa, y una paliza áun Portugues en el atrio de la Parroquia de SAN

VICENTE

Al noveno dixo, que las casas que se han salvado del incendio seran de

quarenta y cinco á cincuenta, y fuera de diez, ó doce casucas pegantes

á la muralla las demas y las mejores que forman una hilera entera es-

tan situadas al extremo de la ,ciudad, y al pie, y a la raiz del castillo.

TODO lo qual declaro por cierto baxo del Juramento prestado, y en

ello despues de leido se afirmó ratificó y firmo despues de su merced

manifestando ser de edad de treinta y ocho años, y en fe de todo firme

yo el Escribano Iturbe=Jose Maria de Estibaus.=Ante mi: Jose

Elias de Legarda

(Continuará.)

250

EUSKAL-ERRIA

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA POR LAS TROPAS ALIADAS

EN EL ASALTO DE SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

D. PEDRO IGNACIO DE OLAÑETA Tesorero de esta ciudad

desde el año de mil ochocientos y quatro, testigo presentado, y jura-

do, siendo examinado al tenor del Interrogatorio declaró como sigue-

Al primero dixo que á cosa de las dos y media á las tres horas poco mas

ó menos de la tarde del asalto entraron como Leones á su habitacion

en pelotones multitud de tropas aliadas, y el que hacia cabeza ó co-

mandante de ellos le agarró de la Pechera de la camisola, le dió un sa-

blazo de plano en el hombro izquierdo y le pidió en idioma Portugués

todo el dinero que tenia so pena de matarle poniendole el sable sobre

la tetilla izquierda; el deponente con sumision hechó mano á la faltri-

quera para sacar una bolsa Verde de seda en que tenia buenos reales,

con el fin de contentarlos con un par de onzas de oro a los primeros

diez soldados que le sorprendieron, y de continuar dando a los que

eran espectadores en la Puerta principal de la sala y el transito hasta la

Escalera, pero al momento que le vió la bolsa en la mano retiró el sa-

ble de su tetilla y con extremada violencia se apoderó de ella, y repitió

el darle otro sablazo sobre el costado izquierdo, pidiendole mas dinero

puesque segun el adorno de la Casapuesta indicaba que era rico; em-

pezó el declarante á darles satisfaccion en idioma Inglés á todos quan-

tos se hallaran presentes, que no tenia mas dinero, y repartiesen entre

todos: al oir esta respuesta tratandole de picaro volvio á darle el mis-

mo otros cinco sablazos en las espaldas y nalgas y al mismo tiempo le

Testigo 2.o

REVISTA VASCONGADA

251

encajo otro soldado un culatazo en el costado derecho que le echo á

tierra: en cuya vista un Granadero Irlandes que dijo ser católico y

trahia un Rosario pendiente del cuello quiso ampararle y levantarle del

suelo dandole la mano, y con otro culatazo que le dio otro le tumbó

de nuevo al suelo: en este estado y aun antes la pobre muger del de-

ponente postrada de rodillas les pedia con lágrimas y gemidos no le

maltratasen pues que habian recivido el dinero que tenian ambos con-

sortes: uno de ellos le dió un bofeton tan cruel en la mexilla de la

cara que aun se la conoce. El Granadero Irlandes se indignó contra sus

primeros camaradas, armó la Bayoneta y los llevó por delante. Entro

el segundo trozo que expectó de la Puerta de la sala el mal rato que le

dió el primero pero á pesar de ello le hicieron la demanda de mas di-

nero, á quienes les dixo, que vieron ellos mismos como le quitaron

los primeros y que no tenia mas que darles: un bárbaro le tiro un ba-

yonetazo sobre el hombro izquierdo y ladeandose un poco en el mis-

mo acto del golpe corrio la Bayoneta del hombro arriva sin causarle

herida pero otro le dió un culatazo tambien en el costado derecho se

le echo encima con crueldad, le registró las faltriqueras y no hallando

dinero le quitó las evillas de Plata de los Zapatos, charreteras, casaca

negra con su chupa de paño fino, pañuelo blanco fino del cuello que

los tenia puestos para salir en cuerpo de ciudad á recibir y obsequiar al

Excmo. Sr. General aliado y a su Estado mayor: empezaron marido y

muger á gemir y suspirar amargamente pidiendo le dexasen con vida,

pero en medio de estas crueldades le disparó uno de ellos y tubo la

fortuna de no haberle prendido: en esta disposicion llegó otro tropel

de gente y armaron entre sí una gresca y al favor de uno que hablaba

muy poco el castellano y que le pidio aguardiente pudo escaparse al

tejado de la inmediata casa donde permaneció desde las quatro y me-

dia de la misma tarde hasta las diez de la mañana siguiente en que

baxo a la calle por haber oido la conversacion á varias mugeres que

pasaban por las calles, que el General Ingles dió la orden que saliesen

fuera de la ciudad los que quisieren. Que en medio de su consterna-

cion afligieron sobremanera su corazon en aquella triste noche los ge-

midos lastimosos de las pobres mugeres de todas edades qué gritaban.

de sus hogares fulana ven por Dios y amparame que me estan forzan-

do: otras gritaban no contentandose con las atrocidades que han co-

metido de dia estan forzando hasta á las tiernas criaturas, y matando á

los Padres que no consienten: de facto sintió aquella noche en dife-

252

Al

Al

Al

Al

EUSKAL-ERRIA

rentes calles mas de ochenta tiros de fusil. Que vió el testigo en la

misma tarde en su propia casa y en una de las dos primeras habitaciones

que por no descubrir las personas no señala en qual de ellas á dos te-

nientes Ingleses tirarse con sus sables desembaynados y como perros

rabiosos sobre dos Señoritas muy conocidas en la ciudad á quienes

gozaron violentamente. Que chocaba mucho mas esta conducta atroz

de los aliados al ver como vió el testigo coger á los veinte y cinco pa-

sos del atrio de Santa Maria á los Franceses con las armas en la mano

y dandoles quartel con los brazos abiertos les suministraban los solda-

dos aliados ron de las cornetas que llevaran consigo y les hacian mil

caricias y que los vecinos de San Sebastian tan adictos a la causa de la

Nacion que habian estado suspirando por la llegada de los aliados y

que durante el asalto no se oian en todas las casas sino el rezo de leta-

nias y otras oraciones por el feliz excito del asalto, recibiesen la muer-

te el saqueo tantos ultrages y violencias de parte de los que creian ellos

ser sus libertadores y amigos. Que por fin salió de la ciudad entre diez

y once de la mañana siguiente con otras varias familias desarropadas y

sin poder menearse por golpes que recivio

segundo dixo que las personas muertas entre otras muchas cuyos nom-

bres no tiene presentes son el Presbitero Beneficiado jubilado D. Do-

mingo de Goycoechea de edad de setenta y seis años, D. Martin Al-

tuna, Vicente Oyanarte, Jose Larrañaga, Pedro Cipitria y D.a Xaviera

Artola y á no haber subido otras diferentes á los texados por precau-

cion hubieran sido victimas de su furor pues que no trataban sino de

robar primero, forzar y matar sin distincion

tercero dixo que estando en el texado extendido de largo observó an-

tes de las cinco y quarto que ascendia un humo denso de una de las

casas de las quatro esquinas de la calle Mayor que era de la Viuda de

Echeverria y á breve rato de la casa de la Panaderia frente de la Carcel

vieja á distancia de unos treinta á quarenta pasos de donde estava y

seguidamente de las inmediatas: observó en todas las Casas incendia-

das unos tiros que parecian de cohetes con intermisiones de fuego gra-

neado, que eran de mixtos incendiarios puestos por los aliados

quarto dixo que se remite á lo que ha contextado al capitulo prece-

dente

quinto dixo que ha oido publicamente que habiendose presentado varios

propietarios á pedir auxilio á algunos aliados para apagar el fuego se

negaron con ademanes de indignacion alegrandose del mal que hacian-

253

REVISTA VASCONGADA

Al sexto dixo que al mismo deponente al salir fuera de la Ciudad en el

camino cubierto le registró un soldado que llevaba de Guardia y que

por no haberle hallado dinero le quitó una tabaquera ordinaria y á va-

rias mugeres que iban en su compañia los Pañuelos del cuello y saba-

nillas de la cabeza y habiendole dicho á un teniente Inglés de edad de

veinte y uno á veinte y dos años de pequeña estatura cara larga y blan-

ca y picado de Viruelas como iban quitando, le dió un bofeton y le

dixo en portugues, que hacia bien de robar á todos los habitantes de

San Sebastian que merecian ser pasados por las Armas. Que no solo

robaron en la ciudad el primer dia sino que duró el saqueo siete dias

continuos y aun este mismo mes han sacado de los escombros y ex-

trahido al muelle Balcones y fierro

Al septimo dixo que los Franceses desde que se retiraron al castillo la

tarde del treinta y uno no dispararon aquel dia ni en los sucesivos

bombas granadas ni ninguna cosa incendiaria al cuerpo de la ciudad-

Al octavo dixo que ningun soldado ha sido castigado al contrario protegi-

do en los robos por algunos oficiales que de noche iban con ellos a las

casas

Al noveno dixo que han quedado unas cincuenta casas y casi todas al pie

del castillo. Y que lo depuesto es la verdad baxo del juramento, pres-

tado en que se afirmó ratificó y firmó despues de su mrzd asegurando

Ser mayor de cincuenta años y en fe de todo yo el Escribano: Iturbe.

Pedro Ignacio de Olañeta. = Ante mi: Jose Elias de Legarda

(Continuará.)

REVISTA

VASCONGADA

395

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA POR LAS TROPAS ALIADAS

EN EL ASALTO DE SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

DN. MIGEL IGNACIO DE ESPILLA, Presbítero Beneficiado de

las Parroquias unidas de esta ciudad testigo presentado y jurado sien-

do examinado al tenor del Interrogatorio declaró como sigue

Al primero dixo que con motivo de vivir en la calle de la carcel vieja vió

la entrada de las tropas aliadas entre dos y tres de la tarde del treinta y

uno de Agosto por la Plaza nueva y otros puntos y que á su vista

huian despavoridos los franceses hacia el Castillo pero que á muy lue-

go los aliados empezaron á disparar balazos a las Ventanas y Balcones

y á las cerraduras de las Puertas y notó que empezaron á saquear la

casa de Armendariz que está enfrente de la suya: que en seguida su-

bieron á casa del testigo y habiendoles recivido con la mejor voluntad

le arrancaron quanto dinero tenia y hasta los Zapatos que tenia pues-

tos: que saliendo unos volvian á entrar otros y estuvo en tres ocasio-

nes expuesto á perder la vida con el fusil puesto al pecho porque des-

cubriese dinero sin que pudiese desarmar su ferocidad representándo-

les que los anteriores le habian quitado quanto tenia y tomasen todo

lo que hubiese en casa lo que no bastó para que desistiesen de su in-

tento de matarlo lo que hubieran hecho sin duda a no haberles enter-

necido un Niño de doce años hijo de una Militara Española el qual

de rodillas y con lagrimas pudo conseguir no le matasen asi como

los muchos esfuerzos y ruegos de sus dos hermanas á quienes les ro-

baron hasta los pendientes que tenian puestos y abofetearon á una.

Testigo 3.o

396

EUSKAL-ERRIA

Que á la noche se aumentó este desórden y sentia desde su casa tiros

de fusil que disparaban dentro de otras casas gritos de hombres y mu-

geres que pedian confesion y confesores, ayes lastimosos de gentes que

sufrian y de mugeres que pedian auxilio sin duda por ser violadas en

tanto grado que muchas personas especialmente mugeres pasaron

aquella noche en los texados huyendo de la barbarie y ferocidad de los

Ingleses y Portugueses de modo que no se pueden descubrir las lasti-

mas y desgracias de aquella noche: que á la media noche habiendo

notado fuego en las inmediaciones de su casa salio despavorido y pasó

á casa de Blanco en la calle de la trinidad donde hubo algun sosiego

por haber un oficial herido y por fin salió el día siguiente de la ciudad

con un monton de familias todas abatidas desarropadas golpeadas y en

el estado más lastimoso

Al segundo dixo que los muertos de que tiene noticia son hasta unos

veinte de quienes no se acuerda por ahora sino de su tío Dn. Domin-

go de Goycoechea Presbitero Beneficiado Jubilado que fué muerto por

los aliados al tiempo que salió á victorearlos á la ventana, Bernardo

Campos, Dn. José Miguel Magra que fué tirado de un Balcon segun

noticia: que á luego de esta desgracia dieron á su hermana D.a Manue-

la en presencia del deponente, José Larrañaga muerto con su hijo en

los brazos, D.a Xaviera Artola, Juan Navarro y Pedro Cipitria que han

muerto á resultas de sus herida

Al tercero dixo que el testigo como estubo metido en su casa no notó el

fuego hasta que llegó a sus inmediaciones que fué a media noche del

treinta y uno de Agosto día del asalto y que no vió quien lo causó

Al cuarto dixo que la mayor de la noche estuvieron en su Casa y aun

quando salio el testigo quedaron en ella quatro soldados dos Portu-

gueses y dos Ingleses que tres de ellos tomaron a cada vela y amaga-

ron varias veces de dar fuego á las Cortinas de la casa y uno de ellos

dió fuego al Gergon de uno de los quartos; que se pudo apagar y como

el testigo y sus hermanos dexaron abandonada la casa á media noche

no sabe o no puede asegurar si aquellos quatro la darian fuego: que á

la salida de su casa notó que la cabaña de Arruabarrena tenía fuego y

que un Portugués estaba mirando por la parte de afuera y como esta

cabaña está en el Zaguan de la casa del testigo pudo haberse comuni-

cado al resto de la casa y unidas todas estas circunstancias y la de ha-

berse visto baxar todos los Baules que había en las habitaciones altas le

inclinan á creer á que los mismos soldados incendiaron la casa lo que

397

REVISTA VASCONGADA

corrobora la falsa voz que les oyó de que tenian órden del Señor Ge-

neral Castaños de matar á todos los habitantes é incendiar á la ciudad,

con cuya absurda especie querian sin duda cohonestar las intenciones

que trahian de incendiar

Al quinto dixo que ignora su contenido

Al sexto dixo que aunque el testigo no experimentó ningun robo ni vio-

lencia á la salida de la ciudad, ha oido que otros muchos fueron des-

pojados de algunos pocos efectos que pudieran salvar ya al tiempo de

la Salida como en las inmediaciones y cercanías del Antiguo y que el

saqueo de la ciudad duró siete días

Al séptimo dixo que el testigo permaneció en la Plaza hasta las seis de la

mañana del dos de Septiembre hasta cuyo dia desde la tarde del trein-

ta y uno de Agosto no notó ni ha oido que los Franceses disparasen

Bombas, granadas ni ninguna otra cosa incendiaria sobre el cuerpo de

la ciudad ni ha oido tampoco que hubiesen disparado en los dias su-

cesivos

Al octavo dixo que no vió ni ha oído que algunos Individuos de las tro-

pas aliadas hayan sido castigados por los excesos cometidos en esta

Plaza

Al noveno dixo que serán unas cincuenta Casas poco mas o menos las

que se han salvado del incendio y que las más y mejores están situa-

das al pie del castillo. Todo lo qual declaró por cierto baxo del jura-

mento prestado en el que despues de habersele leido se afirmó ratificó

y firmó despues de su merced manifestando Ser de edad de treinta y

cinco años y en fé de todo firmé yo el Escribano = Iturbe = Miguel

Ignacio de Espilla = Ante mi José Elias de Legarda

(Continuará.)

REVISTA VASCONGADA

495

Baserritarren bizimodua

Gipuzkoa’ko beko aldean

II

Jakiña da gaztearen arteko itz-bidea. Mutillak aitortzen diyo bere

naitasuna neskachari; onek ematen diyo bayetzko itza, pozez beterik,

mutillari; ta ordu ezkero neke aundiya datorkiye biyari. Erromeriko

jira izaten da kantatubaz ta alkar laztandubaz, eta jakiñak dira egunero

neskachak mutillari esaten dizkan itzak….. ¿Noiz eskonduko gera?…..

Mutillak, jakiñik echean dirala biyen gurasoak, artzen du eskutik

bere andregaya ta esaten diyo Antoni‘ri:

—Sasoi berdiñekoak gera biyak; nola bizi guziya alkarrekiñ pasa

degun, betiko alkartasunak sortu du gure artean naitasuna. Alkarren-

tzat jayoak gera, ta alkarrekiñ bear degu bizi. Oraiñ mintza bedi, aita

Anton.

—Dotearen gañean ez gera konpontzen, Antoni.

—Eta ¿zer baliyo du interesak naitasunik ez bada? Nere bizi guzi-

yan, aita, lenengo aldiya izango da berorren borondatea nik ez osa-

tzia. Aurretik eskatzen diyot barkaziyoa, bañan izango naiz Praiskuren

emaztea, edo bestela komentu batean arkituko det nere egunen bu-

kaera.

—Ez, alaba, ez; kunplitu bedi zuben desioa. Esanak esan, Pello;

egiña dago gauza. Ez det nai nere alaba bakarrak sekulan esatia bere

biyotzen agindua galerazi ziyola aitak….. Praisku, ekarri zazu onera

gazteri ori guziya, ta cholarte on bat pasa zagun.

Samiñtasun guziyak pasatzen dira ezkontzakiñ, eta egun batzube-

tako dantza ta umore onak ematen diyote sarrera bearrari.

496

EUSKAL-ERRIA

III

Anton ta Pello’k beren pecha errenditu ziyoten eriyoari, ta gelditu

ziran Antoni ta Praisku, onen ama zarrarekiñ. Jaungoikoak eman zi-

yen osasuna ta familiya ugari; bañan gurasoak utzitako kanpo zabalak

eman zituzten frutu ugariyak; eta naiz aldi batzubetan eznai batzuk

igaro, ayen bizimoduba izan zan ona, ta Jaungoikoa’ren legezkoa.

IV

Au da, oker aundi gabe, nekazariyen bizimodua goi-erriyan.

Be-errikoak, nik ez dakit zergatik, gaurko egunian ez dira lotzen

baserriko lanera; batez ere erri aundi samar ingurukuak.

Basoko ta zelaiko layeko lanari alde egiten diyote morroyak artu-

rik bear oyetarako; ta berak gurdiyari bei paria erantsirik, joaten dira

erriko-lanetara.

Donostiyan bertan, ta baitare beste leku batzuetan, ikusten ditugu

etortzen gosariyekiñ; ederki bazkaldu eguerdiyan Sebastopol edo Kris-

toenian, ondoren kafia artu ta zigarro purua ezpañetan dutela, erantzi

beyak gurdiyari, ta berari egiñazi lana naikua egun guztiyan, akullua

dantzatuaz; eta ¡aida! ¡aida!….. oju egiñaz, gerrikoan chartel pill aun-

diya arturik, illunabarrean joaten dira echera Gros-eneko ondartzan

gurdiya ondarrez beterik. Echera iristean, jaun aundiyen legera, mo-

rroyen kontura uzten dituzte ganaduak askatze, jaten emate ta beste

lan guztiyak, eta berak joaten dira lenengo arkitzen dan ardandegira.

¿Beren onengatik edo echeari puska erantsitziagatik egiten dute?…..

Ori, berak esan bearko dute.

Emakumiak berriz, bezperatik antolatzen dute saskiya plazarako; ta

aza, esne, baratzuri, tipula ta gañerako gauzakiñ, beti eramaten dute

echera diru freskua; esnea ekarri duten ontziyan matzaren salda, pata-

rra aztu gabe, ta ogi zuriya, bada denbora batetik onera be-erriko base-

rritarrak ez du nai artorik ikusi ere.

¡Ai goi-erriyan baleukateke be-erriyan bezelako bizimodua!

¡Bañan ez da nonbait mundu onetan berdiñtasunik komeni.

Batzubek jayotzen dira gozatzeko, ta besteak beti lanaren azpiyan

beren biziya igarotzeko.

¡Zer egingo da!

Osatu bedi denbora guziyetan Jaunaren borondatea! ¡Berak sarituko

ditu Zeruban, lurrean sufritzen dutenak!

  1. O.

3

REVISTA VASCONGADA

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA

EN EL

ASALTO

DE

POR LAS

TROPAS ALIADAS

SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

Testigo

DON RAFAEL MIGUEL DE BENGOECHEA vecino y del Co-

mercio de esta Ciudad testigo presentado y jurado siendo examinado

al tenor del interrogatorio declaró como sigue

Al primero dixo que el treinta y uno de Agosto último dia en que los

aliados entraron por asalto en esta Plaza se hallava á una con otros

varios en la casa de la ciudad desde donde se vio que las tropas Ingle-

sas y Portuguesas corrian por toda la calle de Iñigo en persecucion de

los Franceses que en el mayor desorden se dirigian en tropel azia el

castillo: que llegados algunos de los aliados á la esquina de la Plaza

nueva llamada de la carcel vieja cogieron por la espalda á un artillero

y dos ó tres soldados Franceses que con un cañon de á quatro coloca-

do detras de la casa de la ciudad estavan haciendo fuego con direccion

al arco de san Geronimo y con admiracion del declarante les perdona-

ron la vida generosamente: que quando se creyó que se habia dismi-

nuido el tiroteo y quando se oyó tocar el clarin pensando que seria

señal para que saliesen los habitantes á las calles el declarante á una

con los Señores Alcaldes y demas que se hallaban reunidos se presen-

taron en los Balcones de la casa consistorial con Pañuelos blancos en

la mano y habiendo preguntado á un oficial que andaba paseando en

la Plaza si baxarian les respondió que sí: que habiendo abierto las

Puertas vinieron en tropel oficiales y soldados Ingleses y Portugueses

y principiaron a hablar en Ingles y no habiendo quien les entendiese

les pregunto el declarante si hablaban en Español y contextádole que

no aunque con mucha repugnancia y temor por el aborrecimiento que

5.o

4

EUSKAL-ERRIA

le parecia tendrian á quanto oliese a Frances se vió en la precision de

preguntarles si poseian este idioma y diciendoles entonces uno de los

oficiales ¿que venían á ser aquellos señores? les respondio eran los Al-

caldes y Regidor de San Sebastian que baxaban á darles la enhorabue-

na por la toma de la Plaza y que deseaban ir á cumplimentar al Gene-

ral: que oida la respuesta los conduxeron inmediatamente á la brecha

acompañados de un Edecan, y el declarante que vio que los aliados

estaban saqueando la casa de Armendariz se encaminó para la suia con

un pañuelo blanco en la mano con el objeto de ver si podia libertarla:

que en el transito observó que estavan no pudiendo abrir las Puertas

de los comerciantes Barandiaran y Queheille tirando tiros y mas tiros

y que las demas estaban saqueando: que un poco antes de llegar á la

suya entraron en ella los aliados rompiendo las Puertas del Almacen

y habiendose presentado en el le agarraron inmediatamente entre todos

con sables y Bayonetas en las manos diciendole que les diese dinero y

que de lo contrario le quitarian la Vida alli mismo; entonces les con-

texto que no tenia pero que tomasen todo quanto encontrasen en casa:

que poco satisfechos con esta respuesta volvieron á reiterarle con la

misma amenaza de muerte que les enseñase donde lo tenia enterrado

y respondido que en ninguna parte principiaron a maltratarle y le qui-

taron el relox y dinero que tenia consigo el sombrero, Levita, chale-

co, tirantes, Pañuelo del cuello y por ultimo le arrancaron hasta la ca-

misa á pesar de hallarse muy inmediatos dos oficiales Ingleses que es-

tuvieron mirando todo con la mayor indiferencia: que viendo el

declarante que iban á despojarle a un del Pantalon hizo un esfuerzo y

libertandose de entre las crueles Garras de aquellos Verdugos salió á

la calle en la disposición indicada: que Segun le contaron despues, dos

Soldados Ingleses quisieron dispararle por la espalda mas hallandose

una Vecina en el Balcon de su casa acompañada de tres oficiales de la

misma Nacion á quienes dixo que era su hermano, entonces fué quan-

do mandaron retirar los fusiles: que el declarante todo despavorido y

sin saber lo que se hacía entró en el primer Zaguan que vio abierto y

habiendo subido a la segunda habitacion le dieron unas mujeres una

Camisa gruesa y una chupa vieja: que al instante pasó á refugiarse á la

casa referida donde vió á los Oficiales Ingleses quienes habiendo salido

afuera se quedó tambien tan expuesto como los demas: que en efecto

entraron en ella los Soldados Ingleses y Portugueses en seguimiento

de Dn. Alexandro Montel á quien habiendole agarrado en la sala le

REVISTA VASCONGADA

5

pedían dinero, diciendole que sino iban á matarle: que el declarante

oia desde la Cocina los tristes clamores de los hijos de dicho Montel

que gritaban «Ay que van á matar á mi padre» quando en esto sin-

tiendo que se dirigian á donde el estava á fin de salvar su vida que

poco antes la vió tan expuesta tubo por único remedio el saltar de la

primera habitación al patio y meterse dentro del común donde se

mantubo por espacio de tres horas oyendo los lastimosos ayes y tris-

tes suspiros de las infelices mugeres que quedaron en la primera habi-

tacion á quienes dispararon en la sala por cinco veces; y aguardando

por momentos el terrible lance de la muerte, pues que los soldados

llegaron varias veces a mirar por la Ventana del parage donde se halla-

ba: que habiendo pasado á su propia casa, en cuya puerta mandó po-

ner guardia el General por haberla solicitado su Padre Alcalde de pri-

mer voto de la ciudad para la seguridad de su persona se mantuvo en

ella acogiendo á las muchas personas que fueron á refugiarse abando-

nando sus casas siendo muy sensible al declarante no poder socorrer-

las con un poco de alimento, á causa del horroroso saqueo que había

sufrido. Que ultimamente toda aquella noche oyó muchos tiros y tris-

tes alaridos de personas de otro sexo que andaban por los texados es-

capándose de entre las garras de los Soldados, que qual leones y tigres

ambrientos y semejantes á los Indios bravos perseguían á todas sin dis-

tinción alguna ni á la Niñez ni á la ancianidad. Que varios oficiales

franceses dixeron al declarante, que desde el castillo oyeron igualmen-

te los ayes lastimosos de aquella noche horrorosa

Al segundo dixo: que entre las muchas personas que fueron sacrificadas

recuerda por sus nombres a Dn. Domingo de Goycoechea Sacerdote

anciano muy recomendable por su particular adhesion á la justa causa

que defiende la Nación y aborrecimiento á los Franceses quien habien-

do salido al Balcon de su casa á vitorear á los aliados llamándoles nues-

tros libertadores y restauradores fué muerto de un balazo, á la ama del

cura Heriz, á D.a Carmen Echenagusia, á la Suegra de Echaniz, á Ber-

nardo Campos, á Felipe Plazaola, á Jose Larrañaga, al Suizo Jeanora

que fueron igualmente muertos, y D. José Miguel Magra ya anciano

que fué tirado de un Balcon a la calle: que asi mismo entre los heri-

dos, le consta fueron comprendidos Dn. Juan Navarro y Dn. Pedro

Cipitria que han muerto de sus resultas, Dn. Claudio Droville, Don

Joaquin Elduayen, Ignacio Gorostidi y otros muchos cuyos nombres

no recuerda en este momento.

6

EUSKAL-ERRIA

Al tercero dixo que el incendio se notó el mismo dia del asalto al anoche-

cer, que los que le causaron no fueron los enemigos y sí los aliados

para cuya conformacion debe exponer el declarante que los Portugue-

ses hechos Prisioneros en varias salidas que hicieron los Franceses du-

rante el sitio le dixeron al mismo y á otros muchos á una voz tenían

orden del General Castaños para incendiar la ciudad y pasar a cuchillo

á todos sus habitantes

Al quarto dixo que la primera casa que vio arder el mismo dia treinta y

uno fue la de la Viuda de Echeverria Situada en uno de los cuatro

cantones de la calle Mayor: que no sabe de que modo la incendiaron

pero que el fuego principio desde el Almacen y que los que andaban

al rededor eran Soldados Ingleses y Portugueses: que tampoco sabe con

que combustibles mas ha oido decir á muchísimos que tenian unos

cartuchos largos con los quales incendiaron las casas al momento: que

le confirma en esta opinion la prueva que en presencia del declarante,

Carmen Ignacia Lasarte y Maria Josefa Ubiscun, hizo Dn. José Mateo

Abalia echando á un Brasero encendido un pedacito de mixto que

dixo habia recogido de una Bomba que cayó al lado de su casa el qual

á pesar de no ser mayor que una avellana grande hizo salir al momen-

to una llama crecida de color de azufre

Al quinto dixo que ha oido decir que los aliados habían impedido apagar

el fuego en algunas casas

Al sexto dixo que no sabe si a los tres, quatro y ocho días después de la

rendicion del Castillo cometieron los aliados algunas violencias y ro-

bos porque el dia primero de Septiembre quando salió el declarante de

la ciudad a pesar del miserable estado á que se hallara reducido pues

su vestido era un pantalón viejo de un tonelero camisa y chupa de un

herrador y sin sombrero en la cabeza, el zentinela Ingles que estaba en

la Puerta de tierra le pidio un duro si queria salir de la Ciudad á lo

que le contestó que no tenia ni un quarto, que si gustaba le daria los

Pantalones que tampoco eran suios y que le dexase salir afuera: que

tambien le consta que á muchas personas arrancaron ese mismo dia

hasta los Pañuelos que llebavan para cubrir sus pechos: que asimismo

sabe con referencia á un sugeto fidedigno que un comerciante prome-

tió á unos pobres amarradores que habían salido de la Plaza darles dos

mil pesos si le sacaban de casa de otro unos cofres de mucha impor-

tancia, á lo que le respondieron á una voz, no volverian á meterse

dentro por todos los dineros del mundo, siendo esto la prueva mas

7

REVISTA VASCONGADA

evidente que puede darse del modo bárbaro cruel é irracional con que

nos han tratado nuestros deseados aliados

Al septimo dixo que los Franceses no tiraron sobre la ciudad bombas gra-

nadas ni proyectiles incendiarios desde su retirada al Castillo el tiempo

que el declarante se mantuvo adentro ni tampoco ha oido absoluta-

mente a nadie que lo hubiesen hecho despues

Al octavo dixo: que no ha visto ni oido a nadie que á algunos Indivi-

duos de las tropas aliadas se hubiese dado ningun castigo por los exce-

sos cometidos en la ciudad

Al noveno dixo que poco más ó menos son unas quarenta las casas liber-

tadas del incendio de las cuales parte están situadas al pie de la mura-

lla, parte en la calle de la trinidad en la cera mas inmediata del Castillo

y parte á la espalda de la Parroquia de San Vicente que están inhavita-

bles. Que lo depuesto es verdad baxo del juramento prestado y en ello

se afirmó ratificó y firmó despues de su merced manifestando ser de

edad de veinte y seis años cumplidos y en fe de todo firmo yo el Es-

cribano, Iturbe,—Rafael Miguel de Bengoechea.—Ante mi, José Elias

de Legarda

(Continuará.)

58

EUSKAL-ERRIA

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA

EN EL

POR LAS

TROPAS ALIADAS

ASALTO DE SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

Testigo

DON JOSE MANUEL DE BARACEARTE vecino y del comer-

cio de esta Plaza testigo presentado y jurado siendo examinado al te-

nor del interrogatorio declaró como sigue

Al primero dixo que el treinta y uno de Agosto á las once de la mañana

rompio el fuego para el asalto y á las dos de la tarde se hallavan ya los

aliados en la calle del testigo que es la del Puyuelo manteniendose el

testigo en su casa con todas las Puertas cerradas: que entraron gritan-

do Urra Urra y luego pidieron á los habitantes vino y agua y todos

los vecinos salieron á darles quanto pidieron y despues de haber refres-

cado se reunieron todos en la Plaza al son de una trompeta y al ins-

tante se esparcieron todos á tocar las Puertas y tirar tiros á las venta-

nas: que tambien tiraron á las del testigo y le gritaron baxase con la

llave á abrir la Puerta: que baxó al instante con una mujer y á luego

que le sintieron y antes de abrir la Puerta le dispararon varios balazos

desde el ahugero de la llave y los resquicios de modo que la mujer que

le acompañara fué herida en un pie y atemorizados ambos no se resol-

vieron á abrir la Puerta pero á poco rato se atrevio el deponente á abrir

la del Almacen y á penas le vieron los aliados quando agarrandole

entre varios le despojaron de quanto llevava le soltaron los calzones le

quitaron los Zapatos arrancandole hasta unas reliquias que trahia col-

gadas al pecho debaxo de la Camisa dexandole quasi en cueros lo

mismo que a su muger: que en seguida le hicieron subir a sus habita-

ciones y le rompieron escritorios, armarios, arcas y quantos muebles

habia llevándose quanto en ellos encontraron y habiendo consumido

6.o

REVISTA VASCONGADA

59

la tarde en este saqueo quedaron muchos de ellos en su Casa á la no-

che y le mandaron poner cena y en efecto les dio dos perniles dos

grandes panes un queso de Holanda todo el vino que tenia en casa y

por postre quatro botellas de ron de á seis chiquitos cada una: que

quando despacharon esta cena le pidieron mas y como no tenia que

darles le quisieron matar poniendole el fusil al pecho con el gatillo le-

vantado varias veces hiriendole gravemente la cabeza de modo que aun

conserva las manchas de la Sangre que vertió de ella en el Pañuelo

que tenia puesto al cuello. Que luego se echaron sobre toda su familia

y sobre otras dos que se refugiaron á casa del deponente y hallandose

todas apiñadas en un punto disparó un soldado sobre todos sin que hu-

biese herido á ninguno por milagro. Que fue tal el terror que causó

esto a un vecino suio que se hallaba en casa del testigo con toda su fa-

milia que abandonandola huyo azia el comun y levantando la caxa se

metio en el. Que á luego intimaron que habian de gozar á todas las

mugeres amenazandolas de muerte si no consentian y por evitarla tu-

bieron que sufrir todas esta afrenta públicamente en la sala delante de

todos: que luego pretendieron dormir con ellas y lograron tambien

por fuerza. Por último llegó hasta tanto el desenfreno y la barbarie

que un Portugues obligó al testigo á presenciar con una Vela en-

cendida en la mano el acto Vergonzoso é ignominioso de gozar á todas

las mugeres de su casa y de las familias refugiadas en ella como lo hizo

en un buen rato y al cabo se retiró y paso á las habitaciones de arriva

donde viendo los mismos desordenes y hallando continuos riesgos de

perder la vida volvió otra vez a la suia. Que llegó la atrocidad y feroz

conducta de estos hombres al increible punto de tomar entre dos á un

hijo suio de edad de tres años y quererlo partir en dos piezas, y lo

hubieran executado á no haber intercedido otro soldado mas racional

que compadecido representó á sus bárbaros camaradas quan blanco y

hermoso era el Niño y los desarmó y le dexaron vivo el qual ha que-

dado tan atemorizado desde entonces que aun en el dia viendo á un

soldado Ingles o Portugues huye despavorido y se esconde en cual-

quier rincon. Que toda aquella noche fue la mas horrorosa que puede

pintarse asi en casa del testigo como en todas las vecindades en donde

no se oian mas que ayes, gritos, lamentos y tiros. Que a la madrugada

le dixeron sus feroces huespedes que tenian orden de atacar al castillo

á las seis de la mañana y oyo trataban entre ellos de matar á todos los

de la familia diciendo que se hallaban con orden del General Castaños

60

EUSKAL-ERRIA

para pasar á todos á cuchillo y que antes de subir al castillo habian de

poner en execucion esta orden. Que temeroso de la muerte huyo a casa

de un vecino á donde llegó tambien su muger y alli halló otras va-

rias familias refugiadas al abrigo de un oficial y entre ellas muchos

heridos y maltratados y se mantuvieron en aquella casa hasta que se

supo por el señor Alcalde Bengoechea que habia libertad de Salir fuera

de la Plaza como lo executaron todos desarropados en medio de un

monton de familias que presentaban el espectáculo mas triste y horro-

roso. Que al mismo tiempo que se dió este trato tan cruel á los habi-

tantes y vecinos vio dar quartel á los Franceses que fueron cogidos en

su calle y tratarlos con la mayor humanidad pues los vió pasearse con

los brazos cruzados con los aliados, debiendo esperar mejor trato los

vecinos por ser Españoles y por haber tratado á los Prisioneros Ingle-

Al

Al

Al

Al

Al

ses y Portugueses que fueron cogidos en el primer asalto del veinte y

cinco de Julio como a hermanos suios, pues asi el Ayuntamiento como

todos los particulares les dieron todo genero de auxilios.

segundo dixo que los muertos que recuerda son el Beneficiado Goyco-

echea, dos chocolateros cuyos nombres no recuerda, D.a Xaviera Artola,

Jeanora, Vicente Oyanarte, Juan Navarro, D. Martin Altuna, Pedro

Cipitria, D. José Miguel de Magra que fué tirado de un Balcon la sue-

gra de Echaniz, una muchacha que fué pasada con dos balas por los

pechos y otros muchos que fueron muertos y heridos que no recuerda.

tercero dixo que no habia fuego alguno en la Ciudad quando entraron

los aliados ni algunas horas despues que se retiraron los Franceses al

castillo ni se notó hasta el anochecer del treinta y uno en que desde

la ventana de su casa vió que los aliados pusieron fuego por la tienda

á la Casa de la Viuda de Echeverria ó Soto con algunos mixtos segun

la prontitud con que se esparció el fuego: que temió que desde ella

pasarian á dar fuego á la del deponente pero desde la de Soto pasaron

a incendiar la de la esquina de enfrente que es propia de D. José Maria

de Leizaur cuya Inquilina Bautista de Lecuona ha muerto del susto.

quarto dixo que se remite á lo que ha contextado al capitulo precedente

añadiendo que concluida la quema de la calle mayor incendiaron las

casas del Puyuelo y últimamente las de enfrente del muelle ocupandose

en esta operación Artilleros Ingleses acompañados de Portugueses y

empleando mixtos.

quinto dixo que nada sabe de su contenido.

sexto dixo que los dias succesivos al asalto quantos, ó los mas que sal-

61

REVISTA VASCONGADA

vaban algunos efectos de la Plaza despues de lograr entrar en ella

con varias recomendaciones eran robados y aun despues de la ren-

dicion del castillo y despues de establecido el Magistrado nadie podia

registrar los escombros de su casa sin ser inquietado por las tro-

pas aliadas que robaban fierro, anclas, Balcones y maderos viniendo

Lanchas á cargar con frontales de modo que despues de haber llegado

la Guarnicion Española y mediante las providencias tomadas por el

General Español y los Alcaldes se ha podido aplacar el robo á los

veinte y mas dias despues de la rendicion del Castillo pues que los

aliados especialmente los Ingleses llevavan quanto les era útil diciendo

que todo era suyo.

Al septimo dixo que los Franceses desde que se retiraron al Castillo no

tiraron bombas granadas ni ningunos proyectiles incendiarios sobre el

cuerpo de la ciudad: que ni lo notó el testigo ni ninguna de las mu-

chas personas que la noche del treinta y uno en que ardian ya muchas

casas de la ciudad se hallaban en los texados huyendo del cruel que les

daban los aliados especialmente las mugeres que se valieron de este

asilo y de los comunes para evitar la brutal lascivia de los soldados que

como bestias se tiraban sobre ellas en las calles públicas sin distincion

de edad: que tiene entendido que los mismos Franceses que desde el

Castillo veian el incendio y oyan los clamores y gritos de los habitan-

tes estaban pasmados de esta conducta para con unos vecinos que abo-

rrecian tanto a los Franceses y esperaban con tanta ansia á los aliados

como a sus libertadores y amigos.

Al octavo dixo que no ha visto ni oido que ningun soldado aliado haya

sido castigado por los excesos cometidos en San Sebastian.

Al noveno dixo que las casas que se han salvado del incendio seran como

unas quarenta y casi todas forman una cera desde la casa de D. Antonio

Tauer hasta de tras de la Parrroquia de San Vicente á una con el Con-

vento de San Telmo y todas situadas pegantes y al pie del Castillo.

Todo lo qual declaró por cierto baxo del juramento prestado y en ello

se afirmó, ratificó y firmó despues de su merced asegurando ser de

edad de setenta años y en fe de todo yo el Escribano, Iturbe — José

Manuel de Baracearte. — Ante mi José Elias de Legarda.

(Continuará.)

99

REVISTA VASCONGADA

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA

EN EL

POR LAS

TROPAS ALIADAS

ASALTO DE SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

DON MANUEL ANGEL DE IRARRAMENDI, vecino de esta

ciudad testigo presentado y jurado siendo examinado al tenor del inte-

rrogatorio declaro como sigue

Al primero dixo que de la ventana de su casa número 299 vió que á las

dos de la tarde del dia treinta y uno de Agosto estaban defendiendo

los franceses la entrada á la calle de Embeltran y que el General Rey

desde la Puerta de la Casa de D. Miguel Joaquin de Lardizabal les ex-

hortaba y animaba a la defensa: que de alli á rato derribaron los alia-

dos la Barriqueria y penetraron en dicha calle siguiendo á los franceses

hasta la otra esquina y entrada de la de San Gerónimo: que alli hicie-

ron de seis a siete prisioneros franceses heridos que no podian correr:

que el General Rey y la tropa Francesa se dirigieron al castillo por

dicha calle de San Gerónimo en donde si los hubieran perseguido los

aliados seguramente antes de llegar á la mitad de la calle hubieran

hecho Prisionero al General Frances por la pesadez y torpeza con que

caminaba pero lejos de hacerlo asi se contentaron con entrar en la pri-

mera calle por la parte de la Plaza vieja que es la referida de Embeltran

y comenzaron á derribar las Puertas y tiendas de las casas: que el

declarante se hallava en la suya perteneciente al Conde de Peñaflorida

donde entraron quince soldados ocho Ingleses y siete Portugueses á

los quales el declarante lleno de gozo salió a recibirles como á liberta-

dores del yugo Frances pero quando esperaba iguales demostraciones

de parte de ellos se halló sorprendido con dos fusiles puestos en arma y

Testigo 7.o

100

EUSKAL-ERRIA

apuntandole le digeron «nosotros venimos aquí por dinero y no á

otra cosa, venga pronto sino te matamos» y habiendole dicho que no

tenia le hicieron en la primera habitacion y rompiendo los Baules y

demas piezas donde tenia sus efectos se los robaron todos: que otros

once volvieron á luego que salieron aquellos llevaron al testigo á las

habitaciones altas de la misma Casa sacudiendole culatazos rompieron

en la quarta habitacion dos Baules grandes pertenecientes á D. Xavier

Maria Argaiz de donde extrageron muchas piezas de plata labrada y

ropas de gran valor: un sargento de cazadores Portugueses dixo á un

soldado Ingles que aquella era casa rica y que en ella debia haber

mucho dinero y mirando al testigo dixo este indigno lo tiene escon-

dido si no te dice donde lo tiene matalo: que en conseqüencia le aga-

rró el Ingles y sacandole á la escalera le dixo que declarase donde tenia

escondido el dinero y respondidole que no habia dinero en casa le dis-

paro un tiro á quemarropa de modo que la bala le pasó por entre las

Piernas: que pudo libertarse de ellos huyendo á la primera habitacion

donde á la media hora volvieron á entrar otros cinco de ellos tres In-

gleses y dos Portugueses que estubieron la primera vez: estos igual-

mente comenzaron a hacer las mismas insinuaciones y amenazas: co-

gieron a la criada Francisca Zubelzu y le arrancaron diez y siete duros

que tenia: al declarante obligaron á entrar en un quarto donde habia

tres baules el uno Verde perteneciente a D.a Xaviera de Munibe rom-

pieron y quando vieron habia alhajas de oro un soldado le dijo dispa-

randole «bueno bueno tu has escondido muchas cosas sin decir donde

estan y tambien tienes el dinero guardado, venga pronto y hasta tanto

no sales de este Sitio» que en conseqüencia se colocó haciendo Guar-

dia en la Puerta: que los otros quatro arrimando los Fusiles á la Pared

se echaron sobre las alhajas viendo lo qual el declarante dió un rem-

pujon al soldado de la Puerta y pudo escaparse: que le siguieron dos

y al tiempo que cogio la calle le dispararon un tiro y la bala le pasó

juntó á la oreja derecha: que pudo entrar huyendo en la casa núm.o 297

que habitaba José Larrañaga de oficio chocolatero hombre bien acomo-

dado y los dos que siguieron al testigo tropezaron con Larrañaga y

despues que le sacaron seis onzas en oro y el relox le mataron porque

no daba mas: que el declarante subió al texado y se mantuvo en el

hasta las ocho de la noche á cuya hora tiró una texa á una cocina conti-

gua y habiendo salido a Ventana D.a Casilda de Eleizalde muger de se-

senta y seis años quien compadecida pudo facilitarle una escalera y subió

REVISTA VASCONGADA

101

á su habitacion donde en compañia de esta y de otra criada suia de mas

de sesenta años quienes le refirieron habian sido saqueadas completa-

mente y á eso de las diez vinieron á refugiarse á la misma casa varias

mozas huyendo de las suyas: que á la una de la madrugada llegaron

tres Portugueses diciendo que no trahian otro objeto que el gozar á

las muchachas las quales habiendo oido esto se metieron en un rincon

de la alcoba muy disimulado y habiendoles dicho que no habia en

aquella casa mas que las dos viejas y el declarante les quisieron matar

sacando á ese fin las Bayonetas á cuyo tiempo llego otro que les disua-

dio diciendo que aquella tarde habian robado quanto habia en aquella

Casa y con tanto se fueron: que a las tres sintió el testigo unos espan-

tosos gritos y chillidos de mugeres en la esquina de la calle de San Ge-

ronimo y habiendose asomado á la Ventana quando amanecio vió á

una moza amarrada a una Barrica de dicha Esquina que estaba en

cueros y toda ella ensangrentada con una Bayoneta que tenia atrave-

sada y metida por la misma oficina de la generacion y que varios

Ingleses estaban á su alrededor espectaculo que le llenó de horror y

espanto: que a las siete volvio á salir á la ventana y no existia ya en-

tonces el cadaver de dicha muchacha que habiendo visto en aquella

hora á los dos Señores Alcaldes y Regidor Armendariz con quienes

se incorporó y habiendole dicho el Alcaide Bengoechea que ellos iban

á tomar disposiciones para cortar el fuego y que el testigo fuese á con-

solar a su mujer que se hallaba donde estaba alojado el General Ingles

llorando porque le creía muerto paso allí inmediatamente y vió que

estaban almorzando los criados del General y habiendole preguntado

un sargento Ingles que estaba allí y hablaba bien el castellano qual era

el motivo de su afliccion le contestó que ellos lo eran por el saqueo

y demas atrocidades que estaban cometiendo, á lo que respondió el

Sargento que no tenia culpa la tropa sino quien la autorizaba, a lo

qual repuso el testigo que si seguian ese sistema y conducta en España

seria la sepultura de ellos y con tanto cesó la conversacion. Que á las

diez de la mañana salió el testigo de la ciudad con su familia y otras

muchas personas entre las que vió varias heridas que no puede citar

por no saber sus nombres y apellidos y solo recuerda de Juana Arzua-

ga moza soltera de diez y siete años que fué herida en el brazo derecho

por una bala de fusil que le disparó un Inglés porque se escapó de

casa quando vio le querian matar á su Padre

Al segundo dixo que los muertos que se acuerda son su tio D. Domingo

102

Al

Al

Al

Al

EUSKAL-ERRIA

de Goycoechea Beneficiado jubilado fino Español pues le consta que

todas las semanas celebraba una misa por la felicidad de los Exercitos

Españoles y sus aliados: que este buen Sacerdote quando vió entrar á

los aliados en las Calles Salió lleno de gozo al balcon victoreandoles

con un Pañuelo y fue muerto de un tiro: D.a Xaviera de Artola, la

criada de Lafont, José de Larrañaga, el criado de la Posada de San Juan,

la suegra de Echaniz, José Jeanora y otros que no recuerda: que los

heridos fueron D. Juan Navarro, y D. Claudio Droville un tal Petriar-

za, otro criado de la Posada de San Juan, Juana Arsuaga y otras

muchas personas

tercero dixo que los aliados dieron principio a batir en brecha á las

diez de la mañana del veinte de Julio y el veinte y dos se notó por

primera vez fuego por la parte de la Calle de San Lorenzo sin que

puede decir si provino de las granadas que disparaban los sitiadores ó

como sucedió pero si que la ciudad tomó varias providencias para cor-

tar el incendio y se logró en medio de las balas y granadas que llovian

la noche del veinte y siete habiendose quemado en aquel incendio se-

senta casas en dicha calle de San Lorenzo en la de Atocha Narrica y

San Juan: que desde el dia veinte y siete de Julio hasta las siete de la

tarde del treinta y uno de Agosto no hubo incendio ni fuego alguno

en la Ciudad hasta las siete de la tarde de dicho dia treinta y uno de

Agosto en cuyo tiempo se noto azia la calle Mayor donde principio

segun le aseguraron por la casa de la viuda de Echeverria ó Soto y

aunque el no lo vió tiene entendido que los aliados fueron los que in-

cendiaron la ciudad

quarto dixo que no vió dar fuego á casa alguna

quinto dixo que tiene oido que el carpintero José Ignacio de Vidaurre

y otros fueron llamados por el Ayuntamiento el primero de Septiem-

bre para cortar el fuego y habiendo solicitado estos escolta se les pro-

porcionó y con ella pasaron á las ocho de la mañana á trabajar en

apagar el fuego de la casa de D. Pedro Queheille pero se vieron en la

precision de abandonar y de huir por quanto los soldados que llevavan

de escolta les pidieron dinero y maltrataron

sexto dixo que quando salió el dia primero D.a Bernarda de Goico-

echea muger del testigo el primero de Septiembre con otras muchísi-

mas personas, los soldados de la Guardia de la Puerta de tierra la arran-

caron una Sortija de Diamantes que llevava puesta en el dedo única

alhaja que pudo salvar hasta entonces: que a los tres, quatro y poste-

103

REVISTA VASCONGADA

riores dias los aliados cometian robos á la salida de la Ciudad y fuera

de ella

Al septimo dixo que con motivo de haber estado en el Texado hasta las

ocho de la noche del treinta y uno de Agosto huyendo de las tropelias

que experimentó y temeroso de la muerte puede asegurar que los

Franceses no tiraron sobre la Ciudad ninguna bomba ni granada desde

que se retiraron al Castillo hasta que dexo el testigo el texado ni notó

ni ha oido que hubiesen tirado despues

Al octavo dixo que no ha visto ni oido el que á ningun aliado se haya

castigado en San Sebastian por los excesos cometidos: que lo único

que tiene entendido es que habiendo ido á saquear á los tres ó quatro

dias despues del asalto unos Marineros Ingleses de los transportes

surtos en el Pasage fueron arrestados

Al noveno dixo que las Casas que se han salvado del incendio seran de

quarenta á cincuenta y las mas situadas en el extremo de la Ciudad y

al pie del castillo. Es quanto sabe baxo del juramento prestado en que

se afirmó ratificó y firmó despues de su merced asegurando ser de

edad de cincuenta años poco mas o menos y en fe de todo yo el Escri-

bano, Iturbe, = Manuel Angel de Irarramendi. = Ante mi José Elias

de Legarda

(Continuará.)

202

EUSKAL-ERRIA

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA POR LAS TROPAS ALIADAS

EN EL ASALTO DE SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

DON JOSÉ RAMÓN ECHANIQUE Presbitero Beneneficiado de

las Parroquias unidas de esta ciudad testigo presentado y jurado siendo

examinado al tenor del interrogatorio declaró como sigue

Al primero dixo que se hallo dentro de la Plaza durante el sitio en com-

pañia de su Señor Padre septagenario hasta las once del dia inmedia-

to del asalto y por tanto sabe que a cosa de las once del día treinta y

uno de Agosto, se rompió el fuego; y serian como las dos de la tarde

quando la primera vez, vió por una de las Ventanas de su casa, que

dos Granaderos Ingleses corrian por la calle, en seguimiento de los

enemigos que a toda priesa se retiraban al Castillo, entonces fue quan-

do, lleno del mayor contento le dixo á su Sr. Padre, ya se ha vencido

el punto, nuestros aliados se hallan ya dentro, mas duraron poco tiem-

po el contento y alegria, viendo pues que al paso que iban entrando

en la calle comenzaban á disparar á las Puertas, Balcones y Ventanas

de las casas, mandó á su sirvienta que abriese las Puertas de la calle

pues que acaso querrian reconocer las casas, recelosos de que en ellas

se habrian escondido algunos de los enemigos, quedándose él, en las

Puertas de su habitación para recivirlos y ofrecerles quanto prestaba la

casa, como en efecto lo hizo con el que primero se le presentó mas este,

puesto el fusil en el disparador dirigiendo á su pecho, y dandole un rem-

pujon le respondio saca dinero, muchas, muchas onzas, sino te mato, á

quien porque le dexase con vida, tubo que darle en una bolsa como

unos quatrocientos cincuenta reales Vellon no quedandosele satisfecho

con la plata hasta que vió el oro; por último viendo que se iba y

queriendo el declarante guardar algunos otros reales, algun relox y lo

mejor que tenia, al pasar por el transito, se le presentó segunda vez el

Testigo

8

REVISTA VASCONGADA

203

mismo, con otros quatro compañeros mas haciendo las mismas preten-

siones, y puesto en un rincón entre dos paredes, con el fusil preparado

y dirigiendole al pecho, le despojo de cuanto tenia, hasta de los Pa-

ñuelos de faltriquera; aquí fue quando como fieras se tiraron sobre

quatro o cinco mugeres que se habian refugiado al amparo de ellos

despojandoles primero hasta de los pendientes que llevavan y demás

adrezos, tirandolas á los pies, y arrastrandoles por el suelo porque se

negaban á sus iniquas pretensiones, satisfechos de que fatigadas las

miserables, y rendidas de aquel inhumano cruel y bárbaro tratatamien-

to, desahogarían con ellas sus brutales apetitos. Creyendo el declarante

que serian mas perseguidos y estarian mas expuestos entre las sombras

y soledad de la casa, con aquel continuo entrar y salir de los sáquea-

dores que saliendo al público; fue á decirle á su Padre que se hallaba

escondido le parecia mas acertado el que todos baxasen á la calle, y es-

tarse todos en reunión reciviendo á los que pretendian entrar en la

casa añadiendole que si le hallaban escondido acaso alla mismo le qui-

tarian la vida en efecto baxaron todos y viendo el declarante que se

estava un Señor oficial con el sable en las manos arrimado á su casa

esperando hallar en el alguna proteccion, saludandole primero le dio

la enhorabuena y enseguida empezó á referirle lo que acabara de suce-

der con quatro o cinco Granaderos Ingleses señalandole con la mano;

mas este Señor que segun despues averiguó, era no menos que un co-

ronel, con un aspecto y un mirar serio, le respondió Vms. se han

compuesto, y entendido muy bien con los franceses, Vms. dicen que

el Frances es malo pero el Ingles mucho peor, pues que lo prueven

ahora al Ingles, con tanto volvió las espaldas, dejandoles mas descon-

solados que antes; viendo tambien que aun aqui, y en presencia de

los oficiales no se miraron seguros; se metió el declarante a un Zaguan

donde habia varios que habian sido Prisioneros y á quienes socorrio,

durante su prision (como tambien los demas habitantes) con camisas,

camas, ropa, comida, y limosnas si al amparo de estos podia defender-

se, pero todo era en vano, porque aun aqui cargando el fusil en su

presencia quiso uno dispararle, porque no tenia dinero, ni cosa alguna

que darle. Y diciendole otro que mas le valdria meterse en su casa y

esconderse, empezo a andar y á pocos pasos halló que le iban a buscar

diciendo, que a su Padre despues que le despojaron los unos del todo

los otros le tenian puesto de rodillas en el mismo punto de tirarle pero

en esto quiso la divina providencia que á los lloros de las mugeres

204

EUSKAL-ERRIA

acudiese un oficial á socorrerle y sacarle de baxo del furor de aquellos

barbaros. Ya no le quedaba al declarante otro recurso, que el de su-

birse al texado como en realidad lo hizo; permaneciendo en el arrima-

á la chimenea el resto de la tarde; la mayor parte de la noche casi sin

ropa reciviendo las muchas aguas que caian; desde donde oia los conti-

nuos tristes y lastimosos ayes de toda clase de gentes pero en especial

de las mugeres tanto en las calles como en las casas no considerandose

nadie seguro en parage alguno saltando muchisimos y corriendo de te-

jado en tejado asi aquella tarde como á la noche y la mañana inmedia-

ta hasta su salida que le parecia que cada momento se aumentaba el

desorden; y por fin salió a las once de la mañana del dia primero en

medio de un monton de familias todas maltratadas y muchas heridas.

Al segundo dixo que los muertos que han llegado á su noticia y conoce

de hombres son diez entre ellos el venerable ochenton D. Domingo

de Goycoechea Presbitero Beneficiado: heridos fueron muchos: de

mugeres muertas conoce á tres pero heridas y muy estropeadas mu-

chisimas

Al tercero dixo que quando entraron los aliados el treinta y uno de Agos-

to no habia fuego en la ciudad el qual se descubrio al tiempo de las

Avemarias de dicha tarde en casa de la Viuda de Echeverria ó Soto en

las quatro esquinas de la calle Mayor, no se notó que lo hubiesen cau-

sado los enemigos que se hallaban retirados en el castillo algunas horas

antes

Al quarto dixo que el dia primero de Septiembre á cosa de las tres y media

de la mañana vió que varios Soldados de los aliados despues que rompie-

ron con una Acha la Puerta de la calle por estar cerrada entraron en la

casa inmediata á la del Señor Alcalde actual Michelena y pegaron fuego á

la sala de la tercera habitacion: en seguida bailaron a la luz de la llama

y no salieron de dicha Casa hasta que tomó bastante fuerza el fuego:

que no puede decir de que combustibles usaron solo si que el humo

que salia de la sala era denso y de color de Azufre obscuro y añade

que vió decir asi á los Soldados como á algun oficial que fueron he-

chos Prisioneros por los Franceses en la mañana del dia de Santiago

y los inmediatos que tenian orden del Señor Castaños para reducir á

cenizas la ciudad ó pasar a cuchillo a todos los habitantes lo que prue-

ba en concepto del testigo las voces é intenciones que habia en la tro-

pa desde Julio

205

REVISTA VASCONGADA

Al quinto dixo que ignora su contenido

Al sexto dixo haber visto al tiempo de su salida á las once del dia prime-

ro de septiembre que los Soldados en las puertas de la Plaza y aun

fuera de ella quitaron a varias mugeres la poca ropa que habian salva-

do y llevavan consigo pretendiendo arrancarles hasta los Pañuelos que

llevavan en la cabeza y con que cubrian los pechos

Al septimo dixo que no vió ni oyo que los franceses tiraron sobre la ciu-

dad bomba Granada ni otra cosa incendiaria sino bala de fusil desde

que se retiraron al castillo

Al octavo dixo que no ha visto ni ha oido decir que haya sido castigado

ningun Individuo de las tropas aliadas por los excesos cometidos en la

Plaza de San Sebastian

Al noveno dixo que las casas que se han libertado del incendio seran

como unas quarenta poco mas o menos y las mas se hallan situadas en

el extremo de la Ciudad y a la raiz del castillo. Todo lo qual declaró

por cierto baxo el juramento prestado en que se afirmó ratificó y firmó

despues de su mrzd manifestando ser de edad de treinta y seis años y

en fe de todo yo el Essno Iturbe = Jose Ramon de Echanique. =

Ante mi José Elias de Legarda

(Continuará.)

243

REVISTA VASCONGADA

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA

EN EL

ASALTO

DE

POR LAS

TROPAS ALIADAS

SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

D. MIGUEL DE ARREGUI vecino de esta ciudad testigo presen-

tado y jurado siendo examinado al tenor del interrogatorio declaró

como sigue

Al primero dixo que se halló dentro de la Plaza durante el sitio y que vió

el treinta y uno de Agosto último entraron las tropas aliadas á eso de

las dos de la tarde y las que vió el testigo desde su casa penetraron

por la calle de San Lorenzo á cuyo frente estaba la brecha, hasta la de

Esterlines y notó que dexando de perseguir á los Franceses que huian

precipitadamente se dispersaron á saquear las casas habiendo sido sa-

queada la del declarante varias veces aquella tarde por diferentes parti-

das de soldados y habiendo visto en peligro su vida muchas veces con

el fusil al pecho porque no daba dinero á pesar de que en plata y en

varias porciones dió á diferentes soldados hasta dos mil reales que

tenia á mano con ese fin pero nada bastó para aplacar su furia: que á

la noche se aumentó extraordinariamente el desorden y se emborracha-

ron los soldados en términos que opina el declarante que si los Fran-

ceses se hubiesen baxado del castillo los hubieran pasado á cuchillo

como lo notó en quatro soldados Ingleses asistentes de un capitan que

se alojó en su casa los quales se embriagaron completamente y quisieron

forzar á varias muchachas que se refugiaron á casa del testigo por igual

causa, y lo hubieran conseguido á no haber subido á los gritos tres

oficiales Portugueses que hicieron retirar á dichos soldados: que en

aquella noche no se oian más que ayes y lamentos de mugeres que

eran violadas y que la mañana siguiente primero de Septiembre viendo

que seguia el desorden y desenfreno resolvió salir de la ciudad como

Testigo

9.o

244

EUSKAL-ERRIA

lo hizo á las dos de la tarde tan despavorido que ni cuidó de su muger

é hijo que salieron sin duda despues

Al segundo dixo que no es facil saber quantas fueron las personas muer-

tas el dia del asalto su noche y dias sucesivos por haber sido muertas

dentro de las casas y haberse quemado estas y por la dispersion de

todas las familias de San Sebastian en varios Pueblos; pero los que re-

cuerda ahora de pronto son D. Domingo de Goycoechea, D.a Xaviera

Artola, dos chocolateros, el Maestro Martin Altuna, la Madre de don

Martin Abarizqueta, Bernardo Campos, Vicente Oyanarte, el Alcaide

Carcelero, Estevan Alvirena primo del testigo, D. José Miguel Magra,

el Fondista Jeanora, una criada que se refugió en casa del comerciante

Ezeiza: que las personas heridas eran muchas pues que era rara la mu-

ger asi joven como vieja que no estubiese desfigurada de golpes

Al tercero dixo que por primera vez se notó el incendio el veinte y tres

ó veinte y quatro de Julio azia la calle de San Juan por las granadas

que disparaban los sitiadores pero se extinguió enteramente antes del

dia treinta habiendose quemado en aquella ocasión setenta y tres casas

é inutilizádose hasta cincuenta y dos en cuyo reconocimiento entendió

el declarante á una con D. José Ignacio de Bidaurre: que desde el

veinte y seis de Julio hasta igual dia de Agosto estubo suspendido el

sitio y desde dicho dia veinte y seis hasta treinta y uno de Agosto no

dispararon los sitiadores sobre la ciudad bomba ni granada alguna y

que el declarante no vió fuego aun el dicho dia treinta y uno hasta las

diez de la noche en la casa de la Viuda de Soto ó Echeverria pues que

sabe de positivo al tiempo del asalto y en los dias anteriores no habia

fuego alguno en la ciudad: q.e este no pudo ser causado por los Fran-

ceses que se hallaban retirados al castillo y no disparaban sobre la ciu-

dad: ademas de que el testigo habiendo vuelto á entrar en la ciudad el

dia tres de Septiembre por si podia sacar alguna cosa de su casa vió á

unos Ingleses dar fuego á la casa consistorial aplicandole desde la Alhon-

diga sobre la qual se hallaba el Archivo: que quando se incendió

este edificio les vió salir á la Plaza y hacer demostraciones de alegria

por lo que veian. Este exemplar y el haber notado el dia anterior desde

afuera y tambien el siguiente quatro que prendian fuego casas á quie-

nes no se comunicó por las inmediatas ya incendiadas y que aparecia

en partes distintas le convencen que toda la parte de la ciudad que se

preservó del incendio de Julio fue quemada por los aliados quienes

conservaron solamente las casas que ocuparon al pie del Castillo: que

REVISTA VASCONGADA

245

en prueba de ello la casa Aduana que habiendose quemado toda la cera

de enfrente del muelle se hallaba sana, se la vió arder el cinco ó seis

de Septiembre

Al quarto dixo que se remite á la contextacion que ha dado al capitulo

precedente añadiendo que el mismo vió á los Ingleses que incendiaron

la casa de la ciudad y ha oido tambien á otros que se valian de un palo

ó caña hueca embreada ó barnizada con algun mixto la qual teniendo-

la en la mano los Soldados despedia desde el hueco de la punta un

fuego vivisimo que se esparcia á los quatro costados del edificio en

cuyo centro se colocaban los incendiarios y era tan activo y pegajoso

el tal fuego que al instante prendia en todas partes: tambien añade lo

que notó la mañana del primero de Septiembre que la manzana de

casas que comprenden parte de la calle de Escotilla del Puyuelo de la

Carcel y Mayor vinó á quemarse por los dos extremos á un mismo

tiempo lo que denota que no vino el fuego por comunicación de la que

se incendió primero en la calle Mayor sino que á un tiempo mismo se

dió fuego por los dos lados

Al quinto dixo que ignora su contenido

Al sexto dixo que vió el dia primero y siguientes que los vecinos que po-

dian salvar algunos efectos eran robados á la salida de la Plaza y en

sus trincheras y aun en las cercanias del Antiguo especialmente por los

Portugueses

Al septimo dixo que el testigo como lleva declarado estubo dentro de la

Plaza hasta las dos de la tarde de primero de Septiembre, el dos se

mantubo á la vista de la ciudad el tres volvió á entrar en ella y vió á

los Ingleses incendiar la casa Consistorial y el quatro y siguientes hasta

la rendicion del castillo se mantubo siempre á la vista y en todo este

tiempo puede asegurar que los Franceses no dispararon sobre la ciudad

bombas granadas ni ninguna cosa incendiaria

Al octavo dixo que no ha visto pero si ha oido que se dieron palos dentro

de la Plaza á algunos Soldados pero ignora el motivo

Al noveno dixo que seran quarenta casas poco mas ó menos y que las mas y

las mejores se hallan situadas al pie del Castillo. Todo lo qual declaró por

cierto baxo del juramento prestado y en ello se afirmó, ratificó y firmó

despues de su merced manifestando ser de edad de cincuenta y cinco

años y en fe de todo yo el Escribano = Iturbe = Miguel de Arregui. =

Ante mi José Elias de Legarda

(Continuará.)

REVISTA

305

VASCONGADA

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA

EN EL

ASALTO

DE

POR LAS

TROPAS ALIADAS

SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

MARTIN JOSÉ DE ECHAVE testigo presentado y jurado siendo

examinado al tenor del interrogatorio declaró como sigue

Al primero dixo que se hallaba en casa de Antonio Alberdi en la ca-

lle de Escotilla quando los aliados entraron por asalto en esta Plaza:

que antes de la una entraron en la Plaza vieja y en dha. calle de Esco-

tilla por la calle de Esterlines hallándose aun en la esquina inmediata

de la de San Gerónimo el General frances Rey: que ninguno de los

muchos soldados que entraron en la calle de Escotilla pasó de dha. ca-

lle sino que todos parándose en ella empezaron á tirar tiros á las ven-

tanas á batir las Puertas y á saquear. Que al deponente despues de sa-

carle todo quanto llevava sobre si le arrancaron asi como á Alberdi las

camisas y le pusieron hasta tres veces de rodillas para matarlo con el

fusil al pecho y hubiera sido muerto seguramente por un Sargento In-

gles a no habérselo impedido un soldado de la misma Nacion en agra-

decimiento á haberle el testigo cubierto dos heridas que tenia con dos

Pañuelos. Que el mismo declarante fué herido de un Bayonetazo jun-

to al sobaco izquierdo y en una pierta de un culetazo: que atemoriza-

dos con este mal trato huyeron Alberdi y él al texado abandonando á

todas las mugeres de su familia que se dispersaron tambien y pasaron

toda aquella tarde y noche parte en el texado reciviendo aguaceros sin

Camisa y parte en el Desvan del qual solian salir al texado quando

sentian á los aliados que andaban registrando con luces todos los rin-

cones de las casas. Que aquella noche fué horrorosa por los ayes lasti-

Testigo 10

22

306

EUSKAL-ERRIA

mosos y gritos de mugeres que se oian de todas partes porque las que-

rian forzar pues oyó varias veces voces de mugeres que decian «má-

teme vmd». Que la mañana siguiente notó en todas las mugeres un

aspecto abatido y señales de lo que habian sufrido la noche anterior.

Que cuando oyó desde el texado la voz de uno de los Alcaldes expre-

sara haber permiso para salir corrió a la casa de la ciudad y se mantu-

vo alli hasta las nueve y media en que salió de la ciudad con otras mu-

chas familias desarropado y abatido

Al segundo dixo que los muertos que ha sabido son el Presbitero D. Do-

mingo de Goycoechea, D. Jose Miguel de Magra, D.a Xaviera Artola,

Vicente Oyanarte, Martin Altuna y otros que no recuerda: que de los

heridos han muerto á resultas Pedro Cipitria y Juan Navarro y que

las mugeres casi todas fueron maltratadas

Al tercero dixo: que ha habido dos veces fuego en la ciudad la una por

Julio causado por las granadas que tiraron los aliados y este abrasó se-

senta y tres casas en las calles de San Juan San Lorenzo y Atocha y se

apagó enteramente el veinte y ocho a veinte y nueve de Julio: que

desde entonces hasta el treinta y uno de Agosto no hubo fuego en la

ciudad pues que el deponente á una con Antonio Zubeldia la paseo

todo el día anterior y no notó mas que el que desde el veinte y nueve

habia en los maderos de la brecha pequeña sobre la Zurriola: que

quando entraron los aliados no habia fuego en la ciudad y lo notó por

primera vez el testigo á la tardeada en la casa de la Viuda de Soto ha-

biendo Oido desde el texado gritos de mugeres que decian lamentandose

de que los Ingleses habian dado principio á dar fuego á las casas por lo

qual y por hallarse retirados los Franceses al Castillo y no haber tirado

estos ninguna cosa incendiaria al cuerpo de la ciudad cree que los alia-

dos causaron este incendio á mas que el mismo oyó á muchos de los

aliados la tarde del treinta y uno de Agosto quando entraron á saquear

su casa que tenian orden de matar á todos los habitantes é incendiar

á toda la ciudad lo que oyó también anteriormente á los Prisioneros

Portugueses e Ingleses que fueron cogidos el veinte y cinco de Julio.

Que el quatro o cinco de Septiembre vió que á las quatro de la tarde

estava sana y entera con las inmediatas la grande casa de la Aduana en

la que vió partir raciones á los Ingleses y para las seis y media ó siete

vió desde fuera que ardia por los quatro costados de que infiere que

despues que salió el testigo de la ciudad se dió fuego á dicho edificio

por los aliados

307

REVISTA VASCONGADA

Al quarto dixo que no puede decir sobre este punto más de lo que ha di-

cho al capítulo precedente solo si haber oido que para incendiar se

valian de unos Palos ó cañas que despedian un fuego de mixtos

Al quinto dixo que ignora su contenido

Al sexto dixo que con la misma libertad que robaron el dia que entraron

lo hacian en los siete dias siguientes. Que á los que salvavan algunos

efectos se los robavan á la salida é inmediaciones de la Plaza y vió mu-

chas veces que varios que compraron efectos á los soldados eran des-

pojados por otros que habian observado la venta

Al séptimo dixo que desde que salió de esta Plaza se mantuvo siempre á

la vista hasta la rendicion del castillo y sabe por lo mismo que los

Franceses no tiraron bombas granadas ni cosa alguna incendiaria sobre

la ciudad desde que se retiraron al castillo

Al octavo dixo que no ha visto castigar á ninguno más que á un Portu-

gues que le azotaron por haber perdido el respeto á algun Gefe: que

lejos de ser castigados por los excesos cometidos en esta ciudad no en-

contraban los vecinos proteccion alguna en los oficiales quando se que-

jaban de los robos y mal trato que recivian de los soldados

Al noveno dixo que seran como unas quarenta poco más ó menos las Ca-

sas que se han salvado del incendio y las más se hallan situada al pie

del Castillo. Todo lo qual declaró por cierto baxo del juramento pres-

tado en que se afirmó ratificó y firmó despues de su merced manifes-

tando ser de edad de treinta y un años y en fe de todo yo el Escribano,

Iturbe. = Martin José de Echave. = Ante mi, José Elias de Legarda.

(Continuirá.)

360

EUSKAL-ERRIA

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA

EN EL

ASALTO

DE

POR LAS

TROPAS ALIADAS

SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

JUAN ANTONIO DE ZUBELDIA testigo presentado y jurado

siendo examinado al tenor del Interrogatorio declaró como sigue

Al primero dixo que el dia del asalto treinta y uno de Agosto último se

hallava en la Plaza nueva en la casa n.o 15, con su Madre y hermana

y vió entrar á los aliados á eso de la una y media tras de los Franceses

que huyeron al castillo sin hacer ninguna resistencia y aun vió pasar

al General Frances Rey con solos seis soldados: que los aliados deján-

dolos de perseguir se desmandaron luego á saquear las Casas y al de-

clarante que salió con otro á darles aguardiente le pidieron luego dinero

le arrancaron quanto tenia y quando no pudo dar mas le quisieron ma-

tar poniéndole varias veces los fusiles al pecho y pudo escaparse de

ellos y subir á su casa que la halló llena tambien de soldados y á su

hermana herida en la cabeza de un bayonetazo y á su Madre igualmente

en el brazo. Que la saquearon toda y saliendo unos volvian á entrar

otros y cometian el mismo saqueo y otras violencias de modo que asi

él como su hermana tubieron que esconderse: que aquella noche con-

tinuó el saqueo y el desorden de modo que de todas partes no se oian

mas que lamentos y ayes de mugeres de las que muchas tubieron que

meterse en los comunes por libertarse de la lascivia de los Soldados:

que todo el dia siguiente y su noche en que permaneció el testigo con-

tinuó el mismo desorden y saqueo y el dia dos quando vió que se acer-

caba el fuego á su casa abandonó el Pueblo á una con su familia y salió

á eso de las seis de la mañana: que notó que siendo asi que á los veci-

nos dieron tan mal trato trataban á los Franceses como hermanos

Al segundo dixo que no recuerda de las personas muertas solamente hace

memoria del Presbítero D. Domingo de Goycoechea, de Bernardo

Campos, de Vicente Oyanarte, de dos chocolateros el uno llamado

Testigo 11.o

361

REVISTA VASCONGADA

José Larrañaga que fué muerto teniendo á su hijo en los brazos des-

pués que le robaron = las personas heridas en su casa le fueron su

Madre y hermana, Juan Navarro y Pedro Cipitria que han muerto á

resultas de sus heridas, José Ant.o Alberro, Juana Arzuaga y casi todas

las mugeres han sido golpeadas

Al tercero dixo que quando entraron los aliados no habia fuego en la

ciud.d y lo notó por primera vez el testigo al anochecer del treinta y

uno de Agosto en la calle Mayor y casa de la Viuda de Soto y de allí

se propagó ázia las casas de Belderrain, Queheille y la Escotilla. Que

el dia primero hasta la noche no habia fuego en la Plaza nueva y se

descubrió en la casa de la Naypera por la parte trasera y calle del car-

bon ó Juan de Bilbao: que este fuego fue dado por los aliados pues

que no habia fuego quando estos entraron y quando apareció ya habia

Al

Al

Al

Al

algunas horas que los Franceses estaban en el castillo de donde no dis-

paraban cosa que pudiese incendiar

quarto dixo que no vió dar fuego á ninguna casa pero sí que los alia-

dos trahian en las manos unas como Velas ó palos blancos encendidos,

que no se apagan ni pisándolos ni metiéndolos en el agua y que mira-

ban con indiferencia y aun con alegria el incendio de las casas

quinto dixo que ignora su contenido

sexto dixo que quando salió el testigo con su Madre y hermana el dia

dos de Septiembre robaron á esta última unos Soldados Ingleses un

atado de ropa que pudo salvar y aun al testigo lo que llevava en las

faltriqueras y en las inmediaciones de la ciudad vió que á muchas per-

sonas les arrancaron la pobreza que habian sacado dexándolas llorando.

séptimo dixo que no ha visto ni ha oido á nadie que los Franceses ti-

rasen á la ciudad bombas, granadas ó cosa alguna incendiaria desde que

se retiraron al castillo

Al octavo dixo que no ha visto que se castigue á ningun soldado por los

excesos cometidos en esta Ciudad y solamente vió dar algunos palos á

un soldado á los seis dias despues del asalto

Al noveno dixo que no sabe quantas son las casas que se han salvado del

incendio pero sí que las mas y las mejores se hallan situadas al pie

del castillo. Que lo depuesto es la verdad baxo del juramento prestado

y en ello se afirmó, ratificó y firmó despues de su merced manifestando

ser de edad de veinte y quatro años y en fe de todo yo el Escribano=

Iturbe = Juan Antonio de Zubeldia = Ante mi José Elias de Legarda.

(Continuará.)

400

EUSKAL-ERRIA

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA

EN EL

ASALTO

DE

POR LAS

TROPAS ALIADAS

SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

DON PEDRO JOSE DE BELDARRAIN, Regidor del Ayunta-

miento constitucional de esta ciudad testigo presentado y jurado sien-

do examinado al tenor del interrogatorio declaró como sigue

Al primero dixo que á cosa de las dos de la tarde del treinta y uno de

Agosto vió entrar á los aliados por su calle quienes al momento de-

xando de perseguir á los Franceses y hallandose aun estos en el Pue-

blo empezaron á disparar á todos los Balcones Ventanas y Puertas y

habiendo subido á las casas despues de beber y comer quanto encon-

traban en términos que al deponente le bebieron mas de quatrocientas

botellas de Vino y licores empezaron á saquear y á pedir dinero á las

personas maltratándolas é hiriendolas á culatazos y bayonetazos como

sucedio al deponente que habiendo salido á la calle huyendo del mal

trato que le daban despues de haber repartido mas de ochenta escudos

de oro le agarraron unos Soldados Ingleses y Portugueses le arranca-

ron el Pañuelo del cuello, chaleco, tirantes y le soltaron los calzones

registrandole cuanto cubren estos y ultimamente le derribaron al suelo

á culatazos dexandole casi sin sentido de modo que estubo tendido en

el suelo un quarto de hora pisado por varíos soldados que pasaban por

la calle y le dejaban por muerto: que volvió á su casa donde habia

muchas mugeres refugiadas y despues que saquearon quanto habia se

echaron sobre ellas, violaron á las mas entre ellas á una anciana de se-

tenta y seis años que la gozaron mas de doce: que el deponente dio

Testigo 12.

REVISTA VASCONGADA

401

ocho duros á ocho Soldados para librar de esta violencia á una mucha-

cha de once años hija de un Vecino suio y aunque logró en aquel mo-

mento el librarla habiendo vuelto otra vez algunos de los primeros la

violaron por fin. QUE era rara la muger que se libertaba de este insulto

á no ser las que se escondieron en los comunes y subian á los texados:

que una muchacha con su Madre ambas vecinas del testigo despues de

haber estado algunas horas en el comun de la casa de la Viuda de

Echeverria se presentaron en casa del Deponente llenas de inmundicia

hasta el pescuezo y aun en este estado dos Oficiales Ingleses violaron

á la muchacha: que la muger é hija del testigo se libertaron subiendo

al texado desde donde huyendo del fuego pasaron de texado en texado

al quartel de enfrente de la carcel vieja que estaba desocupado y ce-

rrado de modo que quando la mañana siguiente salió el testigo igno-

raba el paradero de ellas: que la noche del treinta y uno fué la mas

horrorosa que puede explicarse en la que no se oian mas que ayes las-

timosos de mugeres que eran violadas y tiros que se disparaban en las

mismas Casas como lo hicieron en la del testigo quien salió de la ciu-

dad quando hallo á su muger é hija entre quatro y cinco de la tarde

del dia primero de Septiembre admirado del mal trato que le dieron á

los vecinos y de los abrazos y señales de amistad con que recivieron á

los Franceses cogidos con las armas en las manos tratandoles de cama-

radas y dandoles de beber de sus cornetas siendo asi que todo el ve-

cindario á los Ingleses y Portugueses hechos Prisioneros el veinte y

cinco de Julio los socorrió con chalecos, camisas, camas vino chocolate,

Vizcochos con cuya recoleccion corrió el testigo á una con los Indivi-

duos del Ayuntamiento y aun se les socorria con limosnas quando les

encontraban en la calle empleados en los trabajos en que les ocuparon

los Franceses

Al segundo dixo que no es facil averiguar el número de los muertos ya

porque muchas personas heridas se abrasaron en las casas ya por la

dispersion total de las familias de esta ciudad de las que muchas Indi-

viduos van muriendo á resulta de los sustos y mal trato; pero los que

ahora tiene presentes son el Presbitero D. Domingo de Goycoechea

que fué muerto en pago de haber victoreado desde la ventana á los

aliados D. José Miguel de Magra, D.a Xaviera de Artola y su criada,

José Larrañaga, y otra: que los heridos son muchos que fué rara la

muger que no fuese maltratada y entre ellos se cuenta el mismo depo-

nente á Juan Navarro y Pedro Cipitria que han muerto á resultas y el

402

EUSKAL-ERRIA

criado de la Posada de San Juan que herido de dos balazos en el brazo

se le va á hacer la amputacion un dia de estos

Al tercero dixo que el primer fuego se noto el veinte y tres ó veinte y

quatro de Julio en una casa de la Administracion del exponente situa-

da en la brecha en la calle de San Juan que propagó de alli y aun en

otras casas distintas del Barrio de la brecha cundió el incendio causado

por las granadas y bombas que disparaban los sitiadores pero este fue-

go por las activas disposiciones que tomó el Ayuntamiento y en las

que intervino el testigo se logró cortar á los tres ó quatro dias en me-

dio de las muchas granadas que á los operarios disparaban los sitiado-

res de modo que murieron dos de ellos y entre quemadas y derriba-

das fueron setenta y tres las casas que se destruieron: que desde fin de

Julio hasta el treinta y uno de Agosto á la tardeada no hubo fuego

ninguno en la ciudad y estaban enteras mas de las tres partes de la ciu-

dad quando entraron los aliados en la Plaza: que á la tardeada de di-

cho dia treinta y uno vió el testigo desde su casa que los Ingleses pu-

sieron fuego á la casa de enfrente que es de la Viuda de Soto ó Eche-

verria en la esquina de la calle Mayor donde habia un cuerpo de

guardia en la tienda, de Ingleses. QUE primero le dieron fuego por la

quarta habitacion y luego de la misma tienda siendo el fuego de tal

actividad que no duró dicha casa dos horas en quemarse: que desde

alli pasaron a dar fuego a otras entre ellas á dos del testigo tambien al

principio por los altos y luego por la tienda donde habia Gergones y

Leña: enseguida dieron fuego á la de Queheille, á la de Collado, en

fin á vista del testigo incendiaron en su misma Calle por ambas Ceras

y á la tardeada y noche del treinta y uno hasta doce casas: que el dia

dos de Septiembre volvió á entrar á la ciudad y vió á varias partidas de

Soldados pegar fuego á casas en la calle Mayor entre ellas á la antigua

Casa de Peru perteneciente á los Señores de Otazu, en la calle de Em-

beltran á la casa donde vivia la hermana de Iglesias perteneciente a don

José Maria de Leizaur y en la del Puyuelo á la de D. Pedro Lassa de

modo que progresivamente fueron incendiando toda la Ciudad y ha-

biendo hecho cargo aun á algunos oficiales respondieron que tenian

orden de incendiar y matar y que podian estar contentos los vecinos

quando se les dejaba con vida y que esparcieron esas mismas Voces

antes de entrar en la plaza en todos los Caserios inmediatos

Al quarto dixo que en la pregunta precedente lleva señaladas las casas á

las que vio que los aliados dieron fuego y se valieron en la quema de

403

REVISTA VASCONGADA

Al

Al

Al

Al

Al

algunas como en la del testigo y en sus habitaciones altas de unos bra-

serillos de hierro llenos de mixtos que despedian un fuego vivísimo y

por la parte de las tiendas con la Paja de los Gergones que servian

para los Cuerpos de Guardia y en otras como en la Casa nueva de Mi-

chelena de camisas embreadas: que tiene dicho que vió dar fuego la

tardeada y noche del treinta y uno, al primero de Septiembre antes

que saliese de la Plaza, y el dia dos quando volvió a entrar en ella.

quinto dixo que ignora su contenido

sexto dixo que al tiempo de su salida y todos los dias succesivos vió,

por hallarse siempre en las inmediaciones de la Ciudad, que seguia el

saqueo, pues veia todos los dias cargados de efectos á los soldados, al-

gunos Oficiales, á los empleados en las Brigadas, a las cantineras y

aun á los Marineros Ingleses de los transportes de Pasages, y que, á

los vecinos que sacaban algo, les robaban á la salida, como sucedió al

testigo ó á su, muger que le robaron en la Puerta unas frioleras que

pudo salvar y llevava envueltos en un Pañuelo en la mano

séptimo dixo que no ha visto ni oido que los Franceses tirasen bombas

ni granadas, ni ninguna cosa incendiaria sobre el cuerpo de la ciudad.

octavo dixo que no ha visto ni oido que ningun aliado fuese castígado

por los excesos cometidos en San Sebastian

noveno dixo que las casas salvadas serán como unas quarenta, y las

más y mejores se hallan situadas al pie del castillo. Lo qual declaró

por cierto baxo del juramento prestado, y ello se afirmó, ratificó y fir-

mó despues de su merced, manifestando ser de edad de cincuenta y

nueve años; y en fé de todo yo el Escribano = Iturbe = Pedro José de

Belderrain = Ante mi José Elias de Legarda.

(Continuará.)

448

EUSKAL-ERRIA

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA

EN EL

ASALTO

DE

POR LAS

TROPAS ALIADAS

SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

DON JUAN ANGEL ERRASQUIN, natural de Azpeytia presentado

y jurado, siendo examinado al tenor del interrogatorio declaró como

sigue

Al primero dixo que se hallava dentro de esta Plaza durante el sitio, y

de consiguiente el dia del asalto, en el qual los aliados apenas entra-

ron quando, antes de retirarse del todo el enemigo al castillo, empeza-

ron a disparar á las casas de los habitantes, en medio de que estos, a

luego que los Vieron, empezaron á victorearlos por las Ventanas con

mucha alegria, pero respondiendo á estas demostraciones con balazos,

entraron en las casas acompañados de Franceses, acometiendo a las per-

sonas con armas desembaynadas, y queriendolas matar sino daban todo

el dinero que pedian: que sucedieron algunas muertes y hubo muchas

personas heridas y golpeadas, casi todas de modo que el temor que

concibió el testigo fue tan grande que levantando la tapa del comun de

la quarta habitación de la casa en que estava, se metió en él, y estuvo

atravesado en el caño mucho tiempo: que cansado de esta postura, sa-

lió y estuvo tambien atravesado en el cañon de la chimenea, y por fin

tubo que subir al texado, desde donde sintió las quejas y los ayes de

las mugeres que eran violadas: que al principio creyó que aquel des-

orden era efecto del calor del asalto, pero vió que iba en aumento y

que á boca de noche se notó incendio, el qual fué en aumento toda la

noche y tambien los lamentos y griteria de las mugeres que eran vio-

ladas: que la mañana siguiente, los habitantes atemorizados clamaron

por la Salida y lo lograron, siendo robados desde el Portal en los ca-

Testigo13.

REVISTA VASCONGADA

449

minos cubiertos hasta la Misericordia si lograban salvar algo. Que los

habitantes de esta ciudad no eran acrehedores á este tratamiento, ya

por su fidelidad y adhesion á la causa de la Nacion, como por los So-

corros de camas, camisas y dineros y otros auxilios que todo el vecin-

dario dió á los Prisioneros Ingleses y Portugueses cogidos por el ene-

migo el veinte y cinco de Julio

Al segundo dixo que como el declarante sacó su familia al principio del

sitio á cinco leguas de distancia, se retiró allá quando salió de esta ciu-

dad, y no puede dar razon individual de todos los muertos y heridos,

solo supo que entre ellos fueron muertos el Presbitero D. Domingo

Goycoechea, D.a Xaviera Artola, el Fondista Suizo, dos chocolateros,

uno que encendia los Faroles de la ciudad, el Alcaide carcelero y otros

varios que no tiene presentes, asi como tampoco los heridos–

Al tercero dixo que hubo fuego por primera vez á fines de Julio á resulta

de las granadas y bombas que tiraron los sitiadores, de manera que en

el Barrio pegante á la brecha se quemaron sesenta y tres casas, pero se

cortó este fuego por los vecinos, ayudados de Zapadores Franceses en

medio de las muchas granadas que disparaban de afuera: que el dia

treinta y uno de Agosto entraron á la una y media en esta Plaza los

aliados, en cuya época no habia fuego en la ciudad, y el testigo que

estava en el texado observó á boca de noche del mismo dia que ardia

la casa de la Viuda de Echeverria en la esquina de la calle Mayor, y

que se aumentó el fuego durante la noche, y habiendo preguntado a

la mañana la causa del fuego, le contextaron varios habitantes que los

soldados daban fuego a las casas, como en efecto vió el declarante el

dia dos a las nueve de la mañana

Al quarto dixo que vió á un soldado aliado venir por la calle con un plato

grande, y quando se acercó observó que en el plato habia al pie de

veinte y quatro mechas encendidas, pero no sabe que especie de com-

bustible era el que habia en dichas mechas, aunque notó que era de

color de aceite obscuro: extrañando el deponente tuvo cuidado de pres-

tar atencion, y vió que entró en la casa inmediata en que estava el de-

clarante que es la del número 536 en la calle del Puyuelo; inmediata-

mente, habiendo visto a un cabo Ingles, le refirió lo que habia visto,

y sus recelos de que seguramente iria aquel soldado á pegar fuego:

que luego fué el cabo y traxo por respuesta que habia ido a reconocer

si habia algunos efectos, pero el testigo que no separava la vista de la

Puerta de dicha casa, vió salir al mismo soldado con una caldera pe-

33

450

Al

Al

Al

Al

Al

EUSKAL-ERRIA

queña, y en ella solamente cuatro mechas por haber dexado segura-

mente dentro las otras veinte, y con dicha caldera y quatro mechas se

dirigió á otra Casa, que no recuerda qual fuese: que el testigo viendo

inmediato el incendio, que no le dexaban salir de casa, y que no tenia

qué comer ni beber se presentó á un capitan Ingles que tenia alojado

y este le aconsejó que saliese con sus libros, pues que aun por detras

habria fuego dentro de pocas horas, de que infiere, que con todo co-

nocimiento y noticia de los oficiales, se incendiaban las Casas

quinto dixo que ignora su contenido

sexto dixo que el declarante salió al tercer dia al mediodia viendo que

reinaba el mismo desorden que en el dia del asalto en quanto á los ro-

bos y amenazas de quitar la Vida, y que á su salida del Portal observó

que todo el camino cubierto hasta la Misericordia, estava lleno de sol-

dados que no tenian otro empleo que quitar á los habitantes que salian

toda la ropa y alhajas que sacaban, como sucedió tambien al testigo:

que estos robos se executaban por los aliados al tercer dia despues del

asalto, y que segun aseguran los habitantes han tenido esta conducta

desde el primer dia hasta la rendicion del Castillo. Que habiendo dis-

currido sobre el mal tratamiento dado a los habitantes con un oficial

Ingles de graduacion, concluyó diciendo que debian darse por conten-

tentos los habitantes de San Sebastian

séptimo dixo que sin embargo de que el declarante andubo por los te-

xados desde las tres de la tarde de la entrada hasta las once y media

del dia siguiente y a la vista del castillo, no vió que los Franceses ti-

rasen sobre la ciudad bomba, granada ni cosa alguna incendiaria

absolutamente

octavo dixo que no vió ni oyó que algun soldado fuese castigado por

los excesos cometidos en esta ciudad

noveno dixo que no puede asegurar quantas son las casas que se sal-

varon del incendio, pero sí que las más y las mejores estan situadas al

pie del castillo. Todo lo qual declaró por cierto baxo del juramento

prestado, y en ello se afirmó, ratificó y firmó despues de su merced,

manifestando ser de edad de quarenta y cinco años y en fé de todo yo

el Escribano = Iturbe = Juan Angel de Errazquin = Ante mi José

Elias de Legarda

(Continuará.)

EUSKAL-ERRIA

504

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA

EN EL

ASALTO

DE

POR LAS

TROPAS ALIADAS

SAN SEBASTIAN

(Coutinuación.)

D. ANTONIO FERNANDO DE IRIGOYEN, testigo presentado

y jurado, siendo examinado al tenor del interrogatorio, declaró como

sigue

Al primero dixo que, á luego que entraron las tropas aliadas á eso de las

dos de la tarde del treinta y uno de Agosto, empezaron á batir las

Puertas de las casas y á disparar á las Ventanas y Balcones de modo

que á la del testigo tiraron más de dos mil balas, aterrando á varios ve-

cinos que llenos de gozo y alegria se asomaron á victorearlos como á

sus libertadores de la esclavitud en que los tenian los Franceses: que

luego rompiendo con violencia las Puertas entraron en las casas sa-

quearon quanto en ellas habia hiriendo á algunos maltratando á golpes

y culatazos á todos y dando también la muerte á varios. Que entró la

noche y se aumentó el desorden y la violacion de las mugeres de todas

clases de modo que muchísimas para salvarse tubieron que subir a los

texados y andar errantes por ellos: que no hay lengua que pueda ex-

plicar los horrores de aquella noche y las atrocidades que cometieron

los aliados en ella y dias siguientes hasta el quatro de Septiembre en

que salió el testigo quien varias veces estuvo expuesto á perder la vida

con el fusil puesto al pecho con el gatillo levantado despues que le sa-

quearon quanto tenia en casa y le robaron todo lo que llevava consi-

go: que por salvar la vida se refugió á la sacristia de la Parroquia de

San Vicente creyendo hallar proteccion en los Ingleses y Portugueses

enfermos que fueron hechos Prisioneros el veinte y cinco de Julio á

Testigo 14.

REVISTA VASCONGADA

505

quienes cuydaba y distribuia socorros propios y los que le daban todos

los vecinos: que al tiempo que huyó de casa para la Parroquia le dispa-

raron por detras varios tiros y habiéndole seguido hasta la sacristia sin

que lo estorvasen las guardias que habia en la Puerta y alli con la Ba-

yoneta puesta al pecho la amenazaron quitar la vida sino daba dinero

y habiéndole hecho reconocer toda la Sacristia robaron tres cálices y

una crismera de Plata: que estos eran Ingleses. Que dentro de un

quarto de hora se le presentó su cuñada toda estropeada y maltratada

de modo que ha muerto á resultas y abandonando la casa aquella no-

che se refugiaron en la sacristía baxo de llave que el deponente tenia

en su poder advirtiendo que asi como su cuñada han muerto y van

muriendo muchos habitantes de San Sebastián en los caserios y Pue-

blos inmediatos. Que el dos á las diez de la mañana yendo a casa de

la ciudad á buscar al señor Vicario para que sumiese las sagradas for-

mas y recoger el copón que las contenia al tiempo de baxar de la casa

de la ciudad donde no halló al Vicario sino guardia Inglesa y Portu-

guesa quatro soldados de esta última Nacion le acometieron con Puña-

les y le arrancaron unos reales que le dió un amigo por favor y hasta

la tabaquera con el tabaco que contenia: que sin embargo de que no

se podia andar por las calles sin exponer la vida en cada momento por

las tropelias de los soldados se mantuvo hasta no poder más que fué

la mañana del sábado quatro de septiembre en que salió de la ciudad

llevando consigo la Llave de la Sacristia que la dejó cerrada y en ella

todos los ornamentos y el copon con sus formas quedando en la iglesia

los Prisioneros enfermos Ingleses y Portugueses y en las dos Puertas

y en todo el atrio una numerosa guardia de Portugueses: que despues

que salió el testigo forzaron las Puertas de la sacristia y robaron Orna-

mentos y el copon rompiendo todos los caxones y armarios el Horga-

no y hasta los Libros Parroquiales que los ha hallado todos despeda-

zados de modo que en la Parroquia nada ha quedado aun de lo preciso

para el culto Divino. Que toda la plata del servicio de la Parroquia de

Santa Maria que estava escondida en la bobeda de la misma Parroquia

se hallava intacta quando entraron los aliados y ha faltado toda ella

como lo notó el testigo quando fué á reconocer el parage á pocos dias

despues que volvió a entrar en la ciudad y registró ambas Parroquias

habiendo tenido la de Santa María igual suerte que la de San Vicente

en el Organo, caxoneria de la Sacristia, Libros Parroquiales y lo que

es más los preciosos pasos de Semana Santa, obra del célebre escultor

506

EUSKAL-ERRIA

Felipe de Arizmendi que llamava la atencion de todos los amantes

de las bellas Artes

Al segundo dixo que no es facil averiguar el número de muertos, pero

los que se acuerda de pronto de conocidos suios muertos la tarde de la

entrada y en su noche seran como unas catorce entre ellos el Presbí-

tero D. Domingo de Goycoechea, y las personas heridas y estropeadas

son innumerables

Al tercero dixo que por primera vez hubo fuego en la ciudad el veinte y

tres ó veinte y quatro de Julio en las calles cercanas á la brecha á re-

sulta de las bombas y granadas que en mucho número disparaban los

sitiadores y algunas que desde el castillo arrojaban a ellos los franceses

y quedaron cortas, pero asi este fuego como el que en alguna casa cer-

cana á la brecha pegaron los mismos franceses se cortó enteramente

por las disposiciones que tomó el Ayuntamiento habiéndose quemado

sensenta y tres casas en aquella época: que desde entonces hasta el

treinta y uno de Agosto despues que entraron los aliados no hubo fue-

go en la ciudad y lo notó por primera vez en la calle del Puyuelo que

hace esquina a la Mayor al anochecer y en seguida se propagó el in-

cendio con tal actividad que el viernes tres de Septiembre ardia ya toda

la ciudad: que este fuego no fué dado por los Franceses que estavan

ya en el castillo horas antes que se viese el primer fuego sino por los

aliados que vió andaban con mixtos en varias calles pegando fuego á

las casas y aun dieron tambien fuego al campanario de San Vicente

del que se quemó parte y de las dos naves baxas de la derecha del

templo y no se comunicó ó propagó por ser de piedra sillar la nave

principal y estar más elevados los texados de ella que de lo contrario

se hubiera abrasado

Al quarto dixo que se remite a lo que ha contestado en el capitulo pre-

cedente

Al quinto dixo que ignora su contenido

Al sexto dixo que tiene declarado que el dia siguiente al asalto hasta el

quatro en que permaneció el testigo se experimentaban los mismos

robos y violencias que quando entraron y que aunque al testigo al

tiempo de su salida que no llevava mas que el vestido y una Niña de

pecho en los brazos no le hicieron nada vió que a otros le robaron á

la salida de la Plaza y aun fuera y en sus inmediaciones la pobreza

que salvavan

Al séptimo dixo que aunque el testigo estubo dentro hasta el dia quatro

507

REVISTA VASCONGADA

no vió aunque estubo en observación dia y noche que los Franceses ti-

rasen sobre la ciudad bombas, granadas ni cosa alguna incendiaria

desde que se retiraron al castillo ni nadie puede decir lo contrario con

verdad

Al octavo dixo que no es cierto que ningun soldado haya sido castigado

por los excesos cometidos en esta ciudad antes bien se les dió una ab-

soluta licencia de la que no hay exemplo segun se vió por los efectos

y que por último se dexó entrar á saquear y saquearon los muleteros

empleados en las Brigadas

Al noveno dixo que seran poco mas o menos quarenta casas las que se

han salvado del incendio y las más y las mejores estan situadas al pie

del Castillo y se libertaron estas seguramente en concepto del testigo

porque las ocuparon los aliados para su alojamiento. Todo lo qual de-

claró por cierto baxo del juramento prestado y en ello se afirmó, ratificó

y firmó manifestando ser de edad de cincuenta y seis años y en fe de

todo yo el Escribano = Iturbe = Antonio Fernando de Irigoyen =

Ante mi José Elias de Legarda

(Continuará.)

REVISTA VASCONGADA

51

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA

EN EL

ASALTO

DE

POR LAS

TROPAS ALIADAS

SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

DON GABRIEL SERRES natural vecino y del comercio de esta

ciudad testigo presentado y jurado siendo examinado al tenor del inte-

rrogatorio declaró como sigue

Al primero dixo que las tropas aliadas á luego que entraron en la Plaza

empezaron á saquear todas las casas, y ademas cometieron las mayores

atrocidades como son matar y herir a muchos habitantes, y ademas

violar á la mayor parte de las mugeres: que aun los Franceses no se

retiraron al castillo quando dieron principio á estos excesos: que al

declarante despues de haberle quitado hasta todas las ropas que tenia á

cuestas, le dieron muchos golpes y varios sablazos que por su dicha no

pasaron los vestidos. que el dia primero de Septiembre no fue menos

cruel para los pobres habitantes que ya no teniendo dinero, comesti-

bles ni cosa alguna para poder contentar a la tropa que entraba en sus

casas, los maltrataban de tal modo que á muchos les quitaron las vidas

y a los demas les dexaban estropeados: que el declarante estando ya

en la inteligencia de que cesaria ya el saqueo la noche del treinta y

uno fue sobre la Cama á descansar un poco por quanto no se podia

tener sobre sus pies por los sustos que pasó y á cosa de las tres de la

mañana vinieron á su casa cinco Ingleses y habiendole dicho que se

levantase luego lo hizo asi: luego le pidieron dinero y habiendoles

dicho que no tenia, le amenazaron varias veces con la muerte, ponien-

dole las bayonetas en el pecho, si no les entregaba al momento alguna

Testigo15

52

EUSKAL-ERRIA

cantidad viendo lo qual y por evitar esta triste suerte, les dixo que para

quando ellos baxasen de la segunda vivienda, veria de hallar alguna

cosa si acaso no dieron con algunos rincones en que tenia guardados

unos reales; entonces le juraron si para quando baxasen no tenia listo

el dinero, le matarian a sablazos, en cuya vista á luego que subieron

al segundo piso el declarante salió de su casa, y fue á refugiarse á la

casa de la ciudad por quanto habia guardia en la Puerta. Que lo que

hay de más fuerte es que á los Soldados Franceses que cogieron pri-

sioneros en la brecha y en las calles, los trataron con la mayor huma-

nidad pues los abrazaban y daban de beber, siendo asi que a los habi-

tantes que se sacrificaron por servir á los Ingleses y Portugueses que

el enemigo cogió Prisioneros el dia veinte y cinco de Julio, dandoles

odo lo necesario hasta hacer una requisicion para recoger sabanas, ca-

misas etc. para los heridos y sanos y camisas de Percal para los oficia-

les, los maltrataron en recompensa de estos Servicios: que ademas es

bien público y notorio que los habitantes de San Sebastian esperaban

con la mayor impaciencia el dia feliz de la entrada de sus aliados, pues

á luego que se apoderaron de la ciudad, muchos salieron á las venta-

nas con mil aclamaciones de jubilo, pero muchos fueron víctimas, pues

en señal de agradecimiento tiraron varios tiros y mataron á algunos de

ellos, visto lo qual los demas se apresuraron a cerrar las Ventanas para

evitar de seguir igual suerte, pero de nada sirvió esta medida respecto

á que derribaron las puertas de la calle con tiros de escopeta

Al segundo dixo que aunque le consta al declarante que mataron é hirie-

ron á varios habitantes por haberlo oido decir á muchos, no sabe quie-

nes son sino es los siguientes: el sacerdote D. Domingo de Goyco-

echea y D.a Xaviera que vivian junto á la Plaza nueva, Jeanora que

vivia en la calle de la Trinidad, que tenia la Posada del Suizo y dos

chocolateros cuyos apellidos ignora; estos fueron muertos por las tro-

pas aliadas el mismo dia de la entrada, y heridos los siguientes: Pedro

Cipitria sastre que vivia junto á San Vicente, el Andaluz que vivia

frente la carcel vieja y el Espadero que vivia en la calle Mayor. Los dos

primeros murieron á resultas de sus heridas, pero el tercero segun tie-

ne entendido se halla ya sano

Al tercero dixo que el treinta y uno de Agosto quando entraron los alia-

dos no habia fuego en la ciudad hasta eso de las seis de la tarde en

que se notó, que la casa de la Señora Viuda de Echeverria sita en los

quatro Cantones de la Calle Mayor ardia, y aunque el declarante no

REVISTA VASCONGADA

53

vio darla fuego tiene entendido á varios de aquella calle que las tropas

aliadas le pegaron fuego

Al quarto dixo que como el declarante anduvo huyendo para guardarse

del mal trato que le daban (pues que á cada paso le querian matar) no

vio pegar fuego á las casas; pero observo que á luego que salieron cin-

co ó seis soldados aliados de la casa numero 7 en la Plaza nueva la

casa principio á arder. Ademas el relogero Garcia que estaba con el de-

clarante en la Casa de D. José Maria de Soroa y Soroa lo tiene dicho

que habiendo baxado al Almacen llegó á tiempo que iban á pegar fue

go á la casa y que pudo conseguir el que el fuego no operase

Al quinto dixo no puede decir nada sobre este capitulo

Al sexto dixo que el declarante salió fuera de la ciudad el dia dos de sep-

tiembre no pudiendo ya aguantar el mal trato que le daban, pues aun

entonces continuaba el saqueo lo mismo que el primer dia no solo en

la Ciudad sino tambien á sus alrededores

Al septimo dixo que el declarante no vio tirar sobre la ciudad ninguna

Bomba, Granada ni otros proyectiles incendiarios por las tropas Fran-

cesas desde que se retiraron al castillo

Al octavo dixo que no ha llegado á noticia del declarante el que ningun

Individuo de las tropas aliadas haya sido castigado por los excesos co-

metidos en la Plaza de San Sebastian

Al noveno dixo que las pocas casas que se han libertado al incendio son

toda la cera de la calle de la trinidad por el lado del castillo y unas po-

cas casitas que hay desde el Pozo de la Plaza Vieja hasta el Quartel de

San Roque pegantes á la muralla. TODO lo qual declaró por cierto

baxo del juramento prestado en que despues de leido Se afirmó ratificó

Y firmó despues de su merced manifestando ser de edad de veinte y

cinco años y en fe todo yo el Escribano = Iturbe = Gabriel Serres =

Ante mi José Elias de Legarda

(Continuará.)

169

REVISTA VASCONGADA

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA

EN EL

ASALTO

DE

POR LAS

TROPAS ALIADAS

SAN SEBASTIAN

(Continuación)

DON DOMINGO DE ECHAVE testigo presentado y jurado sien-

do examinado al tenor del interrogatorio declaró como sigue

Al primero dixo que el testigo habitaba en la casa de la señora Viuda de

Cardon desde donde que es la Calle de Narrica vió la entrada de las

tropas aliadas á eso de la una del mediodia del treinta y uno de Agos-

to y á los primeros soldados que vió y pidieron agua hallandose toda-

bia aun los franceses sin retirarse al castillo les dio una herrada de

agua que por ser del Pozo la mezcló con dos Botellas de coñac, que

vertió delante de los mismos en la herrada y habiendo bebido dichos

soldados y un oficial á quien abrazo el testigo de gozo le mandaron

cerrar la Puerta como lo hizo: que de alli á rato empezaron á tirar ti-

ros y á batir las Puertas y habiendo abierto el testigo la de su Casa se

echaron como Leones sobre el pidiendole dinero le arrancaron quanto

tenia; subieron á las habitaciones saquearon todo rompiendo arcas es-

critorios caxones y quanto habia: que saliendo unos volvian á entrar

otros de modo que era un continuo fluxo y refluxo de soldados que

entraban y salian. Que el testigo vio muchas veces expuesta su vida

con el fusil al pecho recivio golpes y especialmente dos culatazos que

le duelen aun y un bastonazo en la cabeza: que en el mismo Zaguan

y delante de un monton de mugeres fue despojado hasta de la camisa

dexandole en cueros: y que al otro dia a las tres de la tarde salio sin

camisa hasta Loyola donde le prestaron otra: que es imposible descri-

bir los horrores atrocidades y violencias que los aliados cometieron

Testigo 16.

15

170

EUSKAL-ERRIA

aquella tarde en su noche y dia siguiente: que las mugeres fueron vio-

ladas sin respetar la ancianidad y la Niñez pues que dos ancianas co-

nocidas suyas que pasan de sesenta años lo fueron y no pudo tampoco

impedir el que á vista del testigo un sargento que le parece era Portu-

gues Violase á una criada suia de edad de diez y seis años habiendo

amenazado al deponente que lo quiso estorvar, quitarle la vida con

una lanza ó alabarda que le puso al pecho: que seria nunca acabar el

pormenorizar todos los actos de ferocidad cometidos por los aliados

cuyo furor no se aplacó ni el dia siguiente pues a las ocho de la maña-

na de primero de Septiembre vió que mataron á un Paysano en la ca-

lle de Escotilla: que el testigo pasó la noche en el texado á una con

una muchacha que escapó como pudo de las garras de los aliados: que

desde el texado donde sin camisa recivió los aguaceros que cayeron ola

los alaridos y ayes lastimosos de las mugeres que eran violadas heri-

das y maltratadas; y por fin por salir de aquel Infierno y martirio conti-

nuo resolvió á las tres de la tarde del primero de Septiembre dexar la ciu-

dad de donde salió envuelto en una saya vieja de su muger coxo estro-

peado y despues de haber perdido en metalico plata y alhajas unos

ochenta mil reales

Al segundo dixo que seran como unas veinte las personas conocidas del

testigo que han sido muertas entre ellas el respetable Pcco. D. Domin-

go de Goycoechea cuyo cadaver vio en su casa en medio de otros dos

muertos y las personas heridas son innumerables

Al tercero dixo que quando entraron los aliados no habia fuego en el

cuerpo de la ciudad sino en las ruinas de una casa pegante á la brecha

de la que no pudo comunicarse por ningun estilo por hallarse todas las

de aquellas inmediaciones quemadas en el primer incendio de Julio:

que el treinta y uno á la tardeada notó fuego el testigo en el centro de

la calle del Puyuelo en la casa en concepto del testigo perteneciente á

D. Manuel Joaquin de Alcain y que un Soldado Ingles monstrándole

con el dedo dicho fuego le dljo las palabras siguientes «Ves aquella

casa quemar; pues todos asi mañana» y en efecto sucedio asi pues que

á la mañana siguiente vio dar fuego á unos Soldados Ingleses á la casa

de D. José Cardon donde habitaba el deponente sita en la calle de Na-

rrica y habiendose ensayado á apagarlo observó que el fuego era dado

con mixtos que se contenian en unos cucuruchos o cartuchos gordos y

era tan activo que por más ensayos que hizo no pudo apagarlo. QUE

el fuego se aplicó por el Almacen entablado; de consiguiente no tien

171

REVISTA VASCONGADA

la menor duda en que los aliados fueron los que incendiaron la ciudad

lo que confirma el no haberse practicado diligencias por ellos para cor-

tar el fuego

Al quarto dixo que en el capitulo precedente tiene dicho á que casa vió dar

fuego y todo lo demas que abraza esta pregunta

Al quinto dixo que ignora su contenido

Al sexto dixo que por haber ido el testigo á luego que salio á la Villa de

tolosa distante quatro leguas y no puede dar razon sobre este capitulo.

Al septimo dixo que mientras estubo dentro de la Plaza no tiraron los

franceses bombas granadas ni otra cosa incendiaria sobre la ciudad des-

de que se retiraron al castillo lo que hubiera visto el deponente por

haber pasado la noche en un texado muy alto

Al octavo dixo que ni vió ni ha oido que ningun Soldado haya sido cas-

tigado por los excesos cometidos en la ciudad, al contrario que se

acuerda bien que teniendo entre tres Soldados en un Zaguan de la ca-

lle de Iñigo á una muchacha violandola se quejó una vieja á un oficial

Ingles y le pidio auxilio para libertar á la muchacha de aquella violen-

cia pero el oficial lexos de auxiliarla la despidio diciendo que los deja-

se que no matarian á la moza y que callase

Al noveno dixo que no sabe quantas son las casas que se han salvado del

incendio pero que si que las mas y las mejores estan situadas al pie del

castillo. Todo lo qual declaró por cierto baxo del juramento prestado

y en ello se afirmó ratificó y firmó despues de su merced manifestando

ser de edad de cincuenta y cinco años y en fe de todo yo el Escribano

Iturbe. = Domingo de Echave. = Ante mi José Elias de Legarda

(Continuará.)

REVISTA VASCONGADA

221

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA POR LAS TROPAS ALIADAS

EN EL ASALTO DE SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

DON JOSE VICENTE SOTO testigo presentado y jurado siendo

examinado al tenor del Interrogatorio declaró como sigue

Al primero dixo que quando entraron las tropas aliadas la tarde del trein-

ta y uno de Agosto se hallaba en su casa sita en la esquina de la calle

Mayor conocida con el nombre de la Viuda de Soto y Echeverria que

á luego que entraron empezaron á disparar tiros á las Ventanas Balco-

nes y por haberse asomado un poco á la Ventana le tiraron tres bala-

zos: que desde ella vió que hicieron prisioneros á tres Franceses dos

del Regimiento N.o 62 y uno de Zapadores á quienes dieron de beber

ron y les recibieron con los brazos abiertos: que el testigo asi como

otros muchos recibió á los aliados con el mayor gozo y buena volun-

tad les ofreció y dió de beber pero estos empezaron á pedir dinero á

robar saquear y golpear y habiendole quitado al deponente quanto te-

nia acometiendole con puñales y poniendole al pecho fusiles con el ga-

tillo levantado y por último habiendole pedido cincuenta duros que

no tenia les persuadió que le acompañasen á casa de un amigo á pe-

dirle dinero por no tener el un quarto y en efecto para aquel momento

le arrancaron ya veinte mil reales y la ropa que tenia puesta: que sin

sombrero y en camisa fue por todas las calles seguido de un Sargento

Portugues que venia por los cincuenta duros y se refugió en la casa

de la ciudad en la que habia una Guardia respetable y á donde no de-

xaron subir al sargento: que alli pasó toda la noche y oió los gritos y

mentos de las mugeres que eran violadas y maltratadas: que estando

deponente en la casa Consistorial entró á refugiarse en ella el respe-

ble anciano D. Miguel Miner en cueros sin mas que los calzones:

finalmente que no hay quien pueda explicar los horrores de aquella

noche y por fin salió de la Ciudad á las nueve de la mañana de pri-

mero de Septiembre habiendo perdido toda fortuna y hasta su ropa-

Testigo 17

222

EUSKAL-ERRIA

Al segundo dixo que no sabe quantas son las personas muertas solamente

recuerda del Presbitero D. Domingo de Goycoechea, de D.a Xaviera

Artola, José Larrañaga, Vicente Oyanarte, Bernardo Campos y el cho-

colatero Felipe Plazaola que lo enterró su propia muger, el Fondista

Jeanora: los heridos que recuerda son Joaquin Santos de Elduayen

hombre muy anciano que aun no ha sanado y otras muchas personas

que no es facil averiguar por hallarse esparcidas todas las familias de

San Sebastian

Al tercer dixo que quando entraron los aliados en la Plaza el treinta y

uno de Agosto no habia fuego en la ciudad y la primera vez que vió el

deponente fué en su propia casa al tiempo que baxaba con un sargento

Portugues por los cincuenta duros y se marchó a la casa de la ciudad:

pues entonces que serian entre seis y siete de la tardeada vió que Sol-

dados Ingleses y Portugueses estaban dando fuego por el Almacen y la

tienda debio ser tan activo el fuego que a los tres quartos de hora vino

á la casa Consistorial el Alcalde Bengoechea y le aseguró que estaba ya

abrasada su casa y ardiendo las inmediatas

Al quarto dixo que se remite al capitulo precedente y que en quanto á los

combustibles no puede decir otra cosa sino que les vio en las manos

una especie de paquete como de cartuchos y una cosa que parecia

mecha

Al quinto dixo que ignora su contenido

Al sexto dixo que ha oido decir que dias despues del asalto se cometieron

robos y violencias en la ciudad y sus inmediaciones y vió el deponente

quando salió que en la Puerta los centinelas robaron á unas mugeres

los Pañuelos con que cubrian los pechos y el dinero que llevavan

Al septimo dijo que mientras estubo el deponente en la ciudad no tiraron

los franceses cosa alguna incendiaria sobre ella desde que se retiraron

al castillo ni ha oido que hubiesen tirado despues que salió el testigo.

Al octavo dixo que no ha oido que ningun soldado hubiese sido castigado

por los excesos cometidos en San Sebastian

Al noveno dixo que no sabe de positivo quantas son las casas que se han

salvado del incendio pero si que son bien pocas y que las mas estan

situadas al pie del Castillo. TODO lo qual declaro por cierto baxo del

juramento prestado en que se afirmó ratificó y firmó manifestando ser

de edad de diez y ocho años y en fe de ello firmo yo el Escribano:

Iturbe = Jose Vicente de Soto = Ante mi: Jose Elias de Legarda-

(Continuará.)

REVISTA

VASCONGADA

309

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA POR LAS TROPAS ALIADAS

EN EL ASALTO DE SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

D. JUAN JOSÉ DE GARNIER REMON vecino de esta ciudad

testigo presentado y jurado siendo examinado al tenor del Interrogato-

rio declaró como sigue

Al primero dixo que la conducta de los aliados el dia del asalto y los si-

guientes fué la mas fatal y escandalosa segun se dice egecutaron en

otras familias en quanto á violencias de mugeres y saqueo general. Que

por lo que toca á la persona del testigo declara que habiendose empe-

zado el tiroteo dentro de la ciudad entre Ingleses Portugueses y Fran-

ceses un oficial Ingles herido le pidio vendage para curarse se lo hechó

por el Balcon y le dió gracias; que de alli a rato otre oficial Portugues

le pidió un poco de Aguardiente cuyo auxilio le subministró pronta-

mente y sin reparar en ningun peligro. Que baxó las escaleras con una

botella y vaso acompañado de un vecino de la segunda habitacion de

su casa mas antes de llegar á la Puerta de la calle que la tenia cerrada

oyo un tiro de fusil que tiraron para abrirla y entiende serian los Por-

tugueses por que entonces no habia Franceses en la calle que abrio la

Puerta y con la mayor precipitacion se introduxo una porcion de tro-

pa Portuguesa la que habiendole quitado tres dientes de un culetazo

de fusil le siguieron sacudiendole sablazos hasta que llegó á la quarta

habitacion y en aquel sitio le obligaron a que diese dineros y en efecto

entregó los que tenia mientras que los compañeros se entretenian en

romper Armarios y Papeleras, caxones y demas muebles en que creian

poder hallar interes para zaciar de injusta codicia. Que en esta primera

ocasion se llevaron todo lo mas precioso de su casa con inclusion de la

Testigo 18.

310

EUSKAL-ERRIA

mejor ropa y en su quarto donde tenia su escritorio y papeles de co-

rrespondencia y Documentos importantes como Escrituras de imposi-

ciones testamentos, legados y mandas á favor de los herederos de su

familia los quales por haberlos maltratado tirandolos y pisandolos se

perdieron todos cuya perdida es la mas sensible para el testigo y sus

interesados como se puede deducir. Que á la noche fué horrorosa por

los alaridos que se oian de todas partes se refugiaron á su casa al abri-

go de un oficial que se alojó en ella varias familias de las vecindades y

por fin quando vio arder su Casa salió de la ciudad el primero de Sep-

tiembre por la mañana aunque volvio el dia dos á ver si podia sacar

algo

Al segundo dixo que en cuanto á muertos y heridos en esta fatal desgra-

cia aunque ha visto muchos de una y otra clase y de entrambos sexos

no puede asegurar el número fixo, solo dirá y entiende que seran mas

de lo que algunos creen por hallarse muchos de estos infelices envuel-

tos en las ruinas que causó el incendio

Al tercero dixo que el primer fuego que notó fue cerca de su casa en la

de la Viuda de Soto ó Echeverria y fué causado por los Ingleses y Por-

tugueses; y que habiendo preguntado al Coronel Inglés del Regimiento

Número 38 por que dieron á dha Casa le contexto que por que recela-

laban habia alguna mina

Al quarto dixo que ademas de la dicha las Casas que vió arder al romper

del dia primero de Septiembre desde la guardilla de la suya fueron

ázia el centro de la ciudad sin poder asegurar con que mixtos incen-

diaron y como los Franceses en aquella hora estaban en el castillo de-

duce que los incendiaron los aliados que á la mañana estando en su

casa vió que echaban mixtos y que antes de media hora empezó á ar-

der toda la casa aun desde los Almacenes baxos hasta lo mas alto y que

con tanta prontitud se aumentaba el incendio que solo tubo lugar de

tomar el capote y escapar á la calle abandonandolo todo con deseos de

salvar la vida

Al quinto dixo que aunque andubo por la ciudad no observó que ningun

Ingles ni Portugues trabaxase en apagar el fuego y aunque el testigo se

presentó en la Plaza vieja al General Ingles á pedirle auxilio le con-

textó que no podia por entonces

Al sexto dixo que á los tres ó quatro dias del asalto robavan los aliados á

todos los Paysanos hombres y mugeres que salian de la ciudad todo

lo que llevavan oculto y descubierto habiendo sido el testigo robado

311

REVISTA VASCONGADA

en tres ocasiones que salió con algunas cosas que el primer dia pudo

salvar del pillage

Al septimo dixo que desde que los Franceses se retiraron al castillo no dis-

pararon ni un tiro sobre la Ciudad

Al octavo dixo que no ha visto imponer mas castigo que el de unos pocos

palos ó baquetas que á los tres ó quatro dias despues del asalto dieron

en la Plaza vieja á un Ingles y no sabe por que motivo

Al noveno dixo que las casas que se han libertado del incendio son las

que hay desde el muelle linea recta hasta la Parroquia de San Vicente

é situadas al pie del Castillo y que no sabe su número por no haberlas

contado. TODO lo qual declaró por cierto baxo del juramento pres-

tado en que se afirmó ratificó y firmó asegurando ser de edad de cin-

cuenta y dos años cumplidos y en fe de todo yo el Escribano Iturbe=

Juan José de Garnier Remon = Ante mi José Elias de Legarda

(Continuará.)

REVISTA VASCONGADA

507

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA

EN EL

ASALTO

DE

POR LAS

TROPAS ALIADAS

SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

D. JUAN BAUTISTA DE AZPILCUETA testigo presentado y

jurado siendo examinado al tenor del interrogatorio declaró como sigue:

Al primero dixo que el treinta y uno de Agosto á cosa de las dos de la

tarde se posesionaron los aliados del cementerio de Sta. Maria donde

vivia el testigo cuyo puesto abandonaron los franceses despues de una

resistencia de un quarto de hora retirándose en tal desorden al castillo

que en concepto del Declarante si los aliados los persiguen en seguida

se hubieran apoderado de él pero se contentaron con quedarse en este

puesto y observó desde el resquicio de su ventana que á una infeliz

muger que salió a la suia y victoreó a los Ingleses inmediatamente le

dispararon dos fusilazos desde el cementerio y no sabe si murió por-

que al instante cerró el resquicio el deponente. Que para dar una idea

de la conducta de los aliados referirá lo que le consta y sabe de posi-

tivo ocurrió en cierta casa donde vivid un sacerdote con tres Señoras y

una Criada todas de mayor edad pues la que menos no baxa de qua-

renta años que despues de haber derribado las Puertas de dha. casa

entraron los aliados en ella al mediodia del treinta y uno de Agosto la

saquearon toda hasta que al pobre cura le pusieron en cueros y desde el

mismo cuerpo le arrancaron tres ó quatro cartuchos de orillos y doblo-

nes de a quatro y lo dexaron en esta forma quando á cosa de las quatro

de la tarde se presentó en dcha. casa un oficial de los aliados y compa-

decido de toda esta gente les ofreció su proteccion tomando por apunte

el nombre de la casa quedando corriente en venir a dormir a ella: que

en todo este intermedio hasta la noche fue esta casa depósito de lo que

Testigo 19.

508

EUSKAL-ERRIA

robaban en otras y donde se hacian las reparticiones. Que a cosa de

las seis de la noche se refugiaron á esta casa siete mugeres por el fuego

que tenian en las suyas habiendo sido tambien despojadas de todo

quanto tenian, que estaban todas juntas en la cocina muy contentas

de haber salvado la vida pero siempre temiendo a ocho soldados que

sobre los colchones estaban en la Sala; que á eso de las ocho de la no-

che llegó el oficial ya citado y preguntando por el Padre cura a quien

saludó dixo que venia á cumplir su palabra y que no tubiesen cuidado

con lo que todas las mugeres quedaron muy contentas: que de alli á

un rato pidió le pusiesen una gran cama y dixo que necesitaba para sí

una concubina señalando una de las mugeres que estaban alli que le

contextaron no habia Sábanas y habiendo estado pensativo un rato se

marchó sin decir nada dexando á todas las mugeres y al cura en me-

dio de los ocho Soldados quienes á eso de las diez de la noche apaga-

ron quatro luces que habia encendidas pusieron una centinela en la

Puerta de la Calle y dieron principio á la violacion de todas como lo

executaron inclusa una muchacha de once años y una muger de se-

senta y dos y se dexa inferir lo que sufriria el espíritu del infeliz Sa-

cerdote á vista de estas violencias: que por fin á cosa de la una dos ofi-

ciales que pasaban por la calle compadecidos de los lloros y griteria de

estas gentes subieron á la casa y sacaron á todas á una con el sacerdote

de las manos de aquellos Leones y los trasladaron á la Casa de la Ciu-

dad. Que el testigo tenia la Puerta de su casa bien atrancada y se man-

tubo asi toda la tarde y noche del treinta y uno sin quererla abrir aun-

que dispararon á la Puerta veinte y ocho fusilazos: que toda la tarde

y noche estubo sintiendo en todas las vecindades gritos de Mugeres y

Niñas que clamaban pidiendo socorro y que los aliados disparaban mu-

chos tiros de fusil dentro de las Casas lo que le tenia bastante acobar-

dado y el no ver en la calle ni un habitante de la ciudad. Que el dia

primero de septiembre á eso de las siete de la mañana sintió golpear la

Puerta de su Casa y que le llamaban por su nombre y habiendo cono-

cido la voz de D. Manuel Renart y que le decia queria alojarse en su

Casa el Mayor del Regimiento núm. 9, baxó inmediatamente á abrir

la Puerta y la primera salutacion que le hizo fue darle con mucha fu-

ria un rempujon y reconvenirle por que tenia la Puerta y Ventanas de

su casa cerradas y habiendole contextado que por los desórdenes que

no ignoraba y habiendo reconocido toda la casa se marchó sin decirle

palabra dejandola toda abierta de par en par: que apenas salió este lle-

REVISTA VASCONGADA

509

garon dos capitanes del núm. 9 á pedirle por favor les permitiese en-

trar á almorzar á que condescendió con gusto como tambien á la su-

plica que le hicieron de quedar alojados en su casa rogandoles pusiesen

un centinela en la escalera para evitar el que entrasen los soldados á

robar y colocada dicha centinela despidió á muchísimos que subieron

por la escalera con ese fin: que se mantuvo asi con su familia hasta

el dos á la mañana en que viendo que el fuego era grande y que nadie

acudia á apagarlo hizo salir de Casa y que siguiesen la suerte á su Ma-

dre de ochenta y cinco años á su hermana y criada quienes con una

multitud de trabajos pudieron llegar á un caserio del Antiguo: que el

testigo quedó solo en casa con los Capitanes y quatro asistentes hasta

el quatro de Septiembre á las doce del medio dia en cuya hora releva-

ron al Regimiento núm. 9 y entraron en su Casa veinte y dos Solda-

dos y entre ellos (lo que le admiró más) dos oficiales que no reparó el

número de su Regimiento, que le empezaron á maltratar y golpear

fuertemente: que el deponente viendose ultrajado y bastante estropea-

do tomó en brazos á un perrito y una manta al hombro apretó á co-

rrer fuera de la Casa y recibiendo en la calle infinitos puñetazos y cu-

latazos de fusil que le daban los Soldados pudo llegar á la Puerta de

tierra de donde apenas iba a salir le despojaron de la manta perro y

algun dinero que llevava dexandole sin nada pero contento y dando

gracias á Dios de haber salido de las manos de aquellas fieras

Al segundo dixo que ha oido á varios que han sido muchos los muertos

y heridos pero no recuerdo quienes son

Al tercero dixo que el testigo notó el incendio por primera vez el treinta

y uno á la noche en la calle del carbon ó Juan de Bilbao: y que el dia

primero de Septiembre á las ocho de la noche habiendo subido á la

azotea de su casa vió que ardia el Pueblo por siete ú ocho parages y se

conocia claramente segun los puestos que estavan ardiendo que los

aliados desde afuera trahian ya destinados los puntos á que debian dar

fuego. Que no hay genero de duda que el incendio fué causado por

los aliados pues que el dos á cosa de las diez de la mañana estando el

testigo en el Balcon de su Casa con uno de los Capitanes que tenia

alojados hablando sobre el mucho fuego que se veia le dijo si podia

buscase una habitacion en la cera de casas que se han salvado en la

calle de la trinidad ó San Telmo y se trasladase alli a que pregunto el

deponente que aun quando encontrase casa en aquel parage quien le

habia de trasladar los muebles le contestó el capitan que á sus solda-

510

Al

Al

Al

Al

Al

EUSKAL-ERRIA

dos nada se podia fiar porque le robarian todo pues eran las peores ca-

bezas que tenia la Inglaterra que no obedecian ni a la misma oficiali-

dad; de cuya conversación infirió que debia ser abrasada toda la ciudad

menos aquella cera de casas que las Conservavan para defenderse del

Castillo y del fuego de fusileria que podian hacer los Franceses desde

los Caminos Cubiertos. Que hablando con este mismo oficial sobre el

origen de tanto fuego, le dijo que la tropa embriagada era la que daba

fuego á las casas por hacer daño y que no se podia remediar

quarto dixo que lo que puede decir es que vió en la calle mayor pasar

de una cera á otra dos Sargentos uno con un tizon encendido en la

mano derecha y en la izquierda una especie de Paquete bastante gran-

de y el otro con otro paquete que apretaba con las dos manos al pe-

cho los quales entraron en las Casas del Palacio del Marques de Mor-

tara y no sabe de que modo las incendiaron pues que hubiera sido

muy arriesgado el ir a verlo. Que observó tambien á las noches que de

algunas casas de las incendiadas á una con la llamarada salian y se ele-

vavan á bastante altura ciertas llamas anchas como la palma de la ma-

no á la manera de aquellos cohetes que despiden una porcion de luces.

quinto dixo que no sabe si los aliados impidieron apagar el fuego pero

que ellos mismos á haber querido podian haberlo cortado como lo hi-

cieron en Santa Teresa pues que el dos á la noche un capitan de sus

alojados que estubo de guardia le aseguró que aquella noche se pose-

sionaron de Santa Teresa Convento situado al pie del Castillo el qual

lo evacuaron los Franceses á resulta de haberse incendiado por las mu-

chas bombas y granadas que tiraban los aliados, y los Ingleses porque

no se quemara hicieron traher inmediatamente unos quarenta Zapado-

res que al instante apagaron el fuego

sexto dixo que ignora su contenido porque desde su salida no ha vuel-

to á pisar la Ciudad

Septimo dixo que los Franceses no tiraron desde que se retiraron al

Castillo bombas granadas ni otra cosa incendiaria ni podian tirar por-

que un capitan Frances del núm. I que estaba alojado en su casa le

aseguró el treinta que en el castillo se les concluyeron ó tenian muy

pocas bombas y granadas y que las esperaban de San Juan de Luz

octavo dixo que á ningun soldado aliado vió castigar por los excesos

que cometieron antes bien vió desde el balcon de su casa que los sol-

dados delante de dos Generales Ingleses que estaban en el Cementerio

de Sta. Maria iban a dicha Iglesia á depositar los fardos de lo robado y

511

REVISTA VASCONGADA

que delante de ellos mismos rompieron los soldados tres pianos espe-

jos y otras muchas cosas que traxeron á aquel puesto: que dichos Ge-

nerales veian á varios Soldados vestidos de curas á otros con uniformes

bordados y de otras mil maneras y no vió que les castigasen ni toma-

sen providencia alguna: que advierte que ha asegurado que dhos. ofi-

ciales en cuya presencia pasó lo que lleva referido eran Generales por-

que asi le dijeron sus alojados pues que el testigo no conoce las divi-

sas de los Ingleses pero recuerda muy bien que el centro de los som-

breros tenian lleno de Plumas blancas

Al noveno dixo que no sabe quantas son las Casas que se han salvado del

incendio pero si que casi todas eran situadas al pie del Castillo TODO

lo qual declaro por cierto baxo del Juramento prestado y en ello se

afirmó ratificó y firmo despues de su merced asegurando ser de edad

de treinta y ocho años cumplidos y en fe de todo yo el Escribano=

Itúrbe=Juan de Azpilcueta=Ante mi Jose Elias de Legarda

(Continuará.)

REVISTA VASCONGADA

31

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA POR LAS TROPAS ALIADAS

EN EL ASALTO DE SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

D. JOSÉ FRANCISCO DE ECHANIQUE testigo presentado y

jurado siendo examinado al tenor del interrogatorio declaró como sigue:

Al primero dixo que se halló dentro de la Ciudad durante el sitio con su

hijo el sacerdote y que ambos llenos de gozo vieron entrar á las dos de

la tarde del dia treinta y uno de Agosto á los aliados por la calle Ma-

yor donde vivian en seguimiento de los franceses que se retiraron des-

ordenadamente al castillo: que habiendo notado que al paso que en-

traban en la calle disparaban á las Puertas, Balcones y Ventanas mandó

su hijo abrir la Puerta y habiendo entrado empezaron á saquear y robar

tirandose sobre cuatro mujeres que se habian refugiado allí despojan-

doles primero de los pendientes y luego queriendolas violar: que el

deponente lleno de pavor se escondió en un rincon hasta que le llamó

su hijo y baxaron á la calle donde no hallando tampoco seguridad se

metió en casa y allí fué asaltado de unos soldados que habiendole des-

pojado de todo lo quisieron matar y le pusieron de rodillas con ese

fin y debió la vida á un oficial que acudió á los lloros de las mujeres :

que por último por salvar la vida tubieron que subir al texado donde

pasaron la noche que fue de las mas horrorosas pues no se oian sino

lamentos, gritos y tiros dentro de las Casas y quando la mañana si-

guiente se dió licencia para salir salió como pudo habiendo perdido

quanto tenia

Testigo 20.

Al segundo dixo que no es facil averiguar el número de los muertos ya

por la actual dispersion de las familias de San Sebastian como por ha-

ber quedado sepultados en las casas arruinadas muchos; pero los que

32

EUSKAL-ERRIA

han llegado á su noticia son D. Domingo de Goicoechea, D.a Xavie-

ra Artola y D. José Miguel Magra.

Al tercero dixo que quando entraron los aliados en la Ciudad no habia

fuego en ella y se notó por primera vez en la casa de la Viuda de Soto

ó Echeverria en las quatro esquinas de la calle Mayor y no pudieron

causar los Franceses que se hallaban retirados al castillo

Al quarto dixo que el dia primero de septiembre él y su hijo vieron á co-

sa de las tres y media de la mañana que unos soldados aliados rota con

una acha la Puerta de la calle entraron en la casa contigua a la del se-

ñor Michelena y pegaron fuego a la sala de la tercera habitacion que

en seguida baylaron á la luz de la llama y no salieron de dicha casa

hasta que tomó bastante cuerpo el fuego: que no puede decir de que

combustible se valieron solo si que el humo que salia de la sala era de

color de azufre obscuro

Al quinto dixo que ignora su contenido.

Al sexto dixo que vió al tiempo de su salida á las once de la mañana del

primero de Septiembre que los Soldados en la Puerta de la ciudad y

aun fuera de ella arrancaron á varias mugeres los pocos efectos que pu-

dieron salvar

Al séptimo dixo que no ha visto ni oido que los Franceses tirasen sobre

la ciudad bombas, granadas ni cosa alguna incendiaria desde que se re-

tiraron al castillo

Al octavo dixo que no ha visto ni oido que ningun soldado aliado haya

sido castigado por los excesos cometidos en San Sebastián

Al noveno dixo que no sabe quantas son las casas que no han sido incen-

diadas y existen hoy; pero sí que son pocas y que las mas de ellas es-

tan situadas al pie del Castillo. TODO lo qual declaro por cierto baxo

del juramento prestado y en ello se afirmó ratificó y firmó despues de

su merced asegurando ser de edad de setenta años cumplidos y en fe

de todo yo el Escribano=Iturbe=José Francisco, de Echenique.=Ante

mi José Elias de Legarda.

(Continuará.)

REVISTA

VASCONGADA

75

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA POR LAS TROPAS ALIADAS

EN EL ASALTO DE SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

D. JOSÉ IGNACIO AGUIRRESAROBE, vecino de esta ciudad,

testigo presentado y jurado siendo examinado al tenor del interrogato-

rio declaró como sigue

Al primero dixo que el testigo quedó durante el sitio cuidando de la Casa

de D. José de Bermingham, sita en el extremo de la ciudad la última

yendo al castillo por enfrente del muelle que radica al pie del mismo

Castillo y que llegaron las tropas aliadas á aquel parage á eso de las

tres ó tres y media de la tarde del treinta y uno de Agosto despues de

desalojar los Franceses del atrio de Santa Maria y habiendose retirado

aquellos al castillo cerrando el rastrillo inmediato á la casa ya citada :

que luego entraron en la cas y arrancaron al testigo seis pesetas que

tenia y unos calzones nuevos de Paño y en seguida empezaron á ro-

bar quanto habia siendo efectos de mucho valor los que sacaron de un

quarto cerrado asi como de los Almacenes rompiendo espejos Escrito-

rios y muchos muebles preciosos en presencia de varios oficiales que

no tomaron ninguna providencia para contener este desórden sin em-

bargo de estar el enemigo encima que tiraba á las Ventanas y aur. mató

algunos pero los aliados mas cuydaban de robar y beber innumerables

botellas que habia en la casa de vino Frances y generoso que de dar

frente á los Franceses: que á la noche no quedó ningun oficial en la

casa y los soldados enteramente embriagados quisieron matar al depo-

nente á su compañero muger y criada y tubieron que esconderse en

Testigo 21

un Sotarranco por salvar la vida y libertarse las mugeres de ser forza-

76

EUSKAL-ERRIA

das como lo intentaron: que allí pasaron la noche hasta las nueve de

la mañana siguiente á cuya hora subieron a la casa y notaron que se-

guia el saqueo que duró tambien todo este dia primero de Septiembre

y á la noche y aun el dia dos en cuyo dia á las nueve de la mañana

salió con su muger de la ciudad al caserío de Ayete á encontrar a su

amo D. José de Bermingham y de allí á Aya á informarle de lo ocu-

rrido desde donde volvió el dia quatro a esta ciudad y á la misma casa.

Que desde ella sintió la primera noche los clamores y gritos de las

mugeres de las vecindades que eran violadas.

Al segundo dixo que no tiene noticia de mas muertos que del Presbítero

D. Domingo de Goycoechea, de Felipe Plazaola y de José Larrañaga y

de heridos José Landa, José Antonio Alberro y otro herrero herido de

bala.

Al tercero dixo que desde el fuego que se apagó por Julio no hubo nin-

guno en la Ciudad hasta después que entraron los aliados y lo notó

por primera vez al anochecer del dia treinta y uno de Agosto desde la

azotea de la Casa y vió que ardían algunas casas de la calle Mayor :

que este fuego por estar los Franceses hacia muchas horas en el Casti-

llo y por lo que el mismo vio despues, fue causado por los aliados

Al quarto dixo que como lleva declarado volvio el testigo á la ciudad des-

de Aya el quatro de Septiembre en cuyo dia estava va ardiendo la ca-

lle de enfrente del muelle y desde la casa de su amo vió que al ano-

checer de dicho dia cinco Ingleses dieron fuego á la casa de enfrente

perteneciente á D. Pio de Elizalde desde el Desvan con un tizon largo;

que el fuego era de tal actividad que siendo asi que dha casa era muy

solida y grande se abrasó toda en aquella noche; tambien vio dar á los

ingleses fuego el diez de Septiembre despues que entro en la ciudad el

Magistrado al convento de Sta. teresa contiguo á la casa de que cuyda-

ba el deponente y por orden del Señor Alcalde D. Miguel Antonio de

Bengoechea trabajó el testigo con otros cuatro compañeros en apagar

dicho incendio.

Al quinto dixo que ignora su contenido

Al sexto dixo que el cinco de Septiembre habiendo salido el testigo con

un fardo de efectos muy preciosos de la casa que cuydaba le despoja-

ron cinco Ingleses en las cercanías de San Bartolomé y que el saqueo

duraba dicho dia y los siguientes tanto que á los doce ó catorce dias

de Septiembre habiendo querido sacar de entre los escombros de la

casa de Elizalde algunas sacas de azucar se echaron sobre ellos y les

77

REVISTA VASCONGADA

robaron; finalmente que no ha cesado el desorden y el robo hasta que

hubo que robar y hasta que llegó la tropa Española.

Al septimo dixo que á haber tirado los Francesa bombas granadas ni otra

cosa incendiaria sobre la ciudad lo hubiera visto el testigo por la pro-

ximidad de su casa al Castillo; pero que desde que se retiraron a el no

dispararon sino tiros de fusil

Al octavo dixo que no vió imponer castigo á ningun Soldado por los ex-

cesos que comerieron en la ciudad antes bien oyó á un oficial joven

Inglés en la cocina de la casa de D. José Bermingham que tenian or-

den del General Castaños de abrasar toda la ciudad

Al noveno dixo que no sabe las casas que se han salvado del incendio

quantas son pero si que son bien pocas y que las mas se hallan al pie

del castillo. TODO lo qual declaró por cierto baxo del juramento

prestado y en ello se afirmó ratificó y no firmó por no saber escribir

lo hizo el Señor Alcalde y en fé de todo yo el Escribano Iturbe=Ante

mi José Elias de Legarda.

(Continuará.)

REVISTA VASCONGADA

119

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA POR LAS TROPAS ALIADAS

EN EL ASALTO DE SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

JOSÉ DE ZORNOZA vecino de esta ciudad testigo presentado y ju-

rado siendo examinado al tenor del interrogatorio declaro como sigue:

Al primero dixo que los aliados entraron por detras de la Parroquia de

San Vicente á eso del medio dia del treinta y uno de Agosto é inme-

diatamente empezaron á disparar tiros á las Ventanas, Balcones y

Puertas: que el gozo que concibieron con la entrada se les convirtió

en miedo de modo que el deponente con sus tres hijas, muger y otros

ocho hombres tubieron que esconderse en la Fragua á cuya Puerta dis-

pararon muchos tiros: que abrió la Puerta y entraron unos ocho ó diez

de ambas Naciones y luego empezaron á pedir dinero á robar quanto

habia á dar golpes y culatazos: que salian unos volvian á entrar otros

y executaban las mismas violencias: que al deponente le dispararon

dos o tres veces: que á su muger la hirieron de un culatazo en la

cara y la derribaron en el suelo: que al mismo deponente le quitaron

toda la ropa que tenia puesta dexandole en cueros con solo los calzo-

nes: que le costó mucha dificultad el impedir que fuesen violadas to-

das las mugeres de su casa como lo intentaron varias veces unos Ingle-

ses y que para salir en busca de algún oficial á la calle le prestaron la

camisa y un capote: que á la noche tubieron que refugiarse á otra ca-

sa donde sufrieron tambien mucho y por fin no pudiendo sufrir tantos

martirios salió con toda su familia la mañana siguiente habiendo per-

dido quanto tenia en casa

Al segundo dixo que no es facil averiguar el número de muertos por que

habran quedado sepultados en las ruinas de las casas y solamente pue-

de expresar al Presbitero D. Domingo de Goicoechea con otras dos

Testigo 22

120

EUSKAL-ERRIA

mugeres en su misma Casa Vicente Oyanarte, el criado de la Posada

de San Juan: que ignora los heridos

Al tercero dixo que no notó fuego en la ciudad hasta la mañana siguien-

te primero de Septiembre y en concepto del testigo los aliados fueron

los que incendiaron y no los Franceses porque estos se hallaban reti-

rados al Castillo quando el incendio y no observo que disparasen so-

bre la ciudad: se funda tambien para creer que los aliados incendiaron

á la ciudad en haberle asegurado un sugeto muy fidedigno y escrupu-

loso de esta ciudad que un oficial de los aliados le previno que dexan-

do su casa donde se hallava alojado dicho oficial pasase á alguna de la

casa que hoy existe sana en la calle de la Trinidad de que infiere que

los aliados tenian ya proyectado el quemar toda la ciudad menos dicha

hilera de Casas

Al quarto dixo que se remite á lo que tiene contextado al cap.o prece-

dente

Al quinto dixo que ignora su contenido

Al sexto dixo que el dia siguiente al asalto notó que reynaba el mismo ó

mayor desorden que la tarde y noche anterior y aunque no vio el tes-

tigo ha oido por cosa cierta que sigui6 lo mismo los días Sucesivos y

que eran robados los que sacaban algo: que quando volvio a los once

dias a casa vió a los aliados en ella apoderados de una partida de maiz

y trigo y que los vendieron como cosa propia

Al séptimo dixo que no vió que los Franceses despues que se retiraron al

castillo tirasen sobre la Ciudad bombas granadas ni otra cosa incendia-

ria sino tiros de fusil

Al octavo dixo que no ha visto ni oido que ningun soldado aliado haya

sido castigado por los excesos cometidos en San Sebastian

Al noveno dixo que son unas quarenta escasas las asas que se han salvado

del incendio y de ellas las mas y mejores están situadas al pie del

castillo. Lo qual declaro por cierto baxo del juramento prestado en

que se afirmó ratificó y firmó despues de su merced manifestando ser

de edad de sesenta años y en fé de todo yo el Escribano=Itúrbe=

José Antonio de Zornoza=Ante mi=José Elías de Legarda.

(Continuará.)

171

REVISTA VASCONGADA

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA

EN EL

ASALTO

DE

POR LAS

TROPAS ALIADAS

SAN SEBASTIÁN

(Continuación.)

Testigo 23

JOSÉ ANTONIO AGUIRREBARRENA, de oficio carpintero, vecino

de esta ciudad, testigo presentado y jurado siendo examinado al tenor

del interrogatorio declaró como SIGUE:

Al primero dixo que se hallaba en casa de D. José Ignacio de Sagasti

quando entraron los aliados en su calle que es junto á la Parroquia de

San Vicente y seria entre doce y una del medio dia y lo primero que

notó fue que se apoderaron de las mochilas y otros efectos que en la

barricada de la esquina de la calle de carbon abandonaron los Franceses

al tiempo de huir de ellos : que vio tambien que Pedro Cipitria quien

cuydaba de la casa de Sagasti se retiraba del Balcon gravemente herido

de un balazo que le entro por debaxo de la tetilla izquierda digo dere-

cha y le llegaba al hombro del mismo lado á cuyas resultas ha muer-

to: que los primeros que entraron en la casa no hicieron otra cosa que

comer y beber lo que habia y habiendo pasado el deponente á la suia

por haberle asegurado que su muger habia sido herida vio que la heri-

da era su cuñada en la muñeca izquierda de un balazo que los aliados

le dispararon a la Ventana : que permanecio en su casa como unos tres

quartos de hora y que en este intermedio debieron entrar en casa de Sa-

gasti algunos Soldados peores que los primeros pues que rompieron al-

gunos efectos y forzaron á la criada segun le aseguró la misma : que a la

noche vino otro peloton de Soldados con un oficial queriendo derri-

bar la Puerta del Almacen el qual abrió el deponente y bebieron algu-

nas botellas de Vino las únicas que habia en casa y se fueron llevan-

dose un pedazo de tocino: que habiendo entrado otros á inedia noche

le empezaron á maltratar y darle de culatazos porque descubriese dine-

ro y no pudiendolo hacer el testigo le llevaron consigo a la calle inti-

172

EUSKAL-ERRIA

mandole repetidas veces le matarian sino les enseñaba casas de co-

merciantes ricos almacenes y Platerias para robar: que en la misma

calle quiso implorar la proteccion de algun Oficial pero habiendo Visto

á dos que con dos Acheros ó gastadores estaban rompiendo la Puerta

de la casa de D. Ramon de Goycoechea se desengaño de hallar auxilio

en ellos y siguió con los otros Soldados hasta la Plaza nueva no sa-

biendo que pensar para libertarse de ellos y por fin le ocurrio la men-

tira de que todos los comerciantes ricos y Plateros habian salido del

Pueblo antes del sitio v que los pocos que quedaron habian subido al

castillo con todas sus riquezas y con tanto le dexaron. Que volvió á

casa de Sagasti y dixo al herido Cipitria que no se atrevia a permane-

cer en ella y pasó a la suya donde permaneció hasta la salida que lo

verificó el tres á la mañana habiendo experimentado mas quietud en su

casa al favor de unos Prisioneros Ingleses cogidos el veinte y cinco de

Julio á quienes por haberles Socorrido hallandose alojados en la pro-

xima Parroquia de San Vicente conocia: que segun le aseguró el mis-

mo Cipitria en la noche primera sin embargo de su triste situacion y

grave herida le arrancaron la Sabana sobre la que yacia y tubo que

llevarlo á su casa : que ha oido publicamente a todos los habitantes

con quienes ha hecho conversacion á cerca de la conducta de los aliados

que fue muy atroz y que maltrataron á todos y violaron mugeres

Al segundo dixo que no puede fixar el número de los muertos y heridos

que deben ser muchos segun ha oido por voz comun y pública y los

que se acuerda son el Presbitero D. Domingo de Goycoechea, Martin

de Altuna, Felipe Plazaola, doña Xaviera Artola, José Jeanora, Bernardo

Campos, la Muger del Platicante de Cirujia D. Manuel Biquendi, Vi-

cente de Oyanarte: los heridos su cuñada, Pedro Cipitria que lla muer-

to, Juan Navarro que también ha muerto, José Antonio Alberro y

otros muchos.

Al tercero dixo que notó por primera vez el fuego ázia la calle de Falco-

rena a la tarde despues que entraron los aliados pues que antes no ha-

bia fuego en la Ciudad y también notó ázia la calle Mayor; y que di-

cho fuego no duda en afirmar que fue dado por los aliados, lo uno por

que los Franceses todos se habian retirado al Castillo quando apareció

el fuego, lo otro porque los dias siguientes se descubria nuevo fuego en

parages que no estaban en contacto con las Casas que antes ardian CO-

mo lo vió en la casa de la Naypera en la Plaza nueva la que ardio sin

que hubiese fuego en ninguna de la Plaza y lo mismo sucedio con la

173

REVISTA VASCONGADA

Casa Consistorial Edificio aislado al que no pudo comunicarse fuego

sino es dandole de intento y por ultimo que oyó públicamente a los

Portugueses decir repetidas veces y a muchos que tenian órden del Ge-

neral Castaño: para abrasar á la ciudad y matar á todos los habitantes

y esparcieron esta misma voz antes de entrar en esta Plaza segun le han

dicho en las inmediaciones

Al quarto dixo que se remite á lo que ha contestado al capítulo prece-

dente

Al quinto dixo que á las quatro y media de la mañana del dia tres de

Septiembre observó que la casa cercana á la suya propia de D. Joaquín

Yun habia prendido fuego por las cortinas del Balcon y tomando una

Acha fué con ánimo de cortar dicho fuego y al tiempo de querer en-

trar por la Puerta de la calle un centinela Portugués le estorvó el su-

bir á dicha casadiciéndole tenia orden de no dexar subir i nadie a apa-

gar el fuego por lo que comprendio que tenian resuelto el quemar to-

da la ciudad y se desalentó tanto que resolvió Salir fuera de ella como

lo executó

Al sexto dixo que al cuarto dia al tiempo que salia el deponente para afue-

ra por las escaleras de su casa con una arquilla que contenia sus mejo-

res efectos le arremetió un Ingles y cerrando la Puerta de la calle le

robó lo que quiso y le acomodó hasta un Ceñider que tenía puesto y

vió y sabe que á la Salida e inmediaciones de la Ciudad robaban los

aliados á los que sacaban algo

Al séptimo dixo que no vió ni ha oido á nadie que los Franceses desde

que se retiraron al castillo tirasen sobre la ciudad bombas granadas ni

cosa alguna incendiaria

Al octavo dixo que solamente vió castigar á un Soldado Portugues al se-

gundo dia despues de la entrada en el atrio de San Vicente con cin-

cuenta golpes de sable que le dieron de plano en la espalda por haber

robado, pero que no ha visto ni oido haya sido castigado ningun otro.

Al noveno dixo que no sabe quantas son las casas que se han salvado

pero si que son muy pocas y que casi todas se hallan situadas al pie

del castillo. TODO lo qual declaró por cierto baxo del juramento

prestado y en ello se afirmó ratificó y firmó despues de su merced

asegurando ser de edad de quarenta y un años y en fé de todo firmo

yo el Escribano=Iturbe=José Antonio de Aguirrebarrena=Ante mí

José Elías de Legarda.

(Continuara)

217

REVISTA VASCONGADA

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA

EN EL

ASALTO

DE

POR LAS

TROPAS ALIADAS

SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

Testigo 24.

DOMINGO AGUIRRE de oficio carpintero vecino de esta ciudad

testigo presentado y jurado siendo examinado al ternor del Interrogato-

rio declaró como sigue

Al primero dixo que vivia en una casa contigua á la de Sagasti y al tiem-

po que entraron los aliados que seria poco despues del mediodia se re-

unieron todos los de las habitaciones vecinas en la primera habitación

y á luego que llegaron á dicha calle empezaron á disparar tiros á las

Ventanas y Puerta de la Casa en términos que atemorizados el testigo

y demas gentes empezaron á pedir Misericordia desde dentro pero en

vano pues siguieron disparando TIROS hasta que descerrajaron la

Puerta y entraron mas de doce pidiendo desde luego dinero siendo la

mayor parte de ellos Portugueses y obligaron al testigo á subir á su

habitación a culatazos donde había varios efectos propios y agenos y

habiendo robado quanto pudieron salieron de la casa y á luego volvió

á entrar otra partida la que registrando todos los rincones hallo una

arca donde había efectos de valor y se los llevó todos: que luego en-

traron tres Ingleses los que porque no encontraban ya que robar le

maltrataron porque descubriese dinero y uno de ellos le disparó un

tiro á boca de jarro aunque no le acertó y habiendo vuelto á cargar

otra vez para tirarle lo suspendió por los lloros y Suplicas de un hijo

suyo de nueve años y de una Niña de seis que estaban presenciando es-

tos actos: que á la noche entraron con unos diez y ocho Portugueses

diciendo que venían á cenar y dormir en ella á lo que se prestaron gus-

218

EUSKAL-ERRIA

tosos todos los de casa y habiéndoles aderezado la cena uno de ellos

varias veces llevandole aparte le intimó tenían resuelto quitarle la vida

sino descubría dinero y por fin en pago de la buena voluntad con que les

sirvieron forzaron violentamente á las mujeres de casa ya entradas en

edad pues la más joven pasaba de treinta y seis años: que todo el dia

siguiente no cesó la entrada y salida de soldados y notó en las vecin-

dades el mismo desorden pero no se oían sino lamentos y gritos por

todas partes: finalmente el dia dos no pudiendo aguantar mas salió

con su familia fuera de la ciudad.

Al segundo dixo que aunque el no puede asegurar quantas son las perso-

nas muertas tiene entendido que llegaron á quatrocientas las que faltan

y no se puede averiguar por haber quedado sepultadas en las casas

quemadas: que en su vecindad mataron al Presbítero D. Domingo de

Goycoechea á D.a Xaviera Artola y su criada y un herrador: que los

heridos de que se acuerda son Pedro Cipitria y Juan Navarro que han

muerto á resulta de sus heridas y un Panadero de la Calle de Carbon.

Al tercero dixo que no habia fuego en la ciudad quando los aliados entra-

ron en ella y el testigo no lo notó hasta la mañana siguiente primero

de Septiembre en la calle de la Escotilla. Que este fuego fue causado

por los aliados en concepto del testigo porque los Franceses estaban ya

retirados en el castillo y porque el fuego aparecia Salteado como lo

notó en la casa de la Naypera en la Plaza nueva por la calle de Juan

de Bilbao cuya casa ardio sin que en las inmediaciones hubiese fuego:

que esta misma observacion hizo su compañero José Antonio Aguirre-

barrena quien le propuso permanecer en la ciudad por cortar el fuego

de su Barrio; que el deponente lo conceptuó imposible porque conoció

que los aliados daban fuego de intento por varias partes

Al quarto dixo que se remite a lo que ha contextado al capitulo preceden-

te y no sabe mas

Al quinto dixo que oyó á José Antonio Aguirrebarrena que habiendo in-

tentado. apagar el fuego en casa de D. Joaquin Yun se lo estorvó un

Portugues diciendo que no habia orden de dexar apagar el fuego

Al sexto dixo que á su muger mas arriva que la calzada de San Bartolo-

mé le robaron los aliados un atado de ropa que llevava en la cabeza y

el sombrero del testigo y á otras muchas personas robaron tambien lo

que sacaron

Al septimo dixo que no ha visto ni oido que los Franceses desde que se

retiraron al castillo tirasen cosa alguna incendiaria sobre la ciudad

219

REVISTA VASCONGADA

Al octavo dixo que no ha visto ni oido fuese castigado ningun soldado

aliado por los excesos cometidos en San Sebastián.

Al noveno dixo que no save quantas son las casas que se han libertado

del incendio pero que son muy pocas y casi todas estansituadas en

esta calle de la trinidad y al pie del Castillo. TODO lo qual declaró

por cierto baxo del juramento prestado en que se afirmó ratificó y no

firmó por no saber asegurando ser de edad de quarenta y tres años fir-

mó el Señor Alcalde y en fe de todo yo el Escribano=Iturbe=Ante

mi José Elias de Legarda.

(Continuará.)

365

REVISTA VASCONGADA

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA

EN EL

ASALTO

DE

POR LAS

TROPAS ALIADAS

SAN SEBASTIAN

(Continuación)

Testigo 25

JOSÉ MANUEL CHIPITO vecino de esta ciudad testigo presen-

tado y jurado siendo examinado al tenor del interrogatorio declaró co-

mo sigue:

Al primero dixo que se hallava en un Almacen de la calle de carbon ó

Juan de Bilbao quando entraron los aliados quienes a eso del medio

día llegaron á dicha calle y sintió los muchos vivas y vítores con que

los recivieron en toda la calle aunque el testigo no salió porque sintió

luego tiros y empezaron también á disparar á la Puerta del Almacen en

que estaba de modo que hirieron atravesandole la muñeca de la mano

derecha de un balazo á José Antonio Alberro y el Muslo a Manuel

Iturbide: que abiendo abierto la Puerta pidieron de beber y un Portu-

gues á luego que probó la bebida que era Sidra le tiró un bayonetazo

y habiendo huido de este golpe le dió un culatazo en la oreja izquier-

da de modo que le dexó bañado en sangre y viendo que otra vez le iba

á dar otro bayonetazo huyo y se escondio en la Leñera: que cada vez

se fue aumentando el desorden en terminos que dispararon uno al he-

rido José Antonio que estaba en cama y tubo que huir sin embargo

de su herida á otra casa á una con su criada que estaba escondida de-

baxo de la cama: que hallandose el testigo en la segunda habitación

llegó un Soldado Inglés y le pidió media onza le maltrató y le

quiso matar haciendole poner de rodillas y al tiempo de dispararle

le agarró del fusil y forcejeando rodaron ambos por la escalera hasta

abaxo donde le libertó un Portugues que á la noche hallándose reuni-

366

EUSKAL-ERRIA

das treinta y dos personas entre ellas solos ocho hombres llegaron dos

Soldados uno Ingles y otro Portugues y empezaron a forzar las mujeres

delante de sus propios maridos á quienes ahuyentaron a culatazos y

apuntandoles el fusil de modo que el deponente atemorizado huyó

con otro compañero, una mujer y la criada con una criatura al Des-

ban desde donde sintió los gritos y lamentos de las mujeres que queda-

ron abaxo y fueron violadas segun supo despues por dichos dos Solda-

dos y por otros muchos que acudieron entre ellos un sargento Portu-

gues que le aseguraron fué el peor quienes forzaron á las veinte y dos

mujeres inclusas una Niña de once años y una anciana de más de

sesenta y el testigo no hallandose seguro en el Desban subió al texado

con los citados compañero mujer y criada donde pasó toda la noche

reciviendo aguaceros y á la mañana anduvo tambien de texado en te-

xado porque seguia el mismo desorden y salió de la ciudad a las tres

de la tarde del dia primero solo ignorando el paradero de su familia.—

Al segundo dixo que ignora el número de muertos y solamente recuerda

de D. Domingo de Goycoechea, D.a Xaviera Artola y Bernardo Cam-

pos: los heridos los que lleva citados en su casa Pedro Cipitria y una

mujer cuyo nombre y apellido ignora que fué herida en la nariz y una

oreja de un sablazo y un balazo.

Al tercero dixo que quando entraron los aliados no habia fuego en la ciu-

dad y lo notó el testigo por primera vez á la noche ázia la calle de Fal-

corena y porque los aliados eran ya dueños de la ciudad y porque el

mismo testigo entre dos y tres de la tarde de primero de Septiembre

vió arder la casa contigua á la de la Naypera que hace frente á la Plaza

nueva por la calle de Juan de Bilbao despues que un Ingles entró en

ella con un mixto en la mano infiere que los aliados dieron fuego á la

ciudad.

Al quarto dixo que como lleva dicho vió entre dos y tres de la tarde del

día primero de Septiembre que un Ingles llevando en la mano una co-

mo tizon corto ó cartucho largo de color blanquisco entró en la casa

contigua á la de la Naypera propia de D. Juan de Larrea sita en la ca-

lle de Juan de Bilbao con frente á la Plaza nueva quien apenas estubo

dentro de la casa tres minutos y al mismo tiempo que el salia de la

Puerta salió también una grande llamarada de la Ventana de la prime-

ra habitación de dicha casa y ardió toda ella con tanta prontitud que

todos los de la calle que lo vieron quedaron convencidos de que dicho

Soldado Ingles con algun mixto de mucha actividad pegó fuego a di-

367

REVISTA VASCONGADA

cha casa en cuya vista asi el testigo como otros salieron corriendo fue-

ra de la ciudad. Que el testigo vió este pasage de la Ventana de la pri-

mera habitación de la casa de Cayetano el Panadero a donde baxó des-

de el texado media hora antes.

Al quinto dixo que ignora su contenido.

Al sexto dixo que el mismo vió la tarde de su salida que cerca de la casa

de la Misericordia robaron á un chico unos Ingleses varios efectos per-

tenecientes á algun Sacerdote y que el chico estava llorando y ha oido

tambien que otras muchas fueron robadas en las inmediaciones los dias

siguientes

Al septimo dixo que sin embargo de que el deponente estubo en el texa-

do bastante próximo al castillo la mayor parte de la noche del treinta y

uno de Agosto y día primero de Septiembre no vió que los Franceses

disparasen del Castillo mas que muy pocos tiros de fusil ni ha oido á

nadie que hubiesen tirado cosa alguna incendiaria sobre la ciudad.

Al octavo dixo que no vió castigar a ningun soldado por los excesos co-

metidos en la ciudad.

Al noveno dixo que seran como unas quarenta casas las que se han salva-

do del incendio las que se hallan situadas al pie del Castillo y se salva-

ron sin duda porque las ocuparon los aliados para su alojamiento. To-

do lo qual declaró por verdad baxo del juramento prestado en que se

afirmó, ratificó y no firmó por no saber; lo hizo su merced y en fe de

todo yo el Escribano = Iturbe = Ante mi José Elias de Legarda.

(Continuara.)

REVISTA

505

VASCONGADA

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA

EN EL

ASALTO

DE

POR LAS

TROPAS ALIADAS

SAN SEBASTIAN

(Continuación.)

MARTIN DE SAN MARTIN vecino de esta ciudad testigo presenta-

do y jurado siendo examinado al tenor del interrogatorio declaró como

sigue:

Al primero dixo que el deponente se hallaba en su casa en esta calle de la

Trinidad quando entraron los aliados el treinta y uno de Agosto últi-

mo y llegaron á esta calle á cosa de las dos y habiendose retirado lue-

go los Franceses empezaron a batir las Puertas y á tirar tiros y habien-

do abierto la Puerta de su casa entró un tropel de soldados aliados y

empezaron á saquear la casa y habiendole arrancado quanto tenia lle-

garon otros á pedir tambien dinero amenazandole de muerte ponien-

dole los fusiles al pecho hasta tanto que uno le disparó teniendo á un

Niño en los brazos en cuya vista huyó al texado donde permaneció

hasta que el hijo del testigo trajo un oficial Portugues y un capitan In-

gles gravemente herido á quien dió cama los quales echaron de la

Casa á los Soldados y habiendo puesto una guardia á la Puerta no hubo

ya desorden alguno en su casa pero notó que le había muy grande en

las vecindades pues desde su casa oía los lamentos y ayes de las muge-

res y de muchas personas que andaban corriendo por los texados y ha

oido que se cometieron muchas violencias y atrocidades pero como

lleva expuesto en casa del testigo desde una hora despues que entraron

hubo quietud tanto que se refugiaron muchas familias á la noche y al

día siguiente á dicha su casa que era respetada por la guardia que ha-

Testigo 26

506

EUSKAL-ERRIA

bia y por los muchos oficiales que se alojaron en ella por ser casa de

mucha capacidad y ser uno de los puntos abanzados situada al pie del

castillo y que ha quedado sin quemarse.

Al segundo dixo que no sabe quantas son las personas muertas pero por

el pronto recuerda del Presbitero D. Domingo de Goycoechea y de Vi-

cente Oyanarte los quales fueron muertos por los aliados al tiempo de

asomarse á victorearlos; y ha oido la particularidad de que habiendo la

muger de Vicente envuelto su cadaver en una Sábana entraron unos

soldados le hicieron desenvolver la Sábana y le registraron si tenia di-

nero. Que las personas heridas tiene noticia de la criada de la Señora

Viuda de Mendizabal su vecina quien despues de Violada fue herida

en un muslo y la tubo el declarante en su casa en ocho dias y al cabo

ha muerto á resultas de la herida: que entre ocho mugeres que reco-

gió el deponente casi moribundas á su casa por no haber tomado ali-

mento en tres dias habia una herida de un balazo.

Al tercero dixo que no habia fuego en el cuerpo de la ciudad quando en-

traron los aliados sino en las ruinas de las casas de la brecha de la Zu-

rriola que el deponente lo notó por primera vez la noche del dia del

asalto en el centro de la ciudad y que este fuego no pudo ser causado

por los franceses que desde las dos de la tarde se habian retirado ya to-

dos al castillo, sino por los aliados que eran ya dueños de toda la ciu-

dad.

Al quarto dixo que la noche del quatro de Septiembre vió á los aliados

dar fuego á las vecinas casas de Izquierdo Betbeder y Mendizabal y

otras que siguen a aquella cera: que noto que las de Betbeder e Iz-

quierdo fueron incendiadas por la primera habitacion y los altos sin que

hubiese fuego en las habitaciones intermedias y que estas dos casas

fueron abrasadas con una prontitud admirable de que infiere se val-

drian de algunos mixtos que por ser de noche no pudo conocer de qué

calidad eran ni tampoco si eran solos Portugueses e Ingleses los que

se empleaban en esta faena o si eran de las dos Naciones.

Al quinto dixo que ignora su contenido

Al sexto dixo que á los seis ó siete dias despues del asalto unos Portugue-

ses sin embargo de haber guardia en el frente y patio de la casa del

testigo se introduxeron con una escalera en la primera habitación y

entendidos con la Guardia del patio quisieron Sacar unos baules que

encontraron en un parage secreto y se los hubieran llevado sin duda

á no haber llamado á la otra guardia: que ha oido tambien que á la sa-

507

REVISTA VASCONGADA

lida é inmediaciones de la ciudad eran robados los que sacaban algunos

efectos.

Al septimo dixo que no ha visto ni oido que los Franceses desde que se

retiraron al castillo tirasen cosa alguna incendiaria á la ciudad

Al octavo dixo que no ha visto ni oido que ningun soldado aliado haya

sido castigado por los excesos cometidos en esta ciudad.

Al noveno dixo que no ha contado las casas que se han libertado del in-

cendio pero sabe que son pocas y las mas inclusa la en que habitaba

el testigo están situadas en esta Calle de la Trinidad al pie del Castillo.

TODO lo qual declaró por cierto baxo del juramento prestado en que

se afirmó ratificó y firmó asegurando ser de edad de quarenta y ocho

años y en fe de todo yo el Escribano = Iturbe = Martín de San Mar-

tín = Ante mi José Elías de Legarda.

(Continuará.)

223

REVISTA VASCONGADA

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA

EN EL

ASALTO

DE

POR LAS

TROPAS ALIADAS

SAN SEBASTIÁN

(Continuación)

DON MIGUEL BORNÉ testigo presentado y jurado siendo exami-

nado al tenor del interrogatorio declaró como sigue

Al primero dixo que el deponente salió el veinte y nueve de Junio de la

Plaza con toda su familia hallandose bloqueada por los Voluntarios de

Guipuzcoa: que primero pasó á Orio y luego á Lasarte: que por lo

tanto puede deponer como testigo de vista sobre la conducta que los

aliados observaron dentro de la ciudad con los vecinos aunque es voz

publica que fué la más atroz y horrorosa que puede explicarse: que

como el deponente tenia á su Madre dentro de la ciudad y tambien

tias y tio vino á la vista de la ciudad el dia del asalto y vio que á la

hora después que entraron en la Plaza, los aliados empezaron á salir

por la brecha un monton de ellos cargados de varios fardos de ropa ad-

virtiendo con el anteojo que los Franceses se hallaban en el extremo de

la ciudad por la parte de la Casa de Tastet sin retirarse aun al castillo

y disparando con el violento ázia la calle del Quartel quando salian los

soldados por la brecha cargados con lo que robaron: que el saqueo

duró aquella tarde y los días sucesivos entrando á robar hasta los Bri-

gaderos: que la mañana del primero de Setiembre quando oyó que la

gente salia de la ciudad se acercó á ella por ver si encontraba a su Ma-

dre tias y tio y vió un monton de habitantes que presentaban el espec-

táculo más lastimoso pues habia personas bien acomodadas que salian

descalzas y medio desnudas y especialmente mugeres golpeadas y mal-

tratadas. Que el dos a las diez y media de la mañana salieron su Ma-

Testigo 27.

224

EUSKAL-ERRIA

dre y tias enteramente desfiguradas y desarropadas y le dieron noticia

de habersele robado quanto tenían y de que su tio D. José Magra ha-

bía sido muerto por los aliados tirandole entre quatro de una Ventana

á la calle: que aquel día se retiro con su Madre y tias a Lasarte

Al segundo dixo que no sabe quantas son las personas muertas y

aunque ha oido hablar de muchas solaniente tiene presente a su tio

D. José Magra y al Presbítero D. Domingo de Goycoechea y de los

heridos recuerda de Juan Navarro v Pedro Cipitria que han muerto de

resultas

Al tercero dixo que el testigo estubo observando desde mucho antes del

asalto hasta las quatro y media de aquella tarde desde el caminito de

la casería de Chabardegui y vio que antes que entraron los aliados en

la Plaza no había fuego alguno en el cuerpo de la ciudad sino en los

maderos de la brecha de la Zurriola: y que el primer fuego que notó

el deponente fué á eso de las tres y media de la tarde hallandose ya los

Franceses en el castillo y lo observó ázia la calle Mayor y este fuego en

concepto del testigo fué dado por los aliados pues que estos eran due-

ños ya de toda la ciudad y los Franceses se hallaban retirados en el

castillo de donde mientras permaneció á la vista el testigo no tiraron

cosa alguna que pudiese incendiar a la ciudad.

Al quarto dixo que el día tres de Setiembre entró en la ciudad con ánimo

de salvar algunos efectos propios y de su Madre así como los papeles

de su administración y del Archivo del señor conde de Villa Alca-

zar cuyas haciendas administra; y habiendo llegado al palacio de di-

cho Conde situado en esta calle de la Trinidad frente al convento de

San Telmo vió que una partida de ocho Ingleses con un cabo entraban

rompiendo las Puertas de la Bodega de dicho Palacio y habiendo pe-

dido auxilio a un Comisario este gritó al cabo que le ayudase en d-

var los efectos que quería y habiendo vuelto a entrar vió que salían de

la segunda Bodega dos Ingleses y que había ya en ella un friego con-

siderable: que habiendo hecho observar al cabo de la partida este fue-

go repentino y suplicándole lo apagase dándole también a entender que

le gratificaría, se le encogió de hombros v no tomó providencia algu-

na, en cuya vista y de que el fuego se iba aumentando no se atrevió a

subir a las habitaciones altas y salió de la ciudad: que el quatro a la

mañana volvió a entrar y vió que todo el Palacio del Conde estaba ya

abrasado

Al quinto dixo que ignora su contenido

225

REVISTA VASCONGADA

Al sexto dixo que lo que sabe en este particular es que habiendo vuelto

Su Madre el día cinco á recoger algunos muebles y efectos que dejó

en casa de San Martín situada en la hilera de Casas que se han salvado

logró sacar tres fardos y un baul cuyo contenido á saber el de los tres

fardos solamente valía veinte onzas de oro y á luego que le dejo fuera

de la Plaza en el Glacis el oficial que le acompañó hasta aquel paraje

salieron dos Soladados Ingleses y Portugueses y la robaron los tres far-

dos: que su Madre imploro la proteccion de un oficial Ingles que se

hallaba cerca pero este no la hizo aprecio

Al septimo dixo que los Franceses á lo menos que lo notase el testigo no

tiraron sobre la ciudad desde que se retiraron al castillo bombas gra-

nadas ni ninguna cosa incendiaria.

Al octavo dixo que no vió ni ha oido que ninguno de los aliados haya

sido castigado por los excesos cometidos en esta ciudad

Al noveno dixo que son unas treinta y ocho a quarenta las casas que se

han salvado del incendio y que quasi todas se hallan situadas al pie del

castillo. Todo lo qual declaró por cierto baxo del juramento prestado

en que se afirmó ratificó y firmó despues de su merced asegurando ser

de edad de treinta y ocho años y en fe de todo yo el Escribano =

Iturbe= Juan Miguel de Borné. Ante mi José Elías de Legarda.

(Continuará.)

17

468

EUSKAL-ERRIA

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA

EN EL

ASALTO

DE

POR LAS

TROPAS ALIADAS

SAN SEBASTIÁN

(Continuación.)

Testigo 28

DON

JOAQUIN

MARIA

DE

JAUREGUI vecino de esta Ciudad

segundo oficial y actualmente encargado de la Administracion de la

Aduana de esta Plaza testigo presentado y jurado siendo examinado al

tenor del interrogatorio declaró como sigue

Al primero dixo que el Deponente no se halló dentro de la Plaza durante

el sitio que llegó a la vista de ella el dia del asalto a la tarde despues

que entraron los aliados dentro y notó que salian de dentro de la ciu-

dad un monton de Soldados cargados de efectos y que de otros mu-

chisimos de los campamentos inmediatos entraban en la ciudad y vol-

vian tambien cargados cuyo desorden duró tambien el dia siguiente y

los sucesivos en los que se mantubo tambien el testigo en las inmedia-

ciones y vió que tubieron parte en el Saqueo hasta los brigaderos y

Marineros de los transportes Ingleses Surtos en el Puerto de Pasages:

que el dia primero de Septiembre presenció la salida de muchisimos

habitantes de la ciudad que presentaban el espectáculo el más lastimoso

pues se veian personas acaudaladas sin ropas y medio desnudos Seño-

ritas con los pechos descubiertos y descalzas muchisimas estropeadas

y todas desfiguradas y atontadas con el duro trato que habian experi-

mentado de quienes oyó que la conducta de los aliados en la noche y

la tarde anterior habia sido la más cruel é inhumana en el que execu-

taron el robo el asesinato y la violacion de mugeres sin respetar la Ni-

ñez y la ancianidad; y que el desorden y la indisciplina duró en los

dias sucesivos

Al segundo dixo que no es facil fixar el número de los muertos por ha-

REVISTA VASCONGADA

469

llarse dispersas las familias de esta ciudad en varios Pueblos y porque

muchos de los muertos y heridos han quedado sepultados en las rui-

nas de las casas quemadas pero ha oido que los más conocidos son el

Presbitero D. Domingo de Goycoechea que fué muerto al tiempo que

salió a vitorear a los aliados, D. José Magra Sugeto de edad abanzada

que despues de acuchillado fue tirado de la Ventana, la muger de don

Manuel Biquendi, Vicente O yanarte, José Larrañaga hombre bien aco-

modado y que despues de robado fue muerto teniendo á un hijo suyo

de tierna edad en sus brazos, Felipe Plazaola, Bernardo Campos, la

Madre de D. Martin Abarizqueta, la Suegra de D. José de Echaniz José

Jeanora Martin Altuna y algunos otros que aunque ha oido no recuer-

da ahora: que los heridos que tiene presentes son D. Felipe Ventura

de Moro, Pedro Cipitria D. Juan Navarro que han muerto a resulta

de las heridas D. Claudio Droville, D. Pedro Ignacio de Mañera teso-

rero de la ciudad, D. Pedro José de Belderrain actual Regidor, doña

Luisa Zuinzarren muger de un Capitan del Regimiento de Guadalaxa-

ra prisionero en Francia y muchas mugeres que vió salir heridas con-

tusas el dia primero de Septiembre

Al tercero dixo que notó fuego en la ciudad hasta la madrugada del pri-

mero de Septiembre que vino de Ernani á donde se retiró a pasar la

noche la tarde anterior; que como no estaba dentro de la Plaza no

puede asegurar de propia ciencia quién causó este fuego pero según la

voz general de todos los que salían de la ciudad los aliados fueron los

que principiaron el incendio desde la casa de la Viuda de Soto o Eche-

verria en la calle Mayor esta voz comun y el de haber notado el testi-

go en los dias sucesivos que aparecia nuevo fuego en partes distintas

de la ciudad que no estaban en contacto unas con otras y lo que el

mismo testigo observó dentro le hacen creer que los aliados fueron los

que incendiaron la ciudad

Al quarto dixo que el dia seis o siete de Setiembre quando ya toda la ciu-

dad estaba abrasada permanecia ilesa y sin fuego en ninguna de las in-

mediaciones la hilera de casas que hay desde el quartel de San Roque

hasta la casa de Urdinola y al quarto de hora noto que ardia ya el

Quartel y desde el se iba comunicando progresivamente á las casas in-

mediatas con tal actividad que á poco rato que salió de la ciudad ob-

servó que tomó gran cuerpo el fuego y se quemaron para el dia si-

guiente ó inmediato todas las casas hasta la de Urdinola en la que el

dia diez encontró el mismo una caña hueca como de un palmo cargada

470

Al

Al

Al

Al

Al

EUSKAL-ERRIA

por dentro de algunos mixtos y barnizada por fuera con un baño de

resina ó alquitran; y como los aliados eran dueños hace dias de toda

la ciudad y los franceses no dispararon desde el castillo ningunos pro-

yectiles incendiarios ni bombas ni granadas infiere, á no poderlo dudar

que ellos fueron los causantes de este incendio

quinto dixo que ignora su contenido

sexto dixo que tiene oido que las personas que sacaban algunos efectos

de la ciudad eran robadas por los aliados á la salida é inmediaciones de

la Plaza y segun le aseguró D. José Vicente Echegaray de este comer-

cio le robaron un Relox de oro de Valor de nueve onzas fuera de la

ciudad. Que el mismo deponente vio que á los quince dias despues de

la rendición de la Plaza un Bergantin de guerra Ingles que fondeo el

diez de Setiembre robó el fierro de los Almacenes sacandolos de entre

escombros: llevó varias Anclas y cables se apodero de todas las Lan-

chas del muelle pertenecientes a particulares incluso el Bote de la

Aduana los numero y trato de llevarlas despues de componerlas y el

deponente tubo que reclamar el Bote de la Aduana señalado ya con el

numero 10. Que el veinte y cuatro del mismo mes vio que la tripula-

cion de una cañonera Inglesa que hoy esta en el Puerto robó Balcones

de fierro que habia entre escombros los quales fueron trasladados al

Bergantin ya citado: que vió tambien á la misma tripulacion yendo

con ella su comandante robar hasta los Candeleros dorados de madera

de San Vicente lo que pueden deponer varios que tambien lo vieron—

septimo dixo que el testigo no vio ni ha oido tampoco que los Fran-

ceses hubiesen tirado sobre la ciudad bombas granadas ni ninguna cosa

incendiaria desde que se retiraron al castillo

octavo dixo que el testigo no vio imponer castigo á ningun aliado por

los excesos cometidos en esta Ciudad y solamente ha oido que dieron

algunos palos á uno por los robos que cometió

noveno dixo que seran como unas quarenta las casas que se han salva-

do del incendio y que quasi todas estan situadas al pie del castillo.

TODO lo qual declaro por cierto baxo del juramento prestado en que

se afirmó, ratificó y firmó asegurando ser de edad de veinte y seis años

cumplidos y en fé de todo yo el Escribano = Itúrbe =Joaquín María

de Jauregui = Ante mi Jose Elias de Legarda.

(Continuará.)

EUSKAL-ERRIA

462

Información instruída en 1813

SOBRE LA

CONDUCTA OBSERVADA

EN EL

ASALTO

DE

POR LAS

TROPAS ALIADAS

SAN SEBASTIÁN

(Continuación.)

DON JOSÉ MARÍA DE EZEIZA vecino y del comercio de

esta Ciudad testigo presentado y jurado siendo examinado al

tenor del interrogatorio declaró como sigue:

Al primero dixo que se hallaba fuera de la Plaza el dia del asalto y

vio toda la accion desde el alto de Puyu y observó que los alia-

dos eran dueños ya de la Ciudad a las dos de la tarde del treinta

y uno de Agosto y que antes de las cuatro vio llegar á los últi-

mos Campamentos de aquellas inmediaciones Soldados cargados

de efectos robados en la Ciudad y siguieron llegando hasta la

noche en la que durmió en el Caserío de Aroztegui: que a la

mañana siguiente baxó ácia la ciudad y notó que seguia aun el

saqueo y reynaba tal licencia en la tropa que el mismo fué

acometido varias veces para robarle y perseguido con bayoneta

por un Portugues hasta muy cerca del caserio de Ayete donde

alojaba el General Graham: que al acercarse a la ciudad vio salir

un monton de familias de ella en tan lastimoso estado que era

Capaz de enternecer al corazón más duro pues casi todos pare-

cían cadáveres; muchos se veian medio desnudos otros aunque

bien acomodados de fortuna descalzos y desarropados; muchas

mugeres Sin Pañuelos en los pechos maltratadas contusas y

heridas y de todas estas Supo que la conducta de los aliados en

la noche y tarde anterior fué la mas atroz e inhumana que

puede explicarse pues mataron e hirieron á muchos y violaron

casi todas las mugeres sin perdonarala niñez y á la ancianidad:

Testigo 29

REVISTA VASCONGADA

463

que en casa del mismo testigo numero 441, calle de Esterlines

sucedió el caso mas atroz de que podra haber pocos exemplares

en la historia pues que segun le aseguraron quatro testigos pre-

senciales cuya veracidad conoce una muchacha de diez y ocho

años de muy buen parecer que se hallava refugiada en ella fue

violada en la cocina de la segunda habitación por un Soldado

Ingles y luego fué muerta por el mismo de un balazo: que mo-

ribunda y bañada en Sangre la pusieron sobre un colchon y

estando en este estado la quiso gozar otro Soldado y tomando

una manta y los soldados los calzones se tiró sobre ella a cuyo

tiempo llegaron Otros que le arrancaron de los brazos de la

moribunda: que el deponente quando entró en su casa el dia

tres halló el cadaver de esta muchacha en el Almacen en camisa

y cubierto de sangre, Que dicho dia primero viendo el desen-

freno de la tropa en todas las inmediaciones de la ciudad no se

atrevió ni sus compañeros á quedar á comer en el caserío de

Aroztegui como lo tenían proyectado y se retiró á Usurbil: que

extrañó mucho mas el mal trato que los aliados dieron a los

habitantes de San Sebastian al ver las demostraciones de afecto

y benevolencia con que trataron a los Prisioneros Franceses:

que poco después del asalto traxeron a las inmediaciones del

citado Caserio entre ellos á un Jeandarme Español aborrecido

por toda San Sebastian porque perseguia á sus vecinos por su

notoria adhesión á la causa Nacional y que notó con admiración

que no eran tratados con igual miramiento unos Voluntarios

Vizcaynos del Batallón del mando de D. Miguel Artola quienes

fueron hechos Prisioneros en una salida y cogidos por los In-

gleses en la Carcel donde se hallaban presos pues vió que á uno

de ellos el único que tenia mochila le despojaron de quanto

tenia en ella. Que en el saqueo tubieron parte los empleados

en las Brigadas, los Asistentes de los oficiales, los Soldados de

los campamentos inmediatos y hasta los Marineros de los trans-

portes Surtos en el Puerto de Pasages.

Al segundo dixo que ignora el número fixo de heridos y muertos

aunque ha oido nombrar a muchos y por el pronto recuerda

del Presbítero D. Domingo de Goycoechea estando victoreando

a los aliados, de D. José Miguel Madra, José Larrañaga, Felipe

Plazaola, Bernardo Campos, Vicente Oyanarte, y otras personas

464

EUSKAL-ERRIA

de que no hace memoria, los heridos D. Felipe Ventura Moro,

Juan Navarro, Pedro Cipitria que han muerto a resulta de las

heridas, D. Claudio Dreville, D. Pedro Ignacio de Olañeta

tesorero, D. Pedro José de Balderrain Regidor actual de la

Ciudad y segun notó al tiempo de la salida de la gente del

Pueblo era rara la muger que no estuviera golpeada y mal-

tratada.

Al tercero dixo que cuando entraron los aliados no habia fuego en

la Ciudad y desde el caserio donde estaban vió por primera vez

el fuego al anochecer del dia del asalto ázia el centro de la

ciudad el qual se fué aumentando durante la noche y aunque

el deponente no vió dar fuego a los aliados en su concepto

fueron ellos los incendiarios ya porque así lo aseguraron todos

los que salían de la ciudad, ya porque mucho antes que princi-

piase el fuego los Franceses se habian retirado al castillo de

donde no disparaban y no habiendo en el Pueblo mas que los

aliados y los habitantes no era regular que estos incendiasen sus

casas y finalmente porque notó al dia siguiente y el tres que

ardian Casas y calles distintas y separadas que no se pudieron

comunicar mutuamente el fuego.

Al quarto dixo que se remite á lo que ha contextado al Capítulo

precedente añadiendo que segun voz comun usaron de mixtos

los aliados para incendiar y lo que el deponente puede decir

que el fuego era de tanta actividad que habiendo encontrado al

Maestro Arregui en el antiguo distante un quarto de hora de la

ciudad con unos colchones que había sacado de su casa siguió

el testigo a paso tirado a la ciudad y quando llegó no solo estaba

quemada la casa de Arregui sino otras quatro contiguas y la del

deponente que era la quinta tenia ya el fuego por los altos. Que

esto sucedió el tres de Septiembre.

Al quinto dixo que ignoraba su contenido.

Al sexto dixo que ha oido decir generalmente que muchos eran

despojados a la salida é inmediaciones de la Plaza de los efectos

que salvaron y notó que por este miedo muchos tomaban

escolta y que tiene oído a D. Jose Vicente de Echegaray de

este comercio le robaron los aliados un relox de oro que valia

nueve onzas: que al septimo dia después del asalto unos Portu-

gueses que se hallaban alojados en la casa numero 228 que hoy

REVISTA VASCONGADA

465

existe propia de D. Ramon de Labroche robaron plata labrada y

varios cofres que estaban escondidos en un parage muy secreto

y succedio lo mismo en la inmediata casa. Que dias despues

de la rendicion del Castillo vió a los Portugueses alojados en la

Segunda habitacion de la casa de Labroche vió pesar y vender

en el Almacen de la misma casa la plata del servicio de la Pa-

rroquia de Santa M.a y entre ella un incensario. Que como el

deponente fixó su domicilio en esta ciudad desde el diez de

Septiembre vió que el quince un Bergantin Ingles de Guerra se

apoderó de varias anclas y cables pertenecientes a particulares y

al consulado así como de todas las Lanchas del muelle. Que el

veinte y quatro del mismo mes vio que la tripulacion de una

Cañonera Inglesa robo balcones de fierro y aun unos Candele-

ros de Madera de la Parroquia de San Vicente, Que el nombre

del Bergantin de Guerra es Racer. Que los organos de las dos

Parroquias fueron destrozados y robados sus Caños y trompe-

teria despues de la rendicion del castillo habiendo en ambas

guardia de Portugueses con oficiales. Que aun el diez y ocho de

Octubre tubo que oficiar el Ayuntamiento con el General Espa-

ñol comandante de esta Plaza para que impidiese el robo de

Balcones que executaban los Ingleses.

Al septimo dixo que no ha visto ni oido que los Franceses despues

que se retiraron al Castillo tirasen bombas granadas ni cosa al-

guna incendiaria sobre la Ciudad.

Al octavo dixo que no ha oido ni visto que ningun aliado fuese

castigado por los excesos cometidos en San Sebastian.

Al noveno dixo que seran como unas quarenta poco mas o menos

las casas que se han salvado del incendio y casi todas se hallan

situadas al pie del Castillo.

TODO lo cual declaró por verdad baxo del juramento prestado

y en ello se afirmó ratificó y firmó despues de su merced mani-

festando ser de edad de treinta y dos años cumplidos y en fe

de todo yo el Escribano=Iturbe=José María Ezeiza=Ante

mi José Elias de Legarda.

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